Comencemos diciendo a todos
nuestros amigos y lectores: no sé si sabéis pero Castilla y León es una de las tres
regiones más extensas de Europa con aproximadamente 94.226 mil/km², (18,6% de
España), incluso mayor que Portugal. La gran extensión geográfica y su excelente localización en el sentido de los paralelos (foto en rojo), así como la
heterogeneidad del relieve y su orogenia elevada por encima de los 1000m de
altitud (¡con 09 pisos bioclimáticos – Prádanos de Ojeda está a 1.180m!),
producen una variedad enorme de ecosistemas, paisajes y formaciones naturales
(arbóreas, arbustivas, matorrales, sotobosques etc) de un valor geográfico
inestimable. Quién recorre sus mesetas, valles, colinas y montañas, percibe que
está visitando una región ecológica diversificada con índices elevados de
biodiversidad y una riqueza patrimonial que no encuentra equivalencia en toda
España. La ley 8/1991 creó los llamados Espacios
Naturales de la Comunidad de Castilla y León: son áreas que atesoran varios
ecosistemas, y forman una Red de Espacios
Naturales Protegidos (REN). En 2002, se dio un paso a frente con el
programa Parques Naturales de Castilla y
León, cuya finalidad es proteger aquella riqueza natural, uniendo,
valorizando y preservando, las grandes posibilidades del medio ambiente castellanoleonés
entre la cordillera cantábrica y el valle del río Duero. Su capacidad de
atracción con panoramas y paisajes tan diversos, la creciente demanda por
actividades deportivas y un aumento considerable del turismo nacional e
internacional, bien como las grandes posibilidades de su medio rural con
iglesias, ermitas y monasterios de estilo románico, hacen de Castilla y León
una extraordinaria red de espacios naturales, con especial atención a los
valores histórico-culturales que se mezclan a las actividades del campo y a
otras potencialidades, como nos dice el reclame Unidos por la Naturaleza, todos
ellos ‘bajo el prisma de la
sostenibilidad’ > la interrelación de tres factores esenciales: el uso
público del patrimonio natural (riquísimo), el valor añadido (o agregado) de su
patrimonio natural y etnográfico, y la aplicación al mundo rural de las
modernas tecnologías de las telecomunicaciones.
Castilla y León es una comunidad
autónoma (‘con estatus de comunidad
histórica’), compuesta por 09 provincias: León (15.580km²), Burgos
(14.292km²), Salamanca (12.350km²), Zamora (10.561km²), Soria (10.306),
Valladolid (8.119km²), Palencia
(8.053km²), Ávila (8.050) y Segovia (6.923km²); incomprensiblemente perdió La
Rioja y Cantabria, dos provincias íntimamente ligadas a Castilla y León por
lazos históricos, culturales y artísticos, incluso lingüísticos. Está situada
mayoritariamente en la cuenca del Duero, su espina dorsal geográfica. Castilla
y León, para quien no lo sabe, es la región del mundo con más bienes culturales
(08) considerados Patrimonio de la Humanidad.
Por mera curiosidad y honrando el trabajo de nuestros antepasados los cito
aquí. Nadie puede ignorar que los bienes histórico-culturales de Castilla y
León constituyen el 60% de todo el patrimonio y riqueza artística existente en
España: 8 bienes de Patrimonio de la Humanidad, 1.800 bienes de Interés
Histórico-Cultural, 113 Conjuntos Históricos, 400 Museos, 550 Castillos (16
considerados de alto valor histórico), 13 Catedrales y la mayor concentración
del Arte Románico del mundo. Los 08 Patrimonios de la Humanidad son: 1-
catedral de Burgos; 2- Ávila e iglesias
extramuros; 3- Segovia y acueducto/alcázar; 4- casco antiguo de Salamanca; 5-
Camino de Santiago, en Castilla y León; 6- yacimiento aurífero de Las
Médulas/León; 7- yacimiento arqueológico de Atapuerca/Burgos; y 8- arte
rupestre [prehistórico] del valle de Siega Verde/Salamanca. Y como señalamos
encima es la comunidad autónoma de mayor extensión geográfica y el 3º
territorio más extenso de la Unión Europea. Con todos estos atributos, Castilla
y León poseen una serie de valores y símbolos que enaltecen su enorme riqueza
histórica, artística y cultural, además de su riquísimo patrimonio lingüístico.
Y no olvidemos que Castilla y León poseen también 05 Reservas de la Biosfera así declaradas por la UNESCO: los Montes de
Valsaín/Segovia, la Sierra de Francia/Salamanca, el Valle de Laciana/León, los Picos de Europa/Palencia y León y los
Ancares/León.
