domingo, 22 de setembro de 2019

Un nuevo comienzo: los Libros Rojos de España (1)


                     En la Universidad de Salamanca (1569) -aquí fue profesor y catedrático-, Fray Luis de León participó en una comisión universitaria para debatir la posible reimpresión de la Biblia (=> sería una nueva traducción de las Sagradas Escrituras realizada directamente del hebreo). Entretanto, después de más de 100 (cien) juntas la cuestión derivó en luchas académicas entre diversas Órdenes religiosas, con graves enfrentamientos personales, descalificaciones, insultos y alusiones de todo tipo. Inclusive hubo una denuncia ante el Santo Oficio/Inquisición presentada contra Fray Luis de León (fraile agustino), Gaspar Grajal y Martín Martínez de Cantalapiedra (catedráticos y eminentes hebraístas). Frente a la recomendación de los hebraístas de una reimpresión por ser, según su delicada opinión, una interpretación más abierta y moderna a la ya establecida, León de Castro, profesor de griego y experto ‘acusador de judíos y judaizantes’ y abiertamente enemigo de todo aquello que tuviera que ver con los textos en hebreo, defendía junto con el bando dominico, que aquella tradución pervertiría el significado y sentido de las Sagradas Escrituras, tanto de la Septuaginta (versión griega) como de la Vulgata de San Jerónimo (versión latina), avaladas por el reciente concilio de Trento (1545-62). A la vista de que el tono de las amenazas se tornaba cada vez más real y evidente, Cantalapiedra escribió, poco antes de iniciarse el proceso (1572): ‘los tiempos andan peligrosos; cierto sería mejor andar al seguro y sapere ad sobrietatem’. No erraba en sus cálculos: a principios de aquel mismo año, los tres hebraístas fueron denunciados por León de Castro y Bartolomé de Medina (fraile dominico), resultando la denuncia en el encarcelamiento de aquellos tres religiosos en las cárceles del Santo Oficio o Inquisición. Se les acusaba de diez cargos en primera instancia, a los que se añadieron otros nuevos a lo largo de los cuatro años que duró el proceso, relacionados con la autoridad de la Vulgata, la posible tradución del Cantar de los Cantares al español (romance) y otras cuestiones de carácter teológico. Según la tradición, Fray Luis habría escrito desesperado por lo injusto del proceso en las paredes de las cárceles de Valladolid: ‘aquí la envidia y la mentira me tuvieron encerrado’. Una anécdota no demostrada, como tampoco lo es que escribiera allí parte de su obra literaria, pues ni era el lugar propicio, ya que no gozaba de ánimo ni de material (papel y tinta), ni tenía tiempo para escribir algo más allá de los largos memoriales de argumentación teológica en los que defendió su inocencia.
               
