Caro amigo on-line: creo te habrá pasado a ti
algo parecido. De niño, siempre pensé
que pardal y gorrión, al menos en mi pueblo, fuesen pájaros diferentes y, por
lo tanto, substantivos con significado diverso y no sinónimos como señala el diccionario
español. Pero creo que esto ocurría (¡no
sé se aún acontece en Prádanos!) porque las personas (o niños, en nuestro caso) confundían el
gorrión común con el pardillo común (Carduelis
cannabina), este último un pájaro paseriforme y fringílido, lo que comporta
dos características importantes e inconfundibles en dichas especies: como paseriforme forma parte del mayor número
de aves del mundo, con más de 5.700 especies identificadas. Los paseriformes ocupan
el 2º lugar entre los vertebrados después de los peces: su éxito evolutivo se
debe a diversas adaptaciones al medio ambiente, tanto se llevamos en cuenta su
capacidad de posarse en los árboles y la utilidad de sus cantos melódicos, como
la complejidad, inteligencia y diversidad en la fabricación de sus nidos. Y
como fringílido es un ave que se
alimenta de simientes y, por eso, su pico es fuerte y cónico (en algunas
especies, también largo), y un vuelo determinado o específico, basado en
ondulaciones evolutivas. Suelen anidar en árboles de bosques abiertos y en
arbustos de diferentes tamaños y bastante enmarañados. La mayor parte de estas aves son canoras,
y casi todas habitan en el hemisferio
norte; en menor número también son encontradas en África y Sudamérica. A estas dos familias pertenecen los conocidos pardillos, jilgueros, verdecillos, pinzones… Son sociales fuera de
la época de cría, migran y se alimentan de semillas y granos (generalmente en bandadas) que parten o descascarillan
con el pico; en el verano su comida preferida son los insectos. El nido, en
forma de cesto o taza, lo construyen en árboles o arbustos; raramente en el
suelo. Su plumaje es abigarrado, con alas de 9 plumas rameras, y la cola, con 12
plumas timoneras.
Existe un adagio en el Brasil (traído de
Portugal) que reza, en traducción libre: ‘ya
se sabe: el primer maíz es para los
pardales’ con el significado de no desanimar delante de la primera
dificultad, pues otras oportunidades aparecerán; en realidad, cualquier adagio
tiene múltiples acepciones o interpretaciones. En esta frase, los pardales son vistos como pájaros apresados, 'peseteros' y
oportunistas, pues son casi siempre los
primeros a atacar y robar los granos del maizal, no dando ocasión a otras aves
de mayores recursos. Ciertamente, estos últimos encontrarán tiempos más
tranquilos y duraderos, en tanto los primeros ya se habrán alimentado con los
peores granos del ‘maicero’. En el diccionario español de referencias populares,
el término pardal puede significar
dos cosas: hombre paleto, pueblerino, palurdo
etc; o con una traducción aún menos noble: bellaco,
pícaro, aprovechador, chupón… Así, los pardales
humanos son aquellas personas que quieren sacar provecho de los demás, y
son tremendamente egoístas y gananciosas. Sobre los pardales humanos existen algunos refranes interesantes. Vean estos
más chocarreros: ‘monjas, frailes y
pardales, son malas aves’ = alusión a los tiempos en que los frailes y
monjas pedían limosnas de casa en casa. O este: ‘todos los pájaros comen trigo, y ¿la culpa es de los pardales?’. Y
este otro: ‘llámame pardal (o
gorrión), y échame trigo’. La
moraleja es de fácil identificación… Y este aún más interesante: ‘no me crié en un verano, como los pardales
(o gorriones)’. Y otro: ‘dos pardales (gorriones) en una espiga, hacen mala miga’. O sea,
en casi todos estos dichos del pueblo el término gorrión y pardal son
usados con el mismo significado. Queremos decir entonces con toda claridad:
gorriones y pardales tanto en sentido literal como figurado, son las mismas aves o personas. Sin embargo,
mucha gente no sabe de esta sinonimia aviar. En realidad, el nombre genérico pardal es dado a todos los pajaritos de
la familia paseriforme, principalmente del género passer y petronia…
Varios autores declinan el nombre pardal debido
a su empleo secundario y malsonante entre el pueblo inculto, con significados nada alagüeños…
Aquí hablaremos de tres subespecies más conocidas en nuestros pueblos o
ciudades de menor expresión, aunque los pardales o gorriones se encuentran en
toda parte. Como dije anteriormente, en España, se aniquilan unos 20 millones de
estorninos pintos por año, ‘hermanos’ de sangre de los pardales o gorriones de las
comarcas palentinas. Comencemos por el pardillo
común, origen de esa pequeña confusión
entre pardales y gorriones. Sin embargo, debe quedar claro para todos nuestros
lectores: el término pardal es un
nombre genérico dado a los pajaritos de los paséridos = géneros passer y petronia, lo que viene a decir aves cosmopolitas
adaptables a las zonas urbanizadas y a la convivencia con el hombre. Todos
ellos se alimentan de simientes e insectos, y están distribuidos por todos los
continentes; actualmente es el ave con mayor distribución geográfica del mundo.
