En España, innúmeras especies de animales
silvestres se encuentran en peligro de extinción (o cuando menos, amenazadas).
En parte, esto se debe (1) a la destrucción del hábitat (terrestre o acuático) de
determinados animales y (2) a su caza clandestina/furtiva e ilegal (siendo
también la caza legalizada una causa terrible e injusta > en el sentido literal del diccionario castellano: ‘arbitraria, inicua, parcial e inmerecida’).
En mi parecer, el gobierno español no debía permitir cualquier tipo de caza,
pues los animales silvestres no tienen dueños que decidan si deben vivir o
morir, y mucho menos cuando se trata de un divertimiento inconsecuente e
irresponsable de algunos pocos cazadores,
¿sería éste el verdadero nombre? Y, claro, se debe también (3) a la
contaminación del agua o de los alimentos que dichos animales ingieren en su
ciclo vital. Estos tres flagelos son a cada día más frecuentes y desordenados,
no obstante haber instituciones nacionales e internacionales que luchan contra los porcentajes
asustadoramente crecientes de animales silvestres muertos por manos ‘asesinas’,
sin piedad, remordimiento o compasión, año tras año, por pura y ridícula salvajería,
aunque esos cazadores digan lo contrario: ¡sin respuesta! Como señalé en un
apartado anterior, la ecuación es horrible e insensata: aproximadamente 38/40%
de los vertebrados están amenazados, y 8/10% corren algún peligro o amenaza. Por
tanto, da un total de 48/50% de animales amenazados, o sea, casi la mitad de
nuestros animales silvestres sufren algún tipo de amenaza, ocasionada exclusivamente
por la acción del hombre que mata por matar, por puro capricho malsonante.
Evidentemente, hay casos de desastres
naturales provocados por fuerzas imponderables como un terremoto, un incendio
natural por rayo fulminante, una inundación o sequía repentinas, muchas veces provenientes
de cataclismos incontrolables del planeta Tierra. Aunque hay ocasiones en que
esas mismas causas dependen en parte de la acción destructiva de los seres
humanos, así como plagas o mortandades de peces en ríos o lagunas asfixiadas/sofocadas,
sin suficiente oxígeno, debido a los efluentes y basuras que el hombre lanza en
sus lechos, contaminándolos de todos los modos y maneras. Para mí, todos estos
comportamientos son ‘criminosos’, y mucha gente que reclama de las autoridades
constituidas casi siempre es la mayor culpada de tantas desgracias y tragedias.
Hombres y mujeres de los 5 continentes no respetan a la Naturaleza, y a veces la
desorganizan y destruyen sin saber cuáles serán las reacciones en cadena… Las
mudanzas climáticas, las inundaciones ocasionadas por ríos y arroyos desbordantes, incendios de bosques y campos de
siega, etc. originan y provocan drásticas mudanzas en el medio ambiente
natural. Hay personas (letradas o ignorantes, pues no viene al
caso) absolutamente
irresponsables: se adueñan de lugares de la comunidad, y hacen de ellos lo que
bien entienden, simplemente porque pagan una cota estipulada por gobiernos
corruptos, pequeños y sin mayor alcance ético-moral y ecológico. Se hacen
señores del campo y de los bosques, y no quieren saber si los demás paisanos
consienten o no en tales desmandes. La prepotencia, el orgullo, la arrogancia y
la falta de conciencia ecológica de algunos pocos han provocado desastres en
nuestro país que todos pagamos muy caro hasta hoy. La ganancia desordenada
también está en ese camino de destrucción e inconsecuencia… Mi perorata viene
al caso, antes de intentar descifrar el porqué tantos hombres/mujeres del
planeta Tierra ocasionan la extinción de animales, cuando ellos son casi
siempre nuestros mejores aliados en la ordenanza de este mundo que da pan y circo para todos. Por ejemplo,