Antes de hablar sobre los animales
emblemáticos de Castilla y León, es necesario entender un poco su geografía y el
medio físico donde vamos encontrar 40 espacios
naturales protegidos en relación a su flora y fauna [riquísimas]. De
inicio, debemos confesar una fragilidad actual que no tenía antes: la salida al
mar Cantábrico. La orografía, una característica marcada de Castilla y León,
está formada por la meseta > una
altiplanicie de paisaje seco y árido, y
un cinturón de relieves montañosos por todos los lados. Las montañas con
cumbres altas y espigadas predominan en el norte de León, Palencia y
Burgos, en cuanto las montañas sorianas
con el Moncayo o Pico de San Miguel
(cumbre más elevada con 2. 214m) lo hacen al este, y las montañas zamoranas al
oeste. Al sur, forman parte del sistema Central diversas sierras regionales
(Gata, Gredos, Guadarrama, Ayllón, etc). Durante el plegamiento alpino, la
meseta se rompió en varios puntos diferentes, originando los montes de León (su
espina dorsal terrestre) y la cordillera cantábrica, formada por materiales
graníticos y pizarras metamórficas a cuyos pies sestea Prádanos de Ojeda,
nuestro pueblo inmortal. La principal rede hidrográfica de Castilla y León es
constituida por el río Duero y sus numerosos afluentes entre los cuales está el
Pisuerga y tributarios – uno de ellos es el riachuelo Arroyo Grande, en otros
tiempos nuestro mejor curso de agua). Además de los ríos, la cuenca del Duero
alberga lagos y lagunas de importancia faunística insuperable, sobre todo la
Laguna de la Nava/Palencia, santuario ‘sagrado’ de aves inmigratorias; también
lo son la Laguna Negra, el Lago de Sanabria y la Laguna Grande. Debemos
destacar igualmente sus numerosos embalses, alimentados por las aguas pluviales
y el deshielo de las cumbres nevadas.
En Castilla
y León, debido a las barreras montañosas que se interponen a los vientos
marítimos, predomina un clima continental mediterráneo, de inviernos largos y
fríos (entre 4/7ºC), y veranos cortos y calurosos (entre 19/22ºC). La
pluviosidad oscila entre 450/500mm/anuales, con tres o cuatro meses de aridez
estival. Sin embargo, las lluvias son muy desiguales en Castilla y León. En
cuanto en las partes más bajas mal llegan
a 450mm/anuales, en la cordillera cántabra caen precipitaciones de 1.500mm al
año. En realidad, aunque hablemos en 09 pisos bioclimáticos, son tres los
climas predominantes: en la cordillera cantábrica y estribaciones ocurre un
clima atlántico (inviernos suaves y veranos templados) > en él incluimos Prádanos de Ojeda; en la meseta central y Tierra de Campos domina un clima
continental mediterráneo (veranos calurosos y inviernos severos); y en las
zonas montañosas predomina el clima típico de montaña (lluvias escasas, veranos
calurosos e inviernos muy fríos, con nieves constantes). En este cuadro físico
mediterráneo continental encontramos áreas de protección ambiental, bosques de
encina y sabinas solitarias, y ‘montes’ poco frondosos de comunidades mixtas
(pinos, encinas, quejigos et c), explorados por la agropecuaria de una manera
irracional, ocasionando la deforestación casi absoluta. Las vertientes
cantábricas de Castilla y León -en una
de ellas, encontramos Prádanos de Ojeda- aparecen laderas más húmedas, frescas o de solana, (re) pobladas de bosques
mixtos donde proliferan el abedul, el roble albar, el carvallo, el fresno, el
castaño, el pino de Lilo etc. Infelizmente, muchos robledales y encinares
fueron substituidos por pinos de repoblación como aconteció en nuestro pueblo. En zonas alpinas o subalpinas aún
subsisten algunos pinares nativos y diversos matorrales de piornos, enebros,
tejos, tilos etc. En Salamanca, Zamora y Valladolid existen comarcas ocupadas
por dehesas > bosques parecidos a
las sabanas africanas con bosques de encinas, alcornoques, rebollos y,
curiosamente, de algunos olivares ‘castellanos’ que cohabitan con espacios
vinícolas de buenas calidad.
