terça-feira, 1 de outubro de 2013

Prádanos de Ojeda > nuestros animales silvestres es (2)


                                                     
          El Libro Rojo de Aves de España (2004) – un sustitutivo actualizado del Libro Rojo de los Vertebrados (1992)- comienza no sé si con un delicado o enérgico ‘es motivo de orgullo presentar este nuevo Libro…’. En realidad, cualquier servicio a favor del medio ambiente tiene que ser, debe ser un ‘motivo de orgullo’ para todos los españoles, pues a lo largo de las últimas décadas poco o nada se ha hecho para conservar la flora y la fauna de nuestro país, principalmente en lo que dice respecto a la avifauna y sus numerosas especies amenazadas por ‘cazadores irresponsables’ y agricultores alienados, sin una pizca de educación ambiental. El objetivo único de aquellos turistas (cazadores) de media pataca es divertirse a costa de nuestros animales silvestres amenazados de extinción, entre los cuales ya se incluyen el lince, el oso pardo, el lobo ibérico, el águila real etc. (animales de gran porte), pero existen otros muchos de pequeño porte o mismo casi imperceptibles corriendo el mismo riesgo; los agricultores dicen defender el pan de cada día… Desde aquellos años más de 100 taxones > poblaciones de organismos clasificables en familia, género y especie jerárquicamente divididos, así como en geografía política hablamos en país, provincia y municipio. Pues bien: España posee 100 taxones (especies y subespecies) catalogados en alguna de las tres categorías de amenaza, una cifra que supone una ¼ de los 400 considerados en el estudio, además de otros 32 taxones en la categoría casi-amenaza. Las causas son siempre las mismas: el proceso de intensificación agrícola y ganadera, el indeseado abandono rural en muchos lugares de España, los tendidos eléctricos y el crecimiento desordenado de todo tipo de infraestructura. Son claras y evidentes amenazas que se ciernen sobre humedales y ciénagas (lagunas pantanosas) de gran importancia para las aves, por ejemplo, debidos también a las enfermedades humanas y a la pérdida de su hábitat natural por la acción indiscriminada e irresponsable del hombre: sobre todo la caza intempestiva, insostenible, ilegal y sin control, por parte de las autoridades gubernamentales aunque veamos de vez en cuando algún guarda forestal.      
        Todos decimos abiertamente que es preciso poner un coto a tanta barbarie cuando vemos numerosos animales silvestres desaparecidos en nuestros poblados. En muchos lugares, estos animales no se ven más en los montes o rastrojos como antiguamente. Yo, personalmente, vi en Prádanos de Ojeda un lobo ibérico cuando fui niño. Muchos han desaparecido: así es necesario revertir las amenazas identificadas y tomar medidas drásticas al alcance de todos los ciudadanos para que el riesgo de extinción de los animales silvestres y aves (terrestres o acuáticas) disminuya a lo largo del tiempo. Antes de todo, porque España es un territorio peninsular y posee dos archipiélagos y dos ciudades autónomas enclavadas en el norte de África. Sin duda, su posición geográfica la convierte en una de las principales rotas inmigratorias de aves, además de su cercanía con el continente africano, lo que influye decisivamente en la avifauna ibérica. El aspecto biogeográfico influenciado por el Mediterráneo y la región eurosiberiana delimitan nada menos que 09 pisos bioclimáticos: España está situada entre dos mundos que  hacen de su paisaje un conjunto faunístico variado y complejo. Esta diversidad ambiental tiene a ver con su localización geográfica, pero también con su orografía > 25% de su territorio está por encima de los 1000m de altitud. Las montañas y cordilleras costeras delimitan grandes espacios llanos (mesetas norte y sur) y depresiones producidas por sus numerosos ríos. Toda esta heterogeneidad de hábitats y relieves geográficos hacen de España un lugar privilegiado para los animales silvestres, principalmente para la avifauna inmigratoria.    