Los tres grandes teólogos ‘salmantinos’ serían finalmente absueltos en 1576 y, al menos en el caso de Fray Luis de León, la experiencia durante el proceso reforzó sus convicciones. No así para Cantalapiedra, que abandonó su actividad universitaria y se retiró de la vida académica, ni para Gaspar de Grajal, que murió en la prisión un año antes de cerrarse el proceso. En cuanto a Fray Luis, que ya había tenido otro roce brusco con el Santo Oficio/Inquisición en el pasado, se creció en sus réplicas tanto como para ganarse una llamada a la moderación en la misma sentencia que le absolvió: ‘el dicho Fray Luis de León sea absuelto de la instancia de este juicio y en la sala de la audiencia sea reprendido y advertido que de aquí en adelante mire cómo y adonde trata cosas y materias de la cualidad y peligro que las que de este proceso resultan y tenga en ellas mucha moderación y prudencia como conviene para que cese todo escándalo y ocasión de errores, y que se recoja el cuaderno del Cantar de los Cantares traducido en romance'. Al fin, libre de las acusaciones se reintegró a la Universidad de Salamanca, que había guardado excesivo silencio durante el proceso, en una cátedra extraordinaria de Teología diseñada para que explicase teología escolástica. En este sentido, la tradición castellana pone en sus labios la frase ‘como decíamos ayer’ (=> ‘dicebamus hesterna die’) al retornar a su cátedra. Palabras que han pasado a la historia como la reafirmación de una mente libre, honesta y resistente al viento y a las mareas, aunque resulta dudoso que pronunciara semejante frase, sin duda cautivante y generosa, dado lo tardío de su documentación (hasta el siglo XVIII no se menciona que la dijera), y que ni siquiera volvió a la misma cátedra, en aquel momento ocupada por otro profesor. Aparte de que se pasaron varios meses hasta que la justicia aclaró qué estudios y qué aula debía asumir.
                 El historiador Manuel Fernández Álvarez, en su obra «Fray Luis de León. Historia, Humanismo y Letras», comenta: ‘aunque no haya pruebas concluyentes de que dijera aquella frase histórica, no se puede rechazarse de plano que la pronunciara o una similar, pues Fray Luis sabía que todo el Estudio, y aun toda Salamanca, estaba pendiente de cuál sería su primera intervención, una vez recuperada su cátedra’. Sea cierto o no, también Miguel de Unamuno, según la tradición popular de la Universidad de Salamanca, pronunció las mismas palabras en su primera clase allí tras ser restituido como rector tras la dictadura de Primo de Rivera. En 1578, Fray Luis de León pasó a ocupar la cátedra de Filosofía Moral, en la Facultad de Artes y, finalmente, logró la cátedra de Sagrada Escritura imponiéndose por delante del dominico Fray Domingo de Guzmán (dominico), hijo del famoso Garcilaso de la Vega. Por fin, Fray Luis de León (religioso agustino) murió el 23 de agosto de 1591, en el Convento de San Agustín de Madrigal de las Altas Torres/Ávila, no sin antes haber recibido una suave amonestación del Inquisidor General, cardenal e arzobispo de Toledo, Gaspar de Quiroga: ‘le amonesta benigna y caritativamente que de aquí en adelante se abstenga de decir ni defender pública y secretamente las proposiciones que parece haber dicho y defendido’. De cualquier forma, la poesía y la prosa ocuparon la obra literaria de Fray Luis de León, entre cuyos textos está una de las cumbres del Renacimiento español, es decir, su magnífica obra literaria De los nombres de Cristo (1583). Entre otras labores, Fray Luis ejerció como editor y crítico textual de obras hebreas y, en su admiración hacia la Madre Teresa de Jesús (santa), colaboró en una recopilación de sus obras. Todo ello bajo la atenta mirada de la Inquisición, que volvió a reprender al fraile agustino en 1582. A raíz de un debate con el jesuita Prudencio de Montemayor sobre la libertad humana, fue denunciado nuevamente ante la Inquisición, aunque esta vez sin otra consecuencia que una suave amonestación del Inquisidor General, como dejamos dicho.
         
                   Pues bien, parafraseando a Fray Luis de León por quien siento una verdadera y enorme admiración tanto literaria como religiosa y congregacional, yo también diré, al retomar y completar mi particularísimo blogger sobre "Mi Pueblo – Prádanos de Ojeda" (2014), donde deseo delinear y refundir las cosas buenas, bonitas y baratas, en relación a la flora y fauna que mi tierra natal posee en abundancia y con gran profusión de especies. Al igual que Fray Luis de León también yo me dirijo a mis nuevos ‘alumnos’ (soy maestro y profesor de Geografía e Historia en Rio de Janeiro/Brasil) con aquella frase histórica y retumbante: ‘como decíamos ayer’, carísimos paisanos y conterráneos pradanenses, nuestro pueblo, así como las demás feligresías de La Ojeda, deben ser y aparecer en la Historia de España, pues es tierra palentina, tierra sagrada e valiente, en razón de su pasado glorioso, distante pero siempre altanero como canta el renombrado Himno de Palencia: nuestro pueblo nunca dejará de ser ‘grande, humilde y altivo’ como siempre fue la capital palentina. He aquí mi primer 'post':              

                         Los Libros Rojos de España


            Iniciemos nuestro estudio después de constatar una fecha importante: a partir de la Eco-1992, o sea, la conservación de la biodiversidad se ha convertido en una prioridad mundial, junto con la utilización sostenible de los componentes y la participación justa y equitativa de todos sus beneficios. Hoy en día, la conservación de la diversidad biológica es un componente fundamental del desarrollo sostenible.