Cuanto a la fauna cabe señalar que
Castilla y León poseen gran diversidad faunística junto a una cantidad enorme
de especies singulares, endémicas y en vías de extinción. La comunidad autónoma
de Castilla y León cuenta con 63% de todos los vertebrados españoles (418
especies); son animales que se adaptan a ese mosaico castellanoleonés donde
sobreviven especies de alta montaña y roquedales, especies que viven próximas a
los cursos de agua, especies de tierras llanas y de pequeñas selvas o regiones
forestales. Evidentemente, cada región presenta características específicas: en
la alta montaña existen algunos endemismos como ocurre con la cabra montesa o
el topo nival -éste vive en espacios abiertos por encima del límite de los
encinares y robledales. Ya la cordillera cantábrica nos ofrece una enorme
diversidad de pequeños y grandes mamíferos, abundantes en algunas áreas menos
frecuentes en otras ejs.: de pequeño
porte como ardilla, lirón, garduña, zorro, gato montés, etc., y de grande porte como oso pardo, lobo
ibérico, jabalí, corzo, ciervo, lince ibérico, etc., encontrados tanto en
bosques caducifolios o de coníferas como en zonas de ‘monte’ bajo y matorrales
‘mediterráneos’ como los de Prádanos de Ojeda y pueblos limítrofes de la
Montaña Palentina. En sus ríos de montaña viven nutrias, truchas, desmanes,
anguilas, piscardos, cangrejos (cada vez más ausentes), etc. La nutria y los
desmanes son mamíferos de hábitos acuáticos. Ya en canales, embalses y ríos de
aguas tranquilas se pescan barbos, carpas, etc. En hoces y cañones de paisajes
rocosos podemos ver ‘enormes’ cantidades de aves rupícolas como el buitre
negro, el buitre común, el alimoche, el águila real, el halcón peregrino, etc,
en cuanto en regiones más bajas y de exuberante vegetación viven colonias de
martinetes, garzas reales, abubillas, martines pescadores, entre muchos otros
pájaros. En los bosques de clima mediterráneo viven dos aves emblemáticas: la cigüeña (negra y blanca, de hábitos
parecidos, aunque la primera vive alejada del hombre) y el águila real con nido en los árboles más altos.
En los bosques de
coníferas encontramos el famoso urogallo
,
y otras aves rapaces como el azor, el gavilán etc. que viven de pinzones,
picapinos, currucas, arrendajos…En Castilla y León, los Picos de Europa –macizo montañoso al
norte de España > conjunto de accidentes de gran interés geográfico forma
una unidad independiente de la cordillera cántabra- constituyen el más rico y
exuberante santuario ecológico no sólo de España como de toda Europa. Su
formación caliza se extiende por Asturias, Cantabria, Castilla (Palencia) y
León, y en él encontramos el mayor Parque
Nacional de España (peninsular), aunque debamos separar los dos complejos
geomorfológicos: los Picos de Europa
y el Parque Nacional de los Picos de
Europa. Así, los Picos de Europa propiamente dichos
abarcan una superficie más o menos rectangular
de 20km N/S por 25km E/O, lo que da unos 550km². Se dice que son ‘tan modestos en extensión como ricos en
cimas y picos, contándose 14 por encima de 2.600m, 40 por encima de 2.500m y
250 que superan los 2.000m de altitud’. Cada macizo está definido por los
ríos que lo escoltan y atraviesan, y fue esculpido en un trabajo de millones de
años por donde hoy discurren todos esos cursos de agua entre murallones de
espléndidas vistas panorámicas. Nunca olvidé la visita que hice al valle y
pueblo de Caín, en la ruta del Cares, a 1.500m más abajo. De los tres macizos
(occidental, central, y oriental o Ándara, en el Norte Palentino),
el central es más agreste y vertical con sus 14 picos de 2.600m y 38 picos de
2.500m, siendo el Naranjo de Bulnes o Picu
Uriellu (2.519m) ‘el más auténtico
símbolo de la montaña cántabra y lugar donde se han escrito, desde 1905, las
más bellas páginas del alpinismo español’, sirviendo la Torre de Cerredo (2.650m) como techo de
estas montañas y tercer máximo de la península Ibérica después de Sierra Nevada
(Pico del Mulhacén, 3.469m) y los Pirineos (Pico Aneto, 3.404).