          La incorporación de España a la Unión Europea conllevó substanciales avances y cambios en la legislación ambiental ej.: la protección de hábitats y especies amenazadas, pero también trajo un aumento desordenado y tal vez exagerado de infraestructura (autopistas, trenes de alta velocidad, embalses, aerogeneradores, tendidos eléctricos, roturación de barbechos y eriales, forestación de tierras agrícolas y parameras etc.), cuya realidad transformadora repercutió en la mudanza de    hábitats de los animales silvestres y aves (marinas, acuáticas, rapaces y parameras). La adopción de los criterios de la UINC > Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y de los Recursos Naturales (fundada en 1948), bajo el patrocinio de la UNESCO – en el año de 1980, reunía 83 estados, 108 agencias gubernamentales, 766 ONGs, 81 agencias internacionales, 10 mil expertos y científicos de 181 países- ha permitido mejorar la evaluación de los diferentes factores que conducen al riesgo de extinción de un determinado taxón. Pero es preciso aclarar el resultado de cualquier evaluación, sobre todo cuando corregido el riesgo de extinción regional, pues tan sólo ofrece una información sobre la probabilidad de extinción de un cierto y prefijado taxón. Sin embargo, el hecho de conocer el riesgo de extinción ya es una herramienta útil, complementar, y con frecuencia un paso importante para establecer prioridades de conservación tanto de los animales de grande porte como de la avifauna propiamente dicha. En el Libro Rojo se presenta la valoración del riesgo de extinción, uno de los tres pilares para establecer prioridades de conservación junto con la escala global y regional del taxón y la población global que se encuentra presente en cada una de los ecosistemas de los países estudiados. En realidad, el listado de especies en peligro o vulnerables lleva en cuenta, entre otras muchas consideraciones, las especies globalmente amenazadas, las especies casi amenazadas y dependientes de conservación, así como especies y subespecies amenazadas en España, catalogadas en las tres categorías principales de amenaza (PE, SAH y V). No olvidemos que muchas especies están excluidas de esa lista por diversos motivos, como por tratarse de taxones accidentales, raros o exóticos,  muy escasos y marginales…        
           Mismo así en el Libro Rojo constan 205 taxones (177 especies y 23 subespecies) como representantes del 50% de los taxones posibles. Incluso, en el listado están presentes los que preocupan en términos globales, europeos, nacionales o regionales. Los criterios de la UINC siguen un sistema de fácil comprensión para clasificar especies en alto riesgo de extinción global, nacional o regional, aplicable a la mayoría de los organismos vivos, con excepción de los microorganismos. El sistema sitúa las especies en categorías amenazadas con un grado alto, medio o bajo, pero los criterios no llevan en cuenta el histórico natural de cada especie. En ciertos casos se corre el riesgo de que la extinción pueda estar sub o sobreestimado. Para quien se interesa por estos asuntos, la UINC relaciona 09 categorías utilizadas en la relación de especies amenazadas de extinción: 1ª) el taxón está extinto (EX), cuando no se detecta ni un solo individuo; 2ª) el taxón está en peligro crítico; el riesgo de extinción es extremamente alto (RC); 3ª) el taxón está en peligro (EN) > riesgo muy alto de extinción en el estado silvestre; 4ª) el taxón es vulnerable (VU) porque enfrenta alto riesgo de extinción en estado silvestre: 5ª) el taxón esta casi amenazado de extinción (NT), cuando no se integra en los criterios anteriores; 6ª) el taxón se considera de preocupación menor (LC) porque las especies son abundantes  y de amplia distribución; 7ª) el taxón no posee datos suficientes (DD), porque no existen informaciones adecuadas sobre aquellas especies; 8ª) el taxón no está evaluado (NE), o clasificado según los criterios de la UINC; 9ª) especies extintas o en peligro de extinción en términos regionales (RE).     