(1) el pardillo común (Carduelis cannabina):
Es un pájaro delgado de cola larga, con
los flancos parduscos, la nuca de color
blanquecino y el pico totalmente gris. El macho, en el verano, presenta variados
colores. Por ejemplo, tiene la cabeza y el pecho rojos. Ya las hembras y los
juveniles no tienen el color rojo en el pecho, sino simplemente blanco apagado
y lustroso. El canto es una mezcla de piados imitando el famoso ‘tsuuiit’ y trinos rápidos y estridentes.
Frecuentan campos abiertos con densos matorrales donde se esconden, hacen sus
nidos y crían 4 a 6 polluelos; también se les ve en el litoral mediterráneo y
en ciénagas salinas como en la Laguna de la Nava/Palencia. A veces, aparecen a
centenas de kilómetros dentro de los mares que circundan a Europa, Asia y norte
de África/Oriente Medio. Suelen volar en grandes bandadas fuera de la época de
la reproducción, mezclados con otros fringílidos como el pardillo piquigualdo (Carduelis flavirostris) = un pájaro
parcialmente residente, ya que nidifica en el norte de Europa y migra hacia el
sur, atravesando todo el Asia central. Esta subespecie suele procrear en áreas
desarboladas de algunas turberas
(áreas pantanosas ricas en carbón natural), pero igual a los otros ‘familiares’
nidifica en densos matorrales. Ya el pardillo común debe su nombre científico a
las plantaciones de cáñamo cuya simiente estos pajaritos aprecian mucho (¡?).
Llama nuestra atención su persistente trinado, siendo uno de los pájaros
favoritos y más reverenciados de jaula en muchos lugares de España. Como leí en
un blog alternativo –encontrar materia más compacta resulta difícil-, el
pardillo común cuando se encuentra en el campo abierto es un pájaro cantarín,
posado en arbustos o setos, y suele cantar asimismo en su vuelo ondulante. Los
pardillos cantan también en ‘coro’,
pues son aves muy gregarias y, con relativa frecuencia, forman pequeñas
colonias. Junto con otros fringílidos forman bandos que se desplazan por los
campos en busca de alimento. Ya en la época de cría prefieren lugares con
vegetación arbustiva baja, donde anidan y crían sus polluelos. Las hembras
construyen el nido con hierbas y lo forran de musgo mezclado a pelo y lana,
normalmente cerca del suelo en un arbusto. Como en otras especies, los pollitos
son alimentados por ambos padres. Vuelan a los 12 días; suelen tener 2 o 3
crías al año.
Por lo general, nidifican en
aulagares, brezales y otros matorrales, incluso buscan refugio en contornos
semi-pelados de las medias y altas montañas, como ocurre con frecuencia en la
Montaña Palentina, muy cerca de nuestro pueblo. En todos esos lugares, hacen el
nido aquí y allí donde crecen plantas ralas como en los páramos de Boedo/Ojeda
y en los brezales de Prádanos de Ojeda; también se le ve en grandes jardines y
en parques urbanos. El cuco común (Cuculus
canorus) = ave cosmopolita probablemente originaria de las regiones
tropicales del Viejo Mundo, y actualmente residente en la península Ibérica,
islas Baleares y norte de África, pone sus huevos en los nidos del pardillo.