              El Inventario Nacional de Hábitats y Taxones, del Ministerio de Medio Ambiente en España, desea contribuir a la conservación de su biodiversidad, actualizando la distribución y estado de conservación de las especies y hábitats presentes en territorio español. Como defendía Gonçalves Crespo, profesor catedrático de la Universidad de Lisboa, ‘no se puede tolerar que algunos de los sectores de nuestras sociedades más prósperas evoquen hipócritamente el pretexto de la simple subsistencia, utilizándolo en exclusivo provecho propio, destruyendo de forma acelerada y, a menudo, irreversible el patrimonio natural de nuestro Planeta’. Estas palabras son aplicables a la fauna rica y diversificada, y aun relativamente bien conservada, de la península Ibérica, y de modo muy particular a nuestro pueblo. De hecho, la fauna peninsular ibérica presenta una amplia diversidad debido en gran parte a su posición geográfica, entre el Atlántico y el Mediterráneo, entre África y Europa, así como también a la enorme diversidad de hábitats y biotipos, en consecuencia, de los diferentes climas y regiones dominantes en la península Ibérica. Algunas especies autóctonas se extendieron por todo el mundo ej.: el conejo silvestre (Oryctolagos cuniculus), animal que según el parecer de escritores greco-romanos tendría dado nombre a España. En la península Ibérica es posible encontrar, aún en nuestros días, algunas especies ya desaparecidas en otras regiones de Europa. Esto se debe, sin duda alguna, a tres motivos importantes: en primero lugar, nuestro país es considerado históricamente un territorio escasamente poblado, si le comparamos con otros países tipo Alemania, Italia, Reino Unido etc, todos ellos curiosamente mucho menores en área geográfica que España. En segundo lugar, porque la península Ibérica desarrolló una industrialización tardía, lo que hizo con que el declive de numerosas especies y la extinción de algunas otras haya sido un fenómeno documentado a lo largo del siglo XX. Y no olvidemos, en tercer lugar, que la gran cantidad de especies presentes en la península Ibérica se debe a la influencia y pervivencia de la fauna africana que es, en verdad, un ‘puerto’ de partida y de llegada de las corrientes migratorias entre Europa y África. España es un puente y lugar de descanso o largo paso entre los dos continentes. Además, nuestros archipiélagos son ricos en endemismos provenientes de sus islas, islotes y roquedales, atlánticos y mediterráneos (Canarias y Baleares). Entretanto, es necesario no confundir los dos términos: la fauna norteafricana es muy diferente de la fauna ibérica. Aquellos territorios españoles transfretanos (ciudades autónomas de Melilla y Ceuta, y demás islas o islotes de sus archipiélagos), a pesar de la reducida extensión suponen un simple sumatorio a la fauna española. Durante la época del llamado Protectorado Español en Marruecos (1913-1956), se recolectaron importantes números de especies museológicas, aunque no formasen parte de su área de distribución.
               Por otro lado, después de intensos trabajos (1992), se realizó una nueva publicación de los vertebrados españoles por medio de un Libro Rojo, en que se efectuó el repaso de las diferentes especies de la fauna ibérica: mamíferos, aves, reptiles, anfibios y peces según el grado de amenaza en que se encontraban en aquel periodo (1986 y 1992), así como los principales peligros y alternativas a su supervivencia real y efectiva en territorio español. En aquel entonces, los estudiosos y autores más destacados, estimaron que ‘el estado de los vertebrados en España es mejor que en otros países europeos’ (¡?), pero al igual que en diferentes lugares del continente, muchos están en franca regresión. El otro rasgo eminentemente español -los numerosos endemismos- se explica por causa de su posición geográfica entre África y Europa, por su configuración peninsular, por sus islas, por su papel como refugio glaciar durante el pleistoceno etc, protocolando un patrimonio genético de la fauna española, en muchas ocasiones única e irrepetible. Si llevamos en cuenta la distribución y grado de amenazas que rondan nuestros vertebrados, podemos decir que los mayores peligros de extinción están entre los mamíferos y peces; la mitad de esos animales se clasifican como ‘casi amenazados’. El otro aspecto relevante de nuestra fauna es el deterioro de los endemismos y especies autóctonas debido al cruce o impacto de especies introducidas ej.: el cangrejo de río en Castilla y León. De 118 especies de mamíferos provenientes de la fauna española, el 10% son endémicas o sub-endémicas. Los mayores peligros, entretanto, están en las barreras creadas por las infraestructuras (carreteras, embalses etc) que dificultan los desplazamientos de todas esas especies faunísticas y, con frecuencia, son víctimas de atropellos y accidentes, sobre todo en autovías y carreteras en todo el territorio nacional. Sabemos también que algunas especies tienen problemas específicos ej.: la nutria se ve amenazada por la canalización y contaminación de los ríos y acequias. Los murciélagos se ven extremamente perjudicados por los tratamientos anti-xilófagos realizados en sus refugios naturales o artificiales (desvanes, edificaciones y minas antiguas). La cabra montesa sufrió una grave epidemia de sarna debida a la gran concentración de sus poblaciones en un reducido espacio, así como los gatos monteses y lobos ibéricos, por su posible hibridación con razas domésticas. Los Libros Rojos protocolan la mayoría de los mamíferos dentro de la categoría de Especies Protegidas por Ley. Actualmente (2014), se están llevando a cabo diversos Planes de Protección y Recuperación de varios mamíferos emblemáticos de nuestro país ej.: el lince ibérico, la foca monje, el oso pardo, el desmán ibérico etc, creando reservas y centros de cría en cautiverio, o colaborando en proyectos de restauración de los hábitats específicos de determinadas especies en peligro de extinción, o clasificadas como ‘casi amenazadas’ de extinción. Otras alternativas importantes son la creación de refugios fluviales o artificiales en áreas de repoblamiento forestal y corredores de dispersión para especies que viven en hábitats muy restringidos y delimitados por motivos diversos.