No
podemos dejar de considerar que la orografía y los climas existentes en los Picos
de Europa han definido sus rasgos más particulares: la ganadería y el pastoreo
de montaña, la producción de forraje y el almacenamiento de heno para el
invierno, marcan las actividades típicas del lugar. En los Picos de Europa se
destaca el rebeco (foto) > único
mamífero que osa aventurarse en las zonas más altas, dada su agilidad
sorprendente y espectacular en terrenos tan difíciles. Ya en los lugares más
accesibles ocurre una mayor variedad de especies como el corzo, el ciervo, el jabalí, el zorro, el oso pardo, el lobo ibérico, etc. En sus ríos de
corrientes rápidas, encontramos la nutria,
el mirlo acuático, el martín pescador, el salmón atlántico, la trucha,
etc. En sus bosques más o menos frondosos de coníferas, claros y abiertos,
vemos el peculiar urogallo > de
mayor presencia en la cordillera cántabra donde se escucha su canto y gritos de
reclamo al amanecer o al atardecer durante la época de celo. Es presa fácil de
lobos, jabalís, comadrejas y del peligroso azor. El urogallo convive con la perdiz,
el gato montés, el pito negro, el lirón, la ardilla, la gineta etc. Aquí existen más de 100 variedades de aves, con destaque para el águila real, el águila culebrera, el alimoche,
el buitre leonado, el quebrantahuesos
etc. En estos parajes inhóspitos podemos observar el vuelo del acentor, del gorrión alpino, de la chova
piquirroja, del cuervo, de la bisbita etc. La flora también se hace
presente tanto con especies vegetales atlánticas como mediterráneas, pues la
costa está a escasos 15/30km. La vegetación en los Picos de Europa se torna
diferente de acuerdo con la altitud del terreno: de ahí la predominancia de encinares y robledales, o simplemente de bosques
de hayas. Por encima de 1.500m la vegetación crece donde el suelo lo
permite como en los prados alpinos. A menores alturas encontramos el fresno, el enebro, el abedul, el nogal, el tilo etc., así como algunas flores típicas ej.: el alhelí del campo, la siempreviva, la aguileña
cantábrica. Hasta plantas carnívoras aparecen por doquier ej.: la pinguícula vulgaris.
Por Parque Nacional de los Picos de
Europa, originalmente denominado Parque Nacional de la Montaña de Covadonga
(1918), entendemos un conjunto de valles, glaciares, hayedos, robledales,
bosques mixtos, avellanares, encinares, prados de fondo de valle, pastizales
alpinos lagos glaciares, crestas, peñas, picos etc, donde existen innumerables rutas de alta montaña. Y
todo ello completado con varias áreas
recreativas. Fue ampliado en 64. 660 ha (1995). Hoy forma parte de la Red de Parques Nacionales, uno de los
primeros espacios naturales protegidos junto con el Parque Nacional de Ordena y
Monte Perdido. La Unesco le declaró Reserva
de la Biosfera (2003). Detalle importante: no se debe confundirlo con el Parque Regional de los Picos de Europa, un
espacio natural también protegido por la comunidad autónoma de Castilla y León,
situado al sur de aquel Parque Nacional > éste sí, el 2º más visitado de
España después del Parque Nacional del Teide (islas Canarias). El agua y el
hielo han modelado este paisaje bellísimo: un levantamiento geológico de hace
65 millones de años produjo el modelado de dos desfiladeros (Beyos y Cares) > las hoces más espectaculares de España. Son simas y valles glaciares en
forma de U excavados en las peñas y lagos sobre rocas calizas. Hasta hoy la
actividad glaciar se manifiesta con nieves perpetuas y abrigos rocosos. En este
exuberante y grandioso escenario, una riqueza extraordinaria de la fauna y
flora aparece en diferentes tipos de bosques, caracterizados por la coexistencia
de un macrobioclima templado oceánico y otro submediterráneo.
Esas circunstancias climáticas junto con la variedad enorme de litologías
crean una diversidad extraordinaria de la flora así dividida: 1- en líneas
generales, predomina el bosque atlántico caducifolio (pino silvestre, haya,
avellano, acebo, orquídeas, etc) y pequeños bosques de carácter mediterráneo
(encinas, quejigos, madroños etc.; 2- ocurren especies vegetales típicas en
enclaves con presencia de taxones eurosiberianos y mediterráneos subalpinos en
zonas menos frías; 3- existen también espacios de alta montaña donde crecen
parte de los endemismos del Parque Nacional, sobre todo de flores de diversos
tipos y tamaños; 4- en el enclave de Posada de Valdeón (Mte. Corona) pervive un
bosque autóctono de tilos, único en
Europa. Con tantas variedades vegetales y zonas climáticas, podemos describir
como excepcional la riqueza faunística del Parque de los Picos de Europa que
posee: 82% de los anfibios peninsulares; 63% de los reptiles; 88% de los
mamíferos terrestres peninsulares; y 72% de las aves reproductoras de España
con 170 especies observadas. Entre las especies más emblemáticas del Parque
Nacional de los Picos de Europa –todas ellas protegidas por entidades
gubernamentales- se citan: el urogallo
cantábrico, el quebrantahuesos,
el rebeco, el lobo ibérico y el oso pardo, además
de la perdiz pardilla, el acentor, el gorrión alpino, el pico
mediano, entre muchos otros. En realidad, son más de 2.000 especies
vegetales documentadas donde el visitante puede observar la explosión de colores
en los pastos entre los meses de abril a junio (primavera): a medida que se
asciende, la flora muda entre muy frondosa en las partes inferiores, e
inexistente en las altas altitudes al sur de los Picos de Europa. En realidad,
la vegetación de alta montaña se adapta al clima de largos periodos de nieve y
a los ciclos biológicos más breves sobre todo entre los animales del bosque
atlántico más frondoso (robles, castaños, fresnos, hayas, encinas, etc).