Ocasionalmente, la hembra del cuco tira del nido de otras pequeñas aves
insectívoras más o menos la mitad de los huevos de la otra especie y los
completa con los de su propia nidada. Al nacer los polluelos del cuco se
deshacen de los huevos o pollitos del ave parasitada, en nuestro caso el
pardillo común. La naturaleza es perfecta: si hay más de 2 crías de cuco,
pelean entre si y la más fuerte tira a la otra del nido; así solo quedará un
polluelo para ser alimentado. Los padres alimentan al pollo hasta verlo crecido
más del doble de su tamaño; enseguida, se va y busca su independencia volando
en las redondeces del nido. Siendo un ave solitaria y teniendo dos
características que le hacen singular (su inconfundibles cu-cu y la postura de huevos en nidos ajenos), se mezcla con el
pardillo común porque busca zonas boscosas y de abundante vegetación, campos de
cultivo y lugares abiertos con orlas arboladas en las cercanías, precisamente
los lugares preferidos de anidación del pardillo común peninsular.
El pardillo común es del tamaño del
jilguero, o sea, mide entre 0,14 y 0,16cm de longitud, siendo uno de los
fringílidos más abundantes de nuestros campos. Se distribuye por toda
Europa, siendo su status sedentario y
pasible de ser encontrado en todo tipo de hábitat (matorrales, bosques abiertos,
parques periurbanos, saladares, cultivos, y en algunas zonas peninsulares como
en la región de Murcia en cualquier punto de su geografía, desde la huerta y el
litoral mediterráneo hasta la alta montaña de los Revolcadores; también se le ve en eriales. Forma bandos con las
otras especies de los fringílidos para buscar alimento y defenderse mejor de
los depredadores. En la temporada de la reproducción forma parejas, rompiendo
entonces los bandos. Los machos cantan desde posaderos próximos al nido,
emitiendo sus característicos gorjeos; normalmente exhiben la coloración roja
en el pecho y en la cabeza, ahuecando las alas tintadas y dejando la cola
abierta para mostrar las rectrices blancas. Se alimenta de las plantas
indebidamente llamadas ‘hierbas malas’ ej.: las crucíferas (brócoli, mostaza,
rábanos, coliflor etc), entre otras, encontradas principalmente en barbechos,
eriales o en los bordes de caminos, cultivos y sotobosques. Aunque se trata de
un pájaro abundante en toda la península Ibérica, se desconocen las
fluctuaciones de su población, y ya casi llegó a desaparecer en décadas
anteriores. Está permitida su captura como ave de jaula, con los permisos y
licencias correspondientes. Muchos entendidos dicen que su canto no es tan
atractivo como el de otras aves, siendo más procurado por sus colores realmente
extraordinarios.
(2) el jilguero (Carduelis carduelis),
También conocido en nuestros pueblos
como colorín, es una especie
ampliamente distribuida por toda Europa, desde la península Escandinava hasta
el norte de África. En la península Ibérica es un pájaro muy abundante y
procurado por los aficionados en aves de jaula. Es una especie parcialmente
migratoria, pues las poblaciones migran para el sur y zonas mediterráneas:
estas mismas aves migradoras pueden ser sedentarias, erráticas y pasar el
Mediterráneo en dirección al norte de África. Las migraciones ocurren durante
el día, generalmente en bandadas. En España se le considera asimismo ave
migradora parcial, pues proviene de la Europa central, y sus poblaciones
suelen desplazarse hacia el norte de África, a través de una espectacular
concentración otoñal en el estrecho de Gibraltar, siendo el más abundante
fringílido a unirse a los migradores norteños. En Cádiz se han visto altísimas
densidades de jilgueros (65 aves/ha). El jilguero es un pequeño granívoro que se alimenta de semillas de
girasol y cardos, cereales e insectos sobre todo en la estación de cría. Y
desde tiempos antiguos es criado en cautiverio debido a su canto alegre y
melodioso, compuesto de trinos parecidos a los del canario belga, aunque con
toque asilvestrado (¡?). Normalmente cría dos veces al año (a veces tres,
aunque raramente), con puestas de 5/6 huevos de color blanco con motas rojizas.
