La verbena (Verbena officinalis) es una planta
sagrada asociada a rituales mágicos y al misticismo multisecular. Entre los
druidas (celtas) de Gran-Bretaña y Galia fue usada como planta mágica. En el
antiguo Egipto era usada en los altares y templos dedicados a la diosa Isis,
después transplantada a los rituales griegos y romanos, ahora consagrados a Juno (diosa
del matrimonio, reina de los dioses y esposa de Zeus/Júpiter) y Venus (diosa
del amor, protectora de las Gracias e hija de Júpiter y Dione). La verbena
también era usada en la purificación del agua destinada a los sacrificios y
rituales sagrados, después de ser bendecida por los sacerdotes. Consta que al
ser aplicada con el dedo indicador en las fuentes de la ciudad (o de los
pueblos), esa agua tiene el poder de aliviar los dolores de cabeza y todo
tipo de jaquecas. Cuando se lava la casa o las habitaciones con agua donde se
hayan colocado algunas ramas de verbena, puede esperarse que la suerte llegará
sin tardanza, y las buenas energias se harán presentes en esos hogares, ahuyentando
posibles problemas o trastornos, sobre todo aquellos ligados a asuntos
sexuales. Se dice que la verbena ahuyenta también de la casa pretensos rivales
amorosos y personas que desean inmiscuirse en asuntos particulares e íntimos.
En matrimonios con hijos, se recomienda colocar debajo del colchón o de la
almohada donde ellos duermen una bolsita con semillas de verbena mezcladas al
polvo de rosas rojas, porque así ellos se verán livres de malas influencias de
amigos o colegas.
La verbena
es una planta herbácea plurianual que crece de manera espontánea en terrenos
baldíos, linderas de caminos, taludes, cunetas, escombreras, etc, al abrigo de
los vientos. Florece entre junio y octubre, principalmente en climas templados,
en lugares cálidos, soleados y protegidos, repito, de vientos ciclónicos; es
bastante resistente a heladas. Requiere suelos arenosos, húmedos, bien
drenados, o terrenos calcáreos (caso de Prádanos de Ojeda) abonados con materia
orgánica. Su multiplicación se hace por semillas (semilleros adequados) y
preparados a finales de marzo o transplantados a mediados de mayo, seguido de un
riego sin encharcamiento. Esta planta no necesita de siembra directa en campo
abierto, pues su germinación es irregular (entre 14 y 28 días). También se
multiplica por esquejes
(injertos) caulinares de tallo tierno o maduro,
obtenidos durante el buen tiempo [finales de verano/otoño] y plantados a
mediados de mayo. Igualmente puede hacerse por estaquillado de raíces >
proceso de cortar la estaca y plantarla para su posterior enraizamiento,
también llamado de clonación. Cuando
la estaca es pequeña o retirada de fragmentos semileñosos de la planta recibe
el nombre de estaquilla (entre
8/10cm). Las sumidades florales se recogen a mediados de julio, pudiendo recogerlas
también a medida que se abren espontáneamente. En seguida deberán secarse rápidamente
en lugar sombrío con poca luz, buscando conservar el color característico de la
planta o en estufa entre 35 y 40ºC. Posteriormente a la desecación, la planta
pierde sus propiedades medicinales, por lo que deben consumirse en seguida las
partes más importantes, > las semillas, las sumidades florales y la raíz.
La
verbena es una planta amarga y astringente: cuando en infusión o macerada
estimula el apetito, la digestión, la secreción de jugos gástricos… Cuidados
deberán ser tomados para tomarla en pequeñas dosis. Es un excelente
estimulante de los intercambios metabólicos internos del organismo debido
a sus propiedades tónicas y restauradoras. Actúa también contra el agotamiento
nervioso y el insomnio, siendo un óptimo remedio para combatir el estrés y la
ansiedad. Especialmente alivia las jaquecas relacionadas con la menstruación y
efectos de la TPM. Es diurético, expectorante y se usa con bastante frecuencia
en casos de afecciones renales o hepáticas. Como aplicación externa, se usa en
gargarismos (tos, asma, bronquitis, resfriados, etc) y para curar erupciones
dérmicas. Desde tiempos remotos, la verbena es recomendada por sus efectos
medicinales, usada con bastante eficacia contra fiebres y cefaleas. Se dice que
los soldados romanos/legionarios llevaban tallos de verbena en sus alforjas
contra heridas e hinchazones de los pies. No cuesta recordar para los amantes
de mágicas severas que esta planta siempre fue utilizada en preparaciones de
filtros amorosos.