          Las especies de anfibios y reptiles de la península Ibérica tienen una representación mucho menor que los mamíferos y las aves (estas son representadas por 368 taxones). La canalización de ríos y arroyos y la eliminación de fuentes, alfaguaras y manantiales, así como la destrucción de humedales y comercio ilegal de la avifauna, son causas infelizmente bastante frecuentes de la regresión de estas poblaciones. Algunas especies de tortugas, por ejemplo, con áreas de distribución restringidas, se encuentran amenazadas concretamente por la expansión indiscriminada de un urbanismo desordenado y ‘tendencioso’. Muchos anfibios y reptiles se ven afectados por los cambios agrícolas tradicionales; las desecaciones masivas de pequeños charcos y quema de setos alteran irreversiblemente los hábitats de todos esos animales. En el caso de los reptiles otra amenaza, aún no suficientemente cuantificada, son los numerosos atropellos ocurridos en carreteras y vías expresas de comunicación en todo el país. Para la supervivencia de tantas especies en peligro de extinción son necesarios proyectos y planes de recuperación y/o protección ej.: en las provincias de Murcia y Almería existe un proyecto para salvar a la tortuga mora. Otra medida sería limitar las visitas y acceso de turistas a los hábitats naturales donde viven diferentes especies protegidas en sus áreas de nidificación, o incluirlas en catálogos de especies amenazadas ej.: el galápago europeo, una especie protegida en Andalucía. Las aves son los grupos de vertebrados con mayor número de especies en el país. Muchos de ellos son afectados por amenazas y peligros de diferentes categorías, sobre todo las esteparias muy dependientes de la alteración de sus hábitats naturales de secano cerealista para tierras de regadío. Aves típicas de humedales se ven sujetas a las sequías, a los cambios de regímenes hídricos por el desvío del agua para regadíos agrícolas o urbano-industriales, por vertidos contaminantes o por extracciones de áridos, desecaciones para cultivos agrícolas , así como las aves insectívoras se ven afectadas también por el uso masivo de pesticidas y agro-tóxicos en escala local o regional.
                  Una vez más, el Libro Rojo de las Aves de España (2004) tuvo por objetivo evaluar el estado de conservación de la avifauna española (identificando las especies amenazada) peninsular, los archipiélagos (Canarias y Baleares) y las dos ciudades autónomas (Melilla y Ceuta), enclavadas en el Norte de África. El hecho geográfico de la península Ibérica limitarse al norte con Francia y el mar Cantábrico, al este y sureste con el mar Mediterráneo y al oeste y suroeste con Portugal y el océano Atlántico, además de su enorme extensión territorial con más de medio millón de quilómetros cuadrados, exactos 505.992km², hacen de nuestro país un lugar estratégico en las migraciones avícolas entre Europa y África. Su posición geográfica la convierte en una de las rutas migratorias de aves más importantes del mundo animal y un refugio faunístico para muchísimas aves de paso; su cercanía con África influye considerablemente en la avifauna ibérica donde son encontradas especies típicamente africanas. No podemos dejar de considerar un facto biogeográfico de la mayor relevancia, donde prevalecen influencias de dos regiones extraordinarias desde el punto de vista ambiental y ornitológico: la región mediterránea y la eurosiberiana (cordillera Cantábrica y Pirenaica). La influencia mediterránea se deja sentir a través de los cinco pisos bioclimáticos; en siglas específicas: termo, meso, supra, oro y crio-mediterráneo, una vez que la influencia eurosiberiana aparece con cuatro pisos bioclimáticos; colino, montano, subalpino y alpino.
                España sirve de puente entre varios mundos biogeográficos que tornan su paisaje sumamente variado y complejo en el contexto europeo. Por eso, todos los ornitólogos nacionales y extranjeros piensan o coinciden unánimemente en una cosa: la diversidad ambiental de España no sólo se debe a su posición geográfica peninsular, sino también a su orografía (las diferentes altitudes de sus montañas) tienen todo a ver con esta riqueza faunística española. Una curiosidad que pocos estudiantes de Geografía saben al respecto de nuestro territorio peninsular: España es el 2º país de Europa con mayor promedio de altitud (20% de sus tierras tienen altitudes por encima de los 1.000m). En el norte se sitúan las dos cadenas orográficas más altas de la península (Cantábrica y Pirineos); en el centro otros dos sistemas de montañas dividen la península Ibérica en el sentido este/oeste (Central e Ibérico); y en el sur el sistema Bético y la sierra de Alcaraz suponen una nueva barrera en el camino migratorio de las aves europeas en dirección al continente africano. Aún podemos enumerar otras montañas de menor rango, pero importantes como corredores utilizados por aves migratorias en sus movimientos norte/sur ej.: el dorsal gallego, las cordilleras catalanas, los montes de Toledo, la sierra Morena, además de las grandes depresiones fluviales como el Ebro, el Duero, el Guadiana, el Guadalquibir etc, todos ellos grandes espacios que delimitan y dan forma a otros corredores considerados llanos en el mundo de las aves. Esta heterogeneidad de hábitats y relieves, además de su excelente posición geográfica, hacen de España un lugar privilegiado para la avifauna europea y, por no decir con absoluta certidumbre, también asiática. Los dos archipiélagos (Baleares y Canarias), con una superficie de 7.490km², son considerados Áreas de Aves Endémicas por el EBA (Endemic Bird Area), aunque el relieve y, consecuentemente, los hábitats dependan de cada isla o grupo de islotes y roquedales.
       