En el Parque de los Picos de Europa
existen programas de recuperación de algunas especies más amenazadas, como el
águila real, el quebrantahuesos, el buitre y el alimoche etc., que anidan en
las escarpadas paredes de montes rocosos –Peña
Cortada, en Prádanos de Ojeda, ya fue lugar de nidación de aves rapaces;
hoy no se escucha ni un reclamo cualquier. Urogallos y otros animales más ‘exóticos’
no resultan tan fáciles de ser encontrados en nuestros montes ya que se esconden en
frondosas zonas forestales. Pero podemos decir con un cierto orgullo que aún
encontramos no sólo rebecos, animales
característicos de los Picos de Europa, como también parejas de osos pardos,
lobos, jabalíes, corzos, gatos monteses, martas, comadrejas, armiños, nutrias,
y hasta el más querido y amado de todos, el lince
ibérico (foto), rarísimo de ser observado en nuestros montes o bosques
cantábricos. Hablando del lince, con aspecto grácil, de patas largas y cola
corta, con una borla negra en el extremo
(‘la yergue en momentos de peligro o
excitación’), y las curiosas patillas que cuelgan de sus mejillas, podemos
decir que se trata infelizmente del felino más amenazado del mundo. Su hábitat
preferido está en los bosque y matorrales mediterráneos, a la verdad zonas muy
restringidas en la península Ibérica: en Portugal se le considera extinto, en
cuanto en España sólo aparece en áreas bien conservadas y aisladas de toda
actividad humana ej.: el coto de Doñana/Huelva.
Una de las causas de su extinción estaría en el hábitat > zonas ricas en su alimento preferido, los conejos. El
lince evita tierras de cultivo y plantaciones de árboles exóticos (eucaliptos y
ciertos pinos), donde curiosamente escasea
el conejo > 90% de su dieta diaria. Cuenta también el tamaño del
territorio por cada ejemplar evaluado en 10km²: zonas ricas en alimento, el
territorio puede ser menos, así como en zonas pobres tendrá que ser mayor. En
España el efectivo total del lince ibérico (1990) no excedía los 1.200
ejemplares, con unas 200/300 hembras reproductoras. La reducción de las
poblaciones de conejos como consecuencia de virosis (enfermedades) y la
ganadería intensiva es la mayor amenaza a
la supervivencia del lince. Según estudios investigativos, el número restringido
de estos felinos se debe a su única y excesiva especialización predadora, los
conejos. En 2008, un programa de reproducción en cautividad contaba con 52
ejemplares, repartidos en tres centros de Andalucía. Es una pena constatar que
las causas principales, aunque no sean las únicas, dependen del comportamiento
humano: atropellos, caza furtiva, instalación de cepos y lazos dirigidos a
otras especies, envenenamientos ilegales, etc. Desde el año 2000 hasta hoy,
solo en el Parque de Doñana han muerto 57 linces, de los cuales 24 murieron por
atropellamientos. En esta década, murieron 8 ejemplares atropellados sólo en la
carretera de Matalascañas, una cifra altísima si llevamos en cuenta que el
número de linces mal pasa de medio centenar: 4 de cada 10 linces mueren
en esas carreteras. Infelizmente, la vía atraviesa la zona usada por los linces
en su desplazamiento. Otra amenaza terrible para el lince es la fragmentación
de su hábitat y área de distribución de
infraestructuras, cortando e aislando el intercambio genético entre sus
poblaciones. A todas estas amenazas constantes, debemos acrecentar los
incendios forestales, las reforestaciones inadecuadas, las urbanizaciones
indiscriminadas y gananciosas que afectan profundamente a las subpoblaciones
del sur de España que contaría con algunos cientos de linces. Sin embargo, la
UINC ya declaraba el lince ibérico como especie en peligro de extinción (1986), y lo cambiaba para la categoría en
peligro crítico, tipo de amenaza
mayor (2002). El lince es la única especie de felino catalogado en la Lista Roja en esa categoría.
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