        Entre los datos que nos interesan sobre la avifauna española o regional están los siguientes: 25% de su avifauna se consideran amenazados (CR, EN, VU), 8% casi amenazados (NT) y 6% no poseen datos conocidos (DD). Este número pode aumentar si consideramos que 34% de la avifauna se clasifican como ‘amenazados’ o ‘casi amenazados’ porque presentan ‘problemas de conservación’. Por eso, la UINC usa el criterio DD (14% de las especies evaluadas) porque las informaciones son extremamente pobres > son especies y subespecies restringidas a los archipiélagos de Baleares y Canarias. En un universo de 156 taxones situados en el criterio ‘con problemas de conservación’ podemos concluir señalando estos datos: 25% de las especies estudiadas están en las categorías CR, EN y VU; 34% en la categoría NT; y 40% en la categoría DD. Otro destalle: 50% de 15 especies estudiadas y clasificadas como ‘en peligro de extinción’ afrontan un alto riesgo de extinción en las próximas tres generaciones. Algunas especies como la pardela balear, el alimoche canario y el pinzón azul están en ‘peligro crítico’. Otras especies ‘en peligro crítico’ son la focha moruna, el águila pescadora, el ánsar campestre, el porrón pardo, el torillo andaluz, el alcaudón chico, etc. Su extinción en España significaría una pérdida irreparable de la biodiversidad, aunque su población sea marginal en varias regiones peninsulares. De cualquier manera, 8% de la avifauna en España está clasificada como ‘casi amenazada’, indicando por tanto que se encuentran próximas a considerarse ‘amenazadas’. En los tres niveles de amenaza (del mayor al menor) entre 1992 y 2004 (fechas de los dos Libros Rojos) sólo el avetoro común y la foca moruna han mejorado ligeramente, pasando de un estado desesperado para una situación de cierta esperanza, ya el alcaudón chico está prácticamente extinto. Curiosamente, el torillo andaluz y el zarapito picofino están rodeados de misterio, en cuanto la cigüeña (blanca y negra), el quebrantahuesos y el águila imperial ibérica han mejorado considerablemente. La mejoría se debe en parte a los esfuerzos de las administraciones públicas, entidades privadas y ciudadanía en general. Otros taxones como la paloma turquesa, el halcón tagarote y la hubara canaria han mejorado a causa de su mayor conocimiento actual y de una aparente y tímida recuperación.  Actualmente, el CNEA – Congreso Nacional de Educación Ambiental, adopta nuevos criterios y categorías de evaluación: ‘en peligro de extinción’ (E), ‘sensible a la alteración del hábitat’ (SAH) y ‘vulnerable’ (VU), esto se debe a que 80% de la avifauna amenazada en España (en la actualidad) no cuenta con el grado de protección necesario ej.: en la categoría ‘vulnerable’ sólo 9% tienen una protección adecuada.      

        Hoy en día muchas personas se interesan por el medio ambiente, y desean saber cuáles son las causas  que originan esas amenazas o ponen en peligro la fauna y la flora peninsulares. Las más importantes y amenazadoras suelen resumirse a 20 categorías, entre las cuales se citan siete como definitivas:
   1ª) la pérdida o destrucción del hábitat natural de las especies: 70% de los casos conocidos son de alta amenaza. Entre las aves, ésta pérdida es 100% amenazadora;
   2ª) las molestias de la fauna son provocadas por el hombre de las formas más variadas posibles: deporte, pesca, circulación fuera de las pistas, recogimiento de leña, etc. Los 36% estudiados sufren esta amenaza alta;
   3ª)  el abandono agrícola, así como su intensificación y la ganadería provocan graves pérdidas de hábitats esteparios y de secano cerealista. La destrucción de linderas y roturación de eriales aumentan la amenazan así como el uso de productos fitosanitarios. El 54% de los taxones son afectados gravemente por estas causas; y 38% lo son también de forma continuada;
   4ª) las causas naturales como la depredación natural y las diferentes interacciones con otras especies también ocasionan grandes pérdidas específicas, sobre todo cuando se trata de poblaciones pequeñas;
   5ª) la caza insostenible, ilegal y desprotegida es sin duda una de las causas más consistentes contra determinadas especies como es el caso del águila-azor, del jabalí, del lobo ibérico, del quebrantahuesos, de la perdiz o codorniz, etc;
   6ª) la introducción de especies de fuera introducidas en el país, como aves, peces y mamíferos que depredan o compiten con especies locales, sobre todo con animales domésticos asilvestrados o no. De las especies catalogadas 19 se ven seriamente amenazadas por esta causa que depende exclusivamente de las autoridades gubernamentales;
   7ª) las electrocuciones o colisiones en tendidos eléctricos e infraestructuras (carreteras, parques eólicos, canalizaciones, minería, instalaciones deportivas en montañas y parques naturales, etc). Se citan también la reducción de recursos tróficos (suelo), contaminación de zonas húmedas, plumbismo y marina, exploración forestal intensiva o inadecuada, fenómenos naturales y atmosféricos (incendios por rayos), la propia urbanización y utilización de pesticidas/agro-tóxicos/venenos, alteración  del régimen hídricos de los humedales (lagunas), fragmentaciones del hábitat y los efectos-barreras impuestos por carreteras, canales, puentes o viaductos etc.      