¿qué mal hace nuestro lince ibérico (foto)
para ser tan perseguido a punto de constituirse en el felino que corre un riesgo
extremo de extinción total y definitiva? Se dice que este animal silvestre
necesita de ‘suficientes conejos y liebres’ y un territorio apropiado de 10km²
por individuo, porque 90% de su dieta diaria es precisamente el conejillo
silvestre, en virtud inexorable, necesaria y natural de la cadena alimentaria. El
hombre ciertamente podría ayudarle a conseguir su objetivo si tuviese
conciencia de esta realidad ya que los animales no reconocen fronteras ni
límites provinciales. Los animales realizan a contento su parte vital comunitaria
dentro del contexto marcado por la naturaleza en ecosistema específico; el
hombre tiene posibilidad y debe hacer su parte también, respetando este
principio universal de vida. Infelizmente, el hombre no lo respeta por
ignorancia, lucro o/y maldad…
El hecho de existir concretamente el
problema de la extinción de animales silvestres lanza sobre nosotros números
aterradores: (1) cerca de 40% de las extinciones se deben a la introducción de
especies en un hábitat ajeno (¡no es
propio de aquel animal y, por tanto, él pasa a vivir en un límite extremo!); (2)
el 36% de ellas, se debe a la destrucción del hábitat donde el animal silvestre
vive y se desarrolla; y (3) el 23% se debe a la caza furtiva y exterminación
premeditada por cazadores y tiradores de media pataca. No son míos estos
números: provienen de la UINC > Unión Internacional para la Conservación de
la Naturaleza. Y aún más: debemos decir que las extinciones conllevan un
comercio fraudulento de plantas y animales silvestres considerados protegidos,
lo que ocasiona una pérdida incalculable de biodiversidad en el mundo. Son unas
700 especies (vegetales y animales) en riesgo inminente de extinguirse ahora
mismo, además de existir un cálculo subestimado de que 24.000 plantas y 2.300
animales están amenazados en su supervivencia. El Fondo Mundial para la Naturaleza
(WWF) nos alerta asimismo que después de la venda de armas y de drogas/psicotrópicos,
la caza y venda de animales y plantas
exóticas es el tercer negocio más rentable del mundo. Por increíble que esto
parezca, España ocupa el 3º lugar en el comercio ilegal de plantas y animales
considerados protegidos y en peligro de extinción. Se dice que una
planta o animal está en peligro de extinción si ‘su
propia existencia se ve comprometida en todo el mundo’, lo que ocurre
generalmente cuando todas esas especies dependen de un ecosistema apropiado y
único por especie. Y aquí, en este punto vital, el hombre interfiere empeorando
las cosas, sea por una caza legal o ilícita, sea por la tala de bosques, matorrales
y linderas, o sea simplemente por la mudanza brusca de un hábitat específico.
Los animales en peligro de extinción viven una ‘angustia existencial’, porque
el hombre destruye su hábitat natural de vida (que tal, ¿te gustaría que
alguien destruyese tu casa y te quitase la comida?), además de interrumpir su
cadena alimentar absolutamente necesaria, provocando las tragedias que día a día se
repiten e intentamos ignorar, cuando no debía ser así, en ninguna o cualquier hipótesis.
Los animales tienen tanto o igual derecho a la vida como el hombre/mujer y, en
principio, no hacen mal a nadie. Y si por
acaso lo ‘hacen’ es porque el hombre les ‘obligó’ a realizar lo que ellos nunca
quisieron ‘hacer’: la naturaleza fue perfecta hasta que el hombre con sus ‘tecnologías
e irreverencias’ hizo sufrir y penar a muchos animales. Y lo que es peor: sin
cualquier motivo serio y escrúpulos aparentes.
En realidad, el desequilibrio de los
ecosistemas coloca demasiados animales silvestres en peligro de extinción.