La incubación perdura entre 12 y 13 días: en este periodo el macho alimenta a
la pareja en el nido, construido exclusivamente por la hembra en las horquillas
de las ramas más altas de los árboles o arbustos; tiene forma de taza o copa.
Los polluelos de jilguero son nidícolas
y abandonan el nido a los 15 días, alcanzando el plumaje definitivo en el
otoño.
Macho y hembra son muy parecidos,
aunque observados de cerca el macho presenta un pequeño dimorfismo sexual, con
mayor coloración roja en las mejillas y las plumillas nasales un poco más
oscuras. Pero es inconfundible en relación a otras especies, debido a su cabeza
tricolor y conspicua coloración de las alas. Probablemente, estos jilgueros actuales
provienen de la especie C. citrinella,
en la época en que el Mediterráneo era un conjunto de charcos salinos con mayor
o menor profundidad. El hábitat preferido del jilguero es normalmente las
lindes del bosque, sotos, campiñas, zonas agrícolas, huertos frutales, además de
parques y jardines de los centros urbanos. Siente verdadera adoración por zonas
herbáceas donde crecen los cardos (su alimento más sabroso). Es un ave que
siente atracción por ambientes calurosos, disminuyendo la población a medida
que se asciende en latitud. Pero se le ha visto en los Alpes suizos (2.400m),
en los Pirineos catalanes (2.000m) y en la sierra Nevada (1.850m). Su
predilección por cardos y centaureas
(otras variedades de cardos), explicaría la alta concentración de jilgueros en
vegas, olivares y cortijos (o dehesas) que les aportan árboles donde construyen
sus nidos, así como se multiplican en terrenos despejados en busca de comida
variada. En invierno también frecuentan yermos o páramos y zonas abiertas mismo
sin arbolado o matorral para esconderse y huir de los depredadores.
En un blog específico, y muy bien
detallado, pude encontrar material bastante para conseguir describir esta
bellísima ave de nuestros campos y tierras de roturo. Por lo general, las
medidas del jilguero (C. carduelis)
son las siguientes: presenta habitualmente 0,12/0,13(5) cm de longitud por
0,21/0,25(5) cm de envergadura y 14/19gr de peso. Suele vivir unos 8/10 años en
cautiverio; en libertad vive mucho menos (2 o 3 años), pues sus depredadores
son muchos. La máscara escarlata ocupa toda la cara – su rasgo inconfundible,
llamado gorrete o diadema-, desde la
frente hasta la parte superior de la garganta. El pico (también muy
característico) es cónico, alargado, agudo y de color blanco apagado,
terminando en punta negruzca. Alrededor del pico y de los ojos tiene una línea
negra, del mismo color que su cabeza y nuca. Un collar blanco separa su
occipucio negro. Es muy llamativo y esbelto; todos le reconocen. Muchos
ornitólogos le juzgan el más bonito de los pájaros, así como el ruiseñor es el
de mejor cantor melodioso entre las aves paseriformes. La espalda y los flancos
son generalmente castaños o de tonos muy variados que hacen de este pájaro una
maravilla de la naturaleza. Algunos jilgueros poseen manchas blancas en las rectrices
exteriores de los flancos, y no sólo en las dos últimas denominadas ‘habas’, que hacen de él un jilguero real, y son los mejores en el
canto. Sus patas son brunáceas
(negras) y las uñas oscuras. Dijimos que las diferencias entre machos y hembras
son prácticamente inexistentes, pero nuestro amigo bloguero dice (no sé si con
razón o sin razón): ‘la distinción entre
machos y hembras no es difícil cuando tienen el plumaje completo. El macho
posee en general colores más vivos y brillantes que la hembra. La careta [o gorrete] del macho es de un rojo carmesí más intenso
y más extenso, y pasa casi siempre por detrás de los ojos, mientras que en la
hembra está al nivel del borde posterior, y más a menudo ni llega hasta él’.