        La Ley 42/2007 del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad creó un listado de especies silvestres en régimen de protección especial que incluye especies, subespecies y poblaciones merecedoras de una atención particular en función de su valor científico, ecológico y cultural y, antes de todo, por su singularidad, rareza o grado de amenaza, así como aquellas especies que figuran como protegidas por convenios internacionales. El régimen de protección especial conlleva prohibiciones de recolección o captura del medio silvestre, como también el transporte y comercialización de los individuos específicos. El catálogo o listado incluye sobre todo las especies en las dos principales categorías: ‘en peligro de extinción’ y ‘vulnerable’. El Real Decreto 139/2011 desarrolló aún más ese listado y pidió a todas las comunidades autónomas para que elaborasen y aprobasen planes de recuperación de las especies consideradas ‘en peligro de extinción’ y planes de conservación de las especies ‘vulnerables’. Este último listado cuenta con 904 taxones, de los cuales 120 son ‘vulnerables’ y 176 ‘en peligro de extinción’. El listado especial completo incluye las siguientes especies:
    * flora > 171 listados, 34 vulnerables, 112 en extinción                         > total 317
    * invertebrados > 57 listados, 14 vulnerables, 17 en extinción               > total   88
    * anfibios > 20 listados, 6 vulnerables, 2 en extinción                           > total   28
    * peces > 19 listados, 3 vulnerables, 10 en extinción                                 > total   32
    * reptiles > 53 listados, 6 vulnerables, 7 en extinción                             > total   66
    * aves > 245 listadas, 31 vulnerables, 21 en extinción                            > total 297
    * mamíferos > 43 listados, 26 vulnerables, 7 en extinción                      > total   76
    Total: 608 listados, 120 vulnerables, 176 en extinción                            > total 904
          Efectivamente, existen en España varias o muchas especies en peligro de extinción, lo que quiere decir que si no se toman  medidas eficientes a corto plazo, su desaparición puede ser inminente, con la terrible constatación sin vuelta: perderemos para siempre parte de nuestra fauna autóctona. Sí, es verdad: existen en el país muchos animales en peligro de extinción, principalmente debido a tres factores fácilmente identificables: la destrucción de su hábitat natural (incendios y deforestación), la caza furtiva, ilegal y discriminada, y la contaminación de las aguas corrientes donde esos animales se acercan para matar la sed. Estos y otros flagelos son cada día más severos y sus porcentajes aumentan de manera alarmante y asustadora: se dice que 37% de los vertebrados en España están en peligro de extinción, y 7% ya desaparecieron o están en vías inminentes de hacerlo. ¡Una verdadera catástrofe! Y aunque en España no se críen o medren las 10 especies más en peligro de extinción del Planeta: oso polar (1), el tigre de Bengala (2), los corales (3), el canguro (4), la ballena (5), el pingüino (6), la tortuga de mar (7), el orangután (8), el elefante (9) y el albatros (10) – especie más en peligro de extinción entre las aves, en el mundo entero. Infelizmente, también en nuestro país tenemos 10 especies en peligro de extinción (por orden de peligro inminente): el lince ibérico (1), el lobo ibérico (2), el oso pardo (3), la foca monge (4), el águila imperial ibérica (5), el buitre vulture (6), el chivo bucardo (7), la londra ibérica (8), la tortuga mora (9) y el milano real (10). Pero existen otros muchos, como la ballena franca, la mink europea (mustela), el falcón barbary, el urogallo cantábrico (o pirineo), la cigüeña, el quebrantahuesos, el lagarto gigante, el camaleón común etc. Es un listado interminable…
      Como podemos observar, la biodiversidad en España corre serios peligros, siendo el país europeo donde se concentra el mayor porcentaje de especies amenazadas, casi amenazadas y vulnerables. La UINC nos alerta: ‘España concentra una gran proporción de especies amenazadas en Europa, y tiene la importante misión y responsabilidad de proteger a esas especies en su territorio nacional. El informe recuerda que como miembro de la Unión Europea, España se comprometió a frenar la pérdida de su biodiversidad hasta 2020. Por tanto, es necesaria una acción urgente para cumplir estos objetivos regionales, nacionales y globales’. Según relatoría de la UINC, España alberga 85 mil especies de animales y plantas, lo que representa 54% del total descrito en Europa, o sea, 5% de la biodiversidad global. Empero, muchas de ellas están en riesgo de extinción: 38% de las especies que forman parte de la Lista Roja Europea están presentes en la península Ibérica y se encuentran en continua amenaza. Esa cifra es la más alta de Europa, seguida de Grecia con 32% y de Portugal con 23%. Un absurdo que no puede continuar adelante: está encendida la pisca-pisca roja para España que parece durmir la siesta, en cuanto sus animales y plantas sucumben a la depredación más irresponsable de su Historia. Por eso, si estos datos son preocupantes, también lo deben ser sus políticas de biodiversidad, estatales y autonómicas. La ONG Ecologistas en Acción acusa al Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente de centrar sus esfuerzos en modificar la normativa ambiental con graves consecuencias de desprotección y desregulación, mientas que las comunidades autónomas respaldan proyectos que dicen favorecer el crecimiento económico, pero en realidad conllevan graves resultados ambientales y sociales contra la biodiversidad.         