Los
manuales de plantas medicinales nos recuerdan algunos poderes más específicos
de la verbena; en ellos, incluso, se la denomina ‘lágrima de Isis’, ‘maldición
del diablo’ y ‘hierba sagrada’,> fueron las hojas de esta planta que tendrían cerrado
las heridas de Jesucristo cuando le retiraron de la cruz. Los efectos más
significativos de la verbena son:
1) astringentes, pues estriñe, retrasa el
curso del contenido intestinal y dificulta la evacuación. Por eso desde siempre
es usada contra diarreas y transtornos del aparato digestivo;
2) diuréticos favoreciendo la secreción de
orina;
3) estimulantes > estimula y activa
determinadas funciones del organismo;
4) expectorantes > expulsa las
secreciones pulmonares y alivia los trastornos respiratorios debidos a la tos,
asma, bronquitis y otros;
5) tónicos > devuelve el tono, la fuerza
a un determinado órgano o a todo el organismo en atonía muscular. En un estudio
on-line se hace un sumario de las
propiedades medicinales de la verbena. Llevando en cuenta los principios activos de la planta > citrina, emulsina, verbenalina, verbanalol y
taninos, entre otros, la verbena es recomendada por seus efectos: astringentes, afrodisíacos, analgésicos,
antiinflamatorios, antirreumáticos, calmantes, demulcientes, depurativos,
digestivos, diuréticos, espasmolíticos, estimulantes del apétito y del
intestino, febrífugos, hepatoprotectores, reductores de la frecuencia cardíaca,
sedantes y sudoríferos. Según ese estudio, la verbena sería indicada contra
afecciones de hígado y de los nervios,
aftas, ansiedad, asma, bronquitis, cálculos renales, mala digestión,
disminorrea, dispepsia, disturbios hepatobiliales, enfisema, espasmos
gastrointestinales, falta de apetito y leite en lactantes, fiebres, faringitis,
gangrenas, gastritis, insomnio, mala digestión, neuralgias, oftalmia, problemas
respiratorios, reumatismo, disturbios renales, úlceras pépticas, taquicardias,
entre muchos otros. Y aún más: como tópico y uso externo, la verbena resolvería
problemas de estomatitis, dolor de dientes, faringitis, heridas, furúnculos,
quemaduras, sinusitis, conjuntivitis y afecciones de la piel (erisipela,
eczemas, etc).
La
verbena, planta silvestre muy común en terrenos incultos o baldíos, de la
familia Verbenáceas, también conocida entre nosotros por el nombre sugestivo de
hierba-de-hierro, planta-de-la-suerte o de-los-hechizos, hierba-del-hígado, etc, posee hojas y flores pequeñas como la malva. Existe una especie
llamada verbena odorífera cuya infusión extremamente perfumada es muy apreciada
en todo el Mediterráneo. Siempre estuvo ligada a fuerzas sobrenaturales y
divinidades de diversos pueblos arianos; de ahí ser considerada una hierba o planta
sagrada. Es una herbácea vivaz y rústica/silvestre chegando a formar arbustos
de 0,60/0,90cm de altura. Aunque es originaria de la cuenca mediterránea,
actualmente es cultivada por toda Europa oriental y hasta en la China. En
tiempos del imperio Romano era descrita como planta aromática, usada en altares
y sacrificos sagrados. Se la usaba también en coronas de embajadores y personas
importantes. La recolección de las hojas se hace durante la estación del
crecimiento (julio y septiembre), pero son importantes también las sumidades
floridas y las raíces. En las infusiones y preparados basta colocar en una taza
de té una cucharita de hojas picadas y agua hirviente. Se deja en reposo y se
toma 2 veces al día antes de las comidas principales. Dicen los entendidos que
es un santo remedio; yo no lo sé. De cualquier forma me recuerdo de una frase
dicha por un cocinero italiano: en el uso de especias y hierbas aromáticas ‘se debe alargar el horizonte y despertar la imaginación’. Creo ser
una verdad gastronómica; por lo menos tratándose de la dieta mediterránea >
rica en fibras, gorduras monoinsaturadas, minerales, vitaminas, proteinas de
origen vegetal, carbohidratos y consumo de frutas, cereales y legumbres. En
realidad, la dieta mediterránea está
orientada (¡así se cree!) para un
régimen alimentar que ayude a prevenir algunos problemas de salud, tales como
la hipertensión, los elevados niveles de colesterol sanguíneo y las
enfermedades cardiovasculares. Y además, porque el mundo de los olores, de las
especias y de los condimentos, aumenta nuestro plazer gustativo con nuevos y
excitantes platos exóticos.
Caro lector, descúbrelos tu mismo, experiméntalos; delíciate con ellos en tus comidas principales. La salud en primero lugar. Como decimos en el Brasil, ‘la salud es lo que más interesa; al resto no le damos cualquier prisa’.
Caro lector, descúbrelos tu mismo, experiméntalos; delíciate con ellos en tus comidas principales. La salud en primero lugar. Como decimos en el Brasil, ‘la salud es lo que más interesa; al resto no le damos cualquier prisa’.
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