Para quien no se siente muy atraído por el mundo avícola, podemos afianzar que el Libro Rojo del cual estamos hablando es la continuación de los esfuerzos anteriores en la clasificación de los vertebrados e invertebrados españoles ante el riesgo de su extinción inminente. Ya en 1986, el entonces ICONA -Instituto para la Conservación de la Naturaleza (fundado en 1971) > un organismo administrativo para el estudio y actuación en la conservación de la naturaleza en España (reemplazó al preexistente Dirección General de Montes); desapareció en 1991, siendo asumidas sus funciones por el Ministerio de Medio Ambiente y de Medio Rural y Marino. Adscrito al Ministerio de la Agricultura, durante su funcionamiento (dicen las malas lenguas) ‘jugó un papel controvertido en la conservación de los espacios naturales’ (¡?). En 2000 pasó a depender administrativamente del Ministerio de Ciencia y Tecnología. Pero sin entrar en muchos detalles polémicos, la sigla ICONA marcó mi juventud, y fue sin cualquier denuesto el primer registro público y la figura de mayor protección para los montes españoles, pues consagró la planificación de los recursos naturales como instrumento básico de ordenación y gestión de los Espacios Naturales Protegidos (ENP) y en la mayoría de los espacios declarados como tales (Parques Regionales y Reservas Naturales). Hoy, existe un avance muy grande tanto cualitativo como cuantitativo en la protección de los espacios naturales, gracias a la aplicación de las Directivas europeas que imponen, con rigurosos criterios técnicos referidos a la presencia de hábitats y especies, la obligación de designar las áreas necesarias para constituir la red comunitaria de conservación > la Red Natura 2000. Aunque controvertido, ICONA se integró comunitariamente, al menos en Castilla y León, a los planos de protección a los espacios naturales de nuestros montes y bosques. Cualquier niño o adolescente en mi pueblo, sabía de la existencia de ICONA y siempre con sentido positivo. Hoy en día, la protección de la naturaleza es uno de los temas que más preocupan a las sociedades actuales en el mundo entero debido al gran deterioro que se observa en los espacios naturales y la alarmante disminución de la biodiversidad. Los seres humanos vienen transformando la superficie del planeta Tierra desde miles de años, ejerciendo grandes presiones sobre los ecosistemas llegando a desembocar en la pérdida irreparable de muchos de ellos. La preocupación por el estado de conservación de todos esos espacios biológicos, fuentes de innúmeros recursos naturales, materias primas y otros servicios ambientales, han motivado la creación de herramientas para su protección, gestión y conservación de tanta riqueza, indispensables para los seres humanos de nuestra generación y de otras futuras generaciones a camino. Todo esto se manifiesta y es preocupación constante desde la Primera Conferencia para la Protección de la Naturaleza, realizada en Berna (1913), hasta la Cumbre de Rio/92 y Rio+20/2012, donde se renovaron los avances políticos de conservación en los diferentes países no sólo de Europa como del mundo entero. Entre las figuras de protección y las reuniones internacionales para proteger a la Naturaleza vienen surgiendo instituciones que trabajan en defensa del Medio Ambiente, como la UINC - Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (fundada en 1948), con el objetivo de crear una extensa red de espacios protegidos y biodiversidad en escala mundial.