Las bridas del macho –pelos o plumas alrededor del pico y de los ojos- son de
color negro azabache, ya en la hembra son normalmente más claros. Otra
característica del jilguero visto en Castilla es su pico cónico, largo y
puntiagudo, de color blanco rosado con punta oscura.
La alimentación del jilguero es
eminentemente vegetal, pero también incluye en su dieta una parte importante de
insectos, más abundantes en la época de la reproducción. A los jilgueros les gustan
sobremanera las semillas del cardo, del negrillo, del alpiste, de la perilla-cañamones etc, y casi siempre picotean las frutas, así como todo tipo de
plantas silvestres. Por causa de la estructura del pico están aptos a comer
preferentemente las plantas compuestas
(especialmente los cardos espinosos), y también el diente de león, el cardillo,
el senecio vulgaris y otras plantas de especies similares ej.: centauria,
stellaria, etc. Igualmente comen todo tipo de simientes y brotes de plantas y
árboles que picotean hasta el final del invierno como olmos, abedules, bétulas (avellanos)…
En la época de la reproducción, dan a las crías insectos que les sirven como de
suplemento proteico en su desarrollo; en cautividad se les aporta algún bloque
de mineral y huesos (el calcio les es muy necesario) tanto para desgastarles y
afilarles los picos como para ayudarles en el tránsito intestinal. Una de los
mayores espectáculos de los jilgueros es el cortejo de los machos muy difícil
de ser observado por ser de carácter agresivo y fácilmente irritable y
nervioso. Las peleas entre los machos (incluso entre macho y hembra) son frecuentes
y se realizan en pleno vuelo ‘realmente
de forma espectacular y acompañadas de su típica voz regañante’. Los machos
aparejados se acercan al posadero de la hembra y adoptan una curiosa postura, ‘abombando el lomo y girando a derecha e
izquierda mientras extienden ora una ala ora la otra, probablemente tratando de
que el color amarillo de las plumas se destaque aún más y extendiendo la cola
para que las alubias blancas de las rectrices sean también visibles’. Las
hembras acompañan estas demonstraciones de los machos girando el cuerpo de un
lado y a otro haciendo lo que se convencionó llamar abanico
amoroso del jilguero. Y si todo ocurre conforme deseado la mancha negra del
pico muda de color en cuanto su canto es cada vez más fuerte y alto. De
inmediato, la hembra empezará a recoger ramitas, plumas, hojitas y hierbas para
hacer el nido. En cautividad entran más rápidamente en celo: con la llegada de
la primavera es conveniente procurar ortigas, cardos y dientes de león (ricos
en vitamina ADE3) para machos y hembras.
Parágrafo aparte merece el canto del
jilguero, algo fenomenal y maravilloso, según dicen los entendidos. En enero el
canto es ocasional, pero en febrero cada vez con mayor fuerza y durante toda la
primavera se escucha aquel tsuit-ui-ui,
o como prefieren otros un itliu-ii,
una cantoría dialogante entre macho y hembra. En agosto/septiembre cesan el
canto, pero en octubre le recomienzan + una combinación de notas
musicales y gorjeos, junto con silbidos melodiosos y alguna nota raspante que
no todos intercalan, pues los jilgueros se muestran agresivos entre ellos
mismos, reproduciendo un desairado o regañante, como prefieran los lectores, onomatopéyico
igerrr, conforme nos revela nuestro
informante realmente versado en jilgueros. Él hace descripciones detalladísimas
de algunas especificidades propias de esta especie que no vi en ninguna de mis
fuentes de consulta. No sé el nombre del autor, pero desde aquí rindo homenaje
a su versatilidad jilguera.