Actualmente, se conocen unas 11.167 especies en peligro, de las cuales 124
corren serio riesgo de extinción a cualquier momento. Los científicos
responsables por la Lista Roja de Especies Amenazadas en España nos alertan que
la proporción de seres vegetales y animales en peligro de extinción viene
aumentando asustadoramente en estos últimos años. La Convención sobre
Diversidad Biológica de las Naciones Unidas lista nada menos que 20% de esas
especies mencionadas: todas ellas están en
peligro crítico, lo que quiere decir que 1/5 ya se encuentran amenazadas en este mismo
año. Curiosamente, los anfibios corren el mayor peligro (41%), siendo menor el
de las aves terrestres (13%). En todo caso, sólo nos resta reescribir esta
frase pronunciada por Extinción de
Animales. Org, después de hacer un sucinto listado de algunos animales en
peligro de extinción: ‘lamentablemente,
esto es tan sólo una pequeña muestra de la destrucción del hombre sobre la
tierra; hay miles de animales en extinción y miles extintos, y los números
aumentan a cada día’. Y esa organización está absolutamente correcta:
aunque la extinción de animales sea algo natural dentro de la evolución de la
vida en el planeta Tierra, no se puede decir lo mismo de la extinción de
animales en España. A final, el hombre es la causa principal de esa eliminación
absurda: la contaminación ambiental (del aire, de la tierra y del agua de ríos y mares), la proliferación de
enfermedades, la deforestación de bosques y matorrales, la destrucción del
hábitat natural de muchos animales, la propia urbanización, además de la caza
furtiva e incorporación de otros animales exóticos (desplaza y ‘sofoca’ especies
autóctonos ej.: el cangrejo de río), etc. son causas repetitivas en España,
independientemente de cualquier comunidad autónoma. Como oí decir a un conservacionista,
es necesario ocuparse, preocuparse y hacer alguna cosa por restaurar y mejorar
los hábitats de nuestros animales, y no simplemente destruirlos. Son necesarios
más estudios sobre la situación de las poblaciones vegetales y animales y sus
características específicas, y enseguida emprender campañas de sensibilización
a fin de incrementar la conciencia social y la participación pública de todos
los españoles en esas campañas en defensa de los animales peninsulares.
Es muy triste constatar que la simple
extinción es irreparable, o sea, si un animal deja de existir, no lo volverá a
hacer nunca más y, casi con absoluta certeza, esa extinción causará estragos
irreversibles en la cadena alimentaria, afectando directa o indirectamente al propio
hombre/mujer. Sobre los animales extintos poco podemos hacer para
‘recuperarlos’ (¿existirá la posibilidad de la clonación molecular?), en cambio
algo podemos hacer yo-tu-él-nosotros,
para que el número de animales en peligro de extinción disminuya de manera
sensible. Es lamentable ver el estado de la biodiversidad de Europa ya
considerada por todos los naturalistas como ‘crítica’ y ‘en peligro’, siendo
España uno de los países más ricos en esa biodiversidad y también el más
afectado por esa situación crítica, o tal vez posamos decir mejor caótica. Actualmente, nuestro país cuenta con 38
vertebrados en peligro de extinción: 30% son aves (17 especies), 14% son
reptiles (7 especies), 6% son mamíferos (7 especies), 8% son anfibios (2
especies) y 7% son peces continentales (5 especies). La UINC tiene un inventario
o catálogo donde constan los siguientes números: de las 11.167 especies en
peligro de extinción, 124 están englobadas en las categorías científicas de ‘en peligro crítico’ de extinción, ‘casi amenazadas’ de extinción y ‘vulnerables’. Según esa lista, 1.200
especies peninsulares están en peligro crítico.
Por eso, es necesario saber: la desaparición diaria de un número impreciso de
especies animales y vegetales ocasiona la pérdida gradual de la biodiversidad
de cualquier país, porque ella se torna ‘irreparable’. Así lo creen los
estudiosos y conservacionistas, aun que siempre existirán aquellos que juzgan
factible el equilibrio sostenible entre la conservación ambiental y el
desarrollo económico. Pero no es bien así tan fácil conseguirlo como propalan esos
falsos optimistas, pues no sabemos con
qué intenciones lo hacen. En la opinión de García Novo, catedrático de ecología
de la Universidad de Sevilla hay una contradicción de fondo entre la
preservación de la naturaleza y el progreso basado en la explotación de amplias
zonas urbanas y agropecuarias, y la pérdida irreparable de hábitats de especies
animales y vegetales. Según aquel catedrático esa contradicción no tiene
solución posible: ambos (desarrollo y biodiversidad) deben coexistir y buscar sistemas equilibrados.