A cada año crece más y más la influencia de la UINC. En realidad, ella es universal, pues moviliza entidades y personas entre las cuales humildemente estoy yo, y con mucho placer y sintonía con el concepto de ‘desarrollo sostenible’ que siempre inculqué a mis alumnos como profesor de Geografía Física y Humana. En Europa, por ejemplo, se firmó el tratado de Ámsterdam (1992), un paso al frente del tratado de Maastricht (1992), cuando de forma explícita se consideró el desarrollo sostenible como un objetivo fundamental de todos los Estados miembros de la Unión Europea, incluso de España. La conservación y protección de la biodiversidad requiere antes de todo un conocimiento previo sobre la distribución de los hábitats y de las especies silvestres, y también es necesario llegar a conocer su estado de conservación y la evolución en el tiempo de sus poblaciones, las áreas más específicas o relevantes para asegurar su necesaria supervivencia y prever la actualización de nuevos estudios científicos, informaciones y experiencias ej.: decisiva y ejemplar fue la ayuda de los científicos de la Estación Biológica Doñana/Huelva. Así, desde la adhesión de España a la Unión Europea (1986) se han producido grandes cambios en el paisaje y en los ambientes naturales de nuestro país. Y aunque la incorporación a Europa conllevó substanciales avances en la legislación ambiental, las infraestructuras, principalmente autopistas, carreteras, trenes de alta velocidad, embalses, tendidos eléctricos, aerogeneradores etc, han traído consigo un incremento notable en la transformación de los hábitats de las aves. Los cambios de uso agrícola, incentivados por las subvenciones de la Política Agraria Común/PAC, han acarreado mudanzas profundas en la fisionomía de nuestros campos (roturación de barbechos y eriales, forestación de tierras agrícolas y parameras, proceso de concentración parcelaria, abandono de prácticas ganaderas etc). Y no olvidemos que el impacto turístico, sobre todo en ambientes costeros, ha sido muy grande e intensivo para los hábitats de aves migratorias en España. Hasta la propia UINC, en vista de la amplia repercusión y seguimiento de sus criterios en la elaboración de listas rojas y libros rojos en los diferentes países del mundo, ha reconocido la necesidad de que los criterios puedan aplicarse igualmente a escala regional o local. Bajo los auspicios de la UINC se creó un Grupo de Trabajo de Aplicación Regional en España (2001) y se publicaron las directrices de su utilización puramente regional. Por la primera vez en la historia se ha contado con algunas directrices consistentes a la hora de aplicar los criterios de la UINC española. Después de estas aplicaciones y criterios el conocimiento sobre el estado y evolución de la avifauna ibérica ha sido bastante notable, así como el número de ornitólogos (cada un en su ámbito de actuación) ha contribuido para que se tenga una mayor información al respecto de este asunto tan intrigante y complejo. Hoy, literalmente, existen cientos de estudios e informes en España, que permanecen inéditos sobre la situación de las aves en la península Ibérica. Sin embargo, y a pesar de todo, la información útil y rigurosa es sorprendentemente escasa, como nos afirma el trabajo del Libro Rojo de Aves de España (2004). El mayor avance y grado de precisión en los censos y seguimientos de la avifauna española, está en pleno desarrollo aún en nuestros días. Aunque sea un número relativamente bajo de especies, y por lo general las más emblemáticas.
            