Otra lectura interesante del jilguero
es su búsqueda de alimento, pues viajan a distancias considerables en un solo
día. Aunque a veces un simple campo de rastrojo
les entretiene durante muchas horas.
La necesidad de beber y bañarse también es otra obligación del jilguero, por lo general de mañana o al atardecer.
Durante la época de cría frecuenta la campiña arbolada, huertos con árboles
frutales, parques y jardines urbanos, sotobosques e incluso pueblos y ciudades
de menor porte. A partir de agosto, las bandadas se reúnen en terrenos despejados,
montes bajos, rastrojos y cultivos, y zonas abiertas donde busca por las
cercanías charcos, arroyos y ríos. Normalmente los jilgueros viven en parejas
pero solo durante el día; en pocas ocasiones se les ve formando pequeños
bandos; son aves gregarias, y las bandadas pueden estar formadas por centenas o
millares de aves de la misma especie. Habitualmente come en el suelo o sobre
plantas parásitas o en los arbustos = a veces usa su pico largo para extraer
las semillas de cardos y otras plantas compuestas. Cuando está en el suelo camina
a saltos, postura erguida y la cola bien pegada al suelo; en los árboles y
arbustos prefiere los lugares más altos como posaderos. El jilguero vuela con
rapidez y potencia, según asegura nuestro bloguero: en los vuelos cortos se
parece a la mariposa en su revoloteo; ya en distancias grandes vuela en
ondulaciones que los ornitólogos llaman ‘vuelo
danzante’. Los jilgueros son extremamente bulliciosos y su voz y canto
gutural les identifica inmediatamente. De cualquier forma, su dieta debe ser balanceada, además de proporcionarle
un baño diario con el agua a temperatura ambiente, evitando corrientes de aire;
les gusta tomar el sol… De otro lado, podemos decir que el jilguero de nuestros
pueblos, o sea, aquel que vive y se reproduce en la península Ibérica posee
costumbres un poco diferentes, y es más pequeño que el europeo, llamados en
Castilla de cabezones, debido
precisamente al tamaño de su cabeza, pico y alas. El jilguero ibérico tiene
coloración diferente del europeo. El rojo es más vivo, y posee colores más
contrastantes con el blanco y negro de las mejillas; el pico es más corto y
fino, más parecido con la especie británica, ésta sí más oscura y menos rojiza. Por
temperamento, el jilguero europeo es también más agresivo y canta mucho peor
que el nuestro: la voz es menos ‘líquida’ y musical y ‘rasca’ (en sentido de
áspero) más veces; el jilguero de nuestros prados o campos es más dulce y
sonoro. En cautiverio se han creado grandes variedades de mutaciones, además de
híbridismos con otras especies de pájaros mixtos.
3 - el verderón común (Carduelis chloris);
Es un pájaro cantor de la familia
de los fringílidos como el pinzón, especies muy abundantes en la península
Ibérica. Su gorjeo es muy articulado e intercala algunas notas típicas del
llamado chi-ri-ri , sobre todo cuando están en bandos; en estas ocasiones
su canto muda para el famoso chuiit
en tonos más elevados, producidos por una inspiración forzada; imita el canto
de otras aves. El verderón común es del tamaño del gorrión, o sea, mide entre 0,13 y 0,15cm de longitud y entre
0,21 y 0,26cm de envergadura. Es rechoncho, con un pico corto y cónico poderoso, con el cual abre semillas
grandes y duras, generalmente cuando ya se desprendieron de la espiga. También
devora semillas y brotes de árboles (olmos, tilos y fresnos), así como bayas de
zarzas y escaramujos; en el verano, busca insectos, arañas, escarabajos… Ataca
árboles frutales aunque no como plaga, pero en el otoño ‘pasa’ limpiando viñedos
y frutales ya maduros. El verderón suporta los rigores del invierno y busca
comida sin cualquier problema. Como las aves congéneres, prefiere zonas de
vegetación escasa y poco densa como pinares y robledales, su hábitat original.