      Las consecuencias son tan prejudiciales al medio ambiente que podemos testificarlo por los siguientes listados: en nuestro país están amenazados de extinción 19% de los mamíferos (grande y pequeño porte), 24% de los reptiles (sobre todo lagartos), 37% de los peces de agua dulce (ríos, embalses, canales y lagunas), 26% de los moluscos terrestres, 34% de los moluscos de agua dulce (entre ellos, nuestro famoso cangrejo autóctono), 7% de los anfibios, 8% de las libélulas, 6% de los escarabajos, 5% de las mariposas, y 26% de las plantas vasculares (de tejidos especializados que conducen agua, nutrientes y minerales a través de raíces, tallos, hojas, etc). Más de 1/5 de las especies estudiadas está en riesgo de extinción, y 10% están casi amenazadas de extinción. Curiosamente, la mayoría de las especies en peligro de extinción se encuentran en matorrales, zonas rocosas, humedales y bosques (‘montes’) como es el caso particular de Prádanos de Ojeda. En verdad, estos ecosistemas requieren una atención especial si realmente se desea garantizar los hábitats donde esas especies más sensibles se encuentran en la actualidad. Por ejemplo: el lince ibérico, nuestro felino más amenazado de extinción, cuenta apenas 200 ejemplares en todo el mundo. ¿Causas de esta amenaza? Son tres principales: la fragmentación de su hábitat, la pérdida de alimento debido a la deforestación de nuestros montes, y a la mortalidad directa relacionada con el propio hombre (venenos, caza, atropellos en carreteras y caminos), así como la contaminación de las aguas donde intenta matar la sed, principalmente en tiempos de sequía. En Prádanos hubo un tiempo en que diversos animales, como el lince, el jabalí, el oso pardo, el lobo ibérico, el corzo, el raposo, la liebre, etc. se veían con relativa frecuencia. Hoy sólo algún que otro corzo o ciervo ibérico se ven en los rastrojos cuando salen en busca de agua refrescante.                   
          Y como si las causas amenazadoras fuesen pocas,  también entran en escena las diversas enfermedades causadas por la actividad humana. Los animales normalmente no tienen protección contra una enfermedad importada, y su contacto supone la muerte inexorable en muchas ocasiones. La polución a través de un gran número de productos químicos (fertilizantes, residuos industriales, insecticidas) es hoy en día un problema de elevada toxicidad, por dos razones: la primera ocurre cuando la especie extinguida sirve de alimento para otras especies; la segunda, cuando la especie desaparecida deja un nicho ecológico vacío que puede ser ocupado por otras especies llamadas oportunistas, como roedores o gaviotas. Las especies extinguidas son las más especializadas, mientras las que sobreviven son capaces de resistir a los estragos humanos, como ratas, cucarachas, etc. Normalmente son plagas de campos abiertos de cultivo o especies transmisoras de enfermedades tanto al hombre como a los animales domésticos. Las enfermedades transfronterizas son por lo general epidémicas altamente contagiosas que se propagan con mucha rapidez, y causan altas tasas de mortalidad y enfermedades a veces difíciles de diagnosticar, lo que genera graves consecuencias socioeconómicas y amenaza constante para los productores pecuarios. La globalización, los cambios climáticos y la invasión de tierras favorecen la diseminación de tales enfermedades animales, algunas incluso transmisibles a los seres humanos vía nutrición, alimento, producción y comercio de ganado (carne, leche, pieles, fibras, transporte, etc). La FAO viene elaborando estrategias para una gestión mejorada. En 2011, declaró erradicada la peste bovina: aunque no afectaba a los seres humanos, causaba verdadero pánico porque podía exterminar rebaños enteros.

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