Al aplicar de forma consistente los criterios de la UINC para evaluar un taxón (sea en escala global o regional) hay una mayor o menor probabilidad de que él pueda extinguirse. Los objetivos de cualquier trabajo al respecto deben llevar en consideración los siguientes presupuestos:

       (1) es necesario identificar y clasificar los taxones de aves que utilizan el territorio español en el momento de su ciclo vital en función de su mayor o menor riesgo de extinción. Por eso, documentar el conocimiento básico de las evaluaciones realizadas independientemente de su resultado es algo que no se puede dejar para más tarde;


     (2) es preciso identificar los tipos de amenazas, así como también las medidas de conservación indispensables para mejorar el estado de conservación de la avifauna amenazada y/o casi-amenazada. Una mayor información sobre taxones cuyo estado de conservación es indeterminado proporciona la posibilidad de que su situación pueda ser esclarecida, así como también puede ofrecer a las instituciones gubernamentales y ONGs afines herramientas de control, lo que facilita y actualiza el sistema de catalogación en escala nacional o regional. Y con todas las implicaciones legales que pueda conllevar ej.: infracciones, delitos y gestión de las especies con problemas de conservación;


     (3) es importante aclarar el resultado de las evaluaciones, pues una vez corregido el riesgo de extinción a nivel nacional o regional se podrán establecer prioridades de conservación del taxón o de la avifauna cuestionada. En este caso, el simple conocimiento del riesgo de extinción ya es una herramienta útil. Aunque no sea el único aspecto a ser considerado ya que importa llevar en cuenta otros aspectos como la situación del taxón a escala global o regional, y la población mundial que se hace presente en aquella región individualizada. De cualquier forma, debe quedar bien nítida la valoración del riesgo de extinción de la avifauna en cuestión. Esta valoración es uno de los tres pilares fundamentales para establecer prioridades de conservación, junto con la situación global o regional de los taxones en estudio y la población mundial que está presente en aquella región.

Nenhum comentário:

Postar um comentário