Es encontrado asimismo en parques y jardines, granjas y casas campestres, y en
el verano forma grandes bandadas que merodean los campos de cultivo y silos
agrícolas en busca de semillas silvestres y granos caídos. Cría en arboledas y
arbustos de zonas habitadas (parques, jardines, huertos, cipreses de
cementerios, bosquecillos e hileras de árboles del ámbito rural). Anida en
grupo y suele construir el nido en setos y arbustos verdes con raicillas finas,
musgo y lana. La postura es de 4/6 huevos en colores blanco sucio y azul verdoso
con manchas coloridas. Sólo la hembra cuida de la incubación, pero el macho
ayuda en la alimentación, y permanece inmóvil en un posadero cercano,
vigilante. Enseguida, los dos se unen para criar los polluelos, regurgitando insectos
y semillas aplastadas. Éstos permanecen junto a los padres, formando un grupo
familiar muy unido. Terminada la época de cría se reúnen en bandadas y vuelan
erráticamente a través de bosques, campos, páramos (estepas) y cultivares.
Los verderones se han
adaptado a la vida en zonas urbanizadas, principalmente en la época de
reproducción cuando permanecen acantonados en parques y jardines, malezas y
huertas próximas a las poblaciones agrícolas. En países europeos, han aumentado
considerablemente debido a la abundancia de alimento, sobre todo semillas y
cacahuetes, arrojados por transeúntes; en esos momentos se reúnen en ruidosos
grupos en busca de comida. Son por tanto aves sociables en todo tiempo y
tienden a criar en pequeñas colonias, sirviéndose de los arbustos, zarzas y
brezales adyacentes. En el invierno suelen abandonar los arbustos para buscar
comida en los rastrojos y eriales mezclándose a otros fringílidos y escribanos.
El verderón posee un extenso vocabulario de sonidos y gritos que incluyen el canto nasal ‘suip’ igual al grito del canario belga, y el largo grito cuando
levantan vuelo, intercalando en sus cantos notas de un revoltijo gorjeante. De
cualquier manera, es un pájaro ’enjaulado’ por el hombre desde tiempos
inmemoriales debido a su poderoso canto, siendo por eso uno de los fringílidos
más abundantes y extendidos de la península Ibérica, junto con el pardillo, el
jilguero y el verdecillo. Es una especie tan extendida que podemos encontrarle
prácticamente en cualquier parte de nuestra geografía, desde los pequeños
bosquecillos a eriales y páramos, tierras de labor, parques y jardines de toda
España, huertos o cementerios, sitios comunes en los cuales no falta nunca. Se
reproduce en la primavera, y en el verano podemos encontrar sus nidos con
pollos situados en alguna confiera o frutal de pueblos agrícolas. En
cautividad, el verderón posee varias mutaciones tipo canario, pudiendo escoger
la que más guste, pero se debe cuidar de que las jaulas tengan medidas
razonables porque el verderón no acepta espacios reducidos: las jaulas deberán
tener, por lo menos, entre 1 y 1,20m; en otros espacios se torna agresivo, los
machos devoran los huevos, las hembras ponen fuera del nido, acontecen peleas
entre la pareja; la jaula debe estar en lugar bien iluminado. La alimentación
también debe ser balanceada con semillas, un buen complejo vitamínico y a
menudo fruta o verdura, además de agua fresca y limpieza de jaula.
El verderón es sedentario, salvo
las poblaciones europeas más septentrionales, pues éstas emigran todos los
años. En España es también ave sedentaria y de paso, como nidificante en toda
la península Ibérica e islas Baleares. Una buena cantidad de aves extranjeras
provenientes de otros países europeos pasan el invierno en España, donde crían
en lindes de bosques, setos, parques y jardines, y hasta en medio de pueblos y
ciudades = aquí acude con frecuencia a los ‘comederos’. En realidad, el
verderón junto con el carbonero son los huéspedes más frecuentes en los
comederos de parques, jardines y ventanas. Son molestos con las otras aves, y
no vuelan de un lado para otro como sus congéneres. Ocupan los comederos hasta
saciarse, no tolerando a otros vecinos a quienes expulsan mediante una posición
amenazadora típica, o sea, se dirigen al recién llegado con el pico abierto,
las alas cerradas (algo alzadas) y la cola ligeramente abierta cuando éste se
aproxima; el color amarillo parece acentuar el efecto amenazador. Un detalle
curioso: el verderón es dominante en lo comederos sobre las otras aves canoras,
y su agresividad se dirige igualmente hacia sus congéneres, aunque sólo aparece
en la época fría o cuando se une a los pinzones. Ante especies familiares, si
existir una distancia razonable, convive amigablemente según el día, la
estación y la oferta de alimentos. Los estorninos pintos y las golondrinas no
posan junto a los verderones, temiendo su pico poderoso; se mantienen próximos a
los seres humanos. El reclamo en vuelo del verderón es un trino de sonidos duros algo parecido como
gui-gui-gui; los juveniles volanderos
reclaman comida infatigablemente con un djuij
inquieto y saltador. El canto más se parece a una serie de trinos y voces en
escala ascendiente, recordando un poco al canto del canario. Tal vez hasta más
sonoro, y escuchado a mayor distancia; lo
hace desde el posadero o en vuelo tipo murciélago.
Por fin, diré que el verderón hace honor a su nombre, pues su plumaje se
destaca por variados y ricos colores verdes oliváceos. Llaman nuestra atención
las bandas amarillas en el borde de las alas y parte superior de la cola, así
como su pico que es de apariencia robusta; la hembra posee colores más apagados
que el macho. Es ave discreta, pero se atreve a visitar los comederos, áreas
recreativas y lugares frecuentados por el hombre en busca de comida, cuando
escasean las semillas de árboles y arbustos. No ultrapasa los 1.200m de
altitud. En otoño e invierno es posible verlo asociado a gorriones y pardillos
comunes. La UINC le considera especie
catalogada de interés especial; puede vivir hasta 3 años. En la actualidad,
al menos en las regiones del Levante y Murcia ‘no presenta ningún grado de amenaza’. Es una especie capturada por
los llamados silvestristas, como ave de
canto, aunque monótono y de trinos parecidos al canario belga, con sonidos
estridentes, escuchados a gran distancia. Sin embargo, el uso de herbicidas y
plaguicidas tanto en los cultivos intensivos como en los tradicionales, ha
hecho disminuir la diversidad de plantas conocidas como ‘malas hierbas’ y la
cantidad de semillas, sustento de numerosas especies de aves, insectos, pequeños
mamíferos y otros. Según nos cuentan los ornitólogos de la huerta murciana,
hasta hace poco tiempo era una especie muy abundante, pero su número ha
descendido a la par que la huerta tradicional se ha desplazado hacia jardines y
parques urbanos. Se le ve con frecuencia en pinares y zonas de cultivo,
matorrales etc, pero las temperaturas extremas y las lluvias intensas ocurridas
en 2012, han perjudicado mucho a esta especie. La Eurostat (oficina de estadística) les considera ‘aves fundamentales para conocer el estado de
conservación de un territorio, ya que son muy sensibles a cualquier cambio [atmosférico].
En realidad, son indicadores del grado de bienestar y desarrollo de cada estado de
la UE’. Infelizmente, 2012 no ha sido un bueno año para la reproducción de
las pequeñas aves más comunes, como el verderón común y el jilguero etc. En ornitología
se suele decir: ‘para proteger nuestras
aves hay que mirar fuera, por donde ellas pasan’. Y la zona africana del
Sahel, repleta de humedales que sirven de refugio a las aves migrantes, este
año ha sido un desastre: ‘hubo mucha
sequía, hambrunas, y en esta situación la caza se torna más extensiva’. La
región está sufriendo cambios enormes en los últimos decenios no sólo en la distribución
de los migrantes europeos en África, sino también en la dinámica de las
poblaciones de cada país. Esta realidad puede explicar el declive de 15
especies estudiadas, entre ellas el pardillo, el jilguero y el verderón,
nuestro mejores y más famosos ‘pardales’…
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