En verdad, ese mismo catedrático de
ecología y biodiversidad de Sevilla, se mostraba convencido de que, pese al proceso imparable de la desaparición de
especies vivas, ésta no se puede ralentizar hasta llegar a un punto de
sostenibilidad. La prueba más contundente nos viene de Costa Rica –‘país que concentra 80% de la biodiversidad
mundial’. En realidad, la conservación del medio ambiente, a la larga,
demostró ser más rentable y sobre todo más sostenible que su explotación
masiva, pues ésta termina por agotar los propios recursos medioambientales. El
INBIO > Instituto Nacional de Biodiversidad, de Costa Rica, por medio de su
director, reafirmó la postura de aquel país sobre el asunto: ‘talamos grandes zonas de nuestros bosques
para poner pastos y vacas y explotar el negocio de la carne, y al final
acabamos perdiendo los árboles y no vendimos ni un solo bistec’.
Actualmente, la biodiversidad ha dejado de ser una entelequia > ‘ilusión o quimera', para mejorar la vida de mucha
gente. Así, países atrasados que aún no han seguido el camino destructor de sus
recursos como lo han hecho los países desarrollados o del ‘’primer mundo’, y continúan
a preservar hábitats originales de sus especies, empiezan a conseguir algunos resultados
rentables. Ejemplos: el turismo respetuoso, el aprovechamiento de especies
farmacológicas, etc. García Nuevo nos enseña: ‘sostenibilidad no es no usar, sino hacer buen uso’ de los recursos
naturales. Sin embargo, existen países en la contramano de ese discurso
ecológico como el Brasil, ‘titular de la
mayor parte de la selva amazónica > el pulmón de la Tierra’- que
desforesta y aniquila multitud de especies, en colaboración con voraces
multinacionales occidentales. Con todo, estudios de la International Conservation señalan: 23% de los sistemas biogeográficos
de la Tierra han sido completamente transformados por la acción del hombre, y otros
25,1% han sufrido algún tipo de modificación. Sólo el 51,9% de las tierras emergidas se mantiene
relativamente intacta, incluidas las zonas heladas y los desiertos > una
suma que engloba más del 20% de aquella cifra, lo que da un total de apenas
31,9%. Dentro de esos números se
encuentran las áreas más transformadas de la Tierra (con grandes pérdidas de
diversidad biológica): Europa > sólo dispone de 15, 6% de hábitats
conservados, los EUA, la China y el Sureste Asiático; la América del Sur aún
mantiene 62,5% de sus hábitats en buen estado, y la Oceanía con ‘casi igual porcentaje’, son las zonas
terrestres mejor conservadas. A quien interesar pueda o convenga, la Ley 4/1989 > ‘trata sobre la conservación de los
espacios naturales y de la flora y fauna silvestres’, en su artículo 29,
hace un inventario de las especies, subespecies y poblaciones, cuya protección
efectiva exige medidas específicas por parte de las administraciones públicas
(ayuntamientos de nuestros pueblos).
Las especies en peligro de extinción se
dividen en siete (07) categorías, según
el estado de conservación y la protección de las especies amenazadas por
parte del estado a través de la Ley de la Conservación de los Espacios
Naturales (1989), y de la cantidad de la flora y fauna silvestres existentes en
un determinado lugar. Como leí en un blog sobre extinción de animales, y no sin
mucha perspicacia, la extinción de plantas y de animales no deja de ser ‘un proceso normal de la evolución de la
vida’. Ciertamente, la cantidad de especies extintas a lo largo de las eras
y periodos geológicos, debe superar las especies actualmente en peligro de
extinción visto que todas ellas están sujetas a la ley de los cambios
climáticos y a la capacidad de adaptación al medio ambiente, de acuerdo con la
teoría de Charles Darwin (1809-1882), sobre la selección natural y sexual de
las especies. O problema está en el incremento asustador de los últimos siglos:
conforme piensan los estudiosos, hasta la aparición del hombre sobre la tierra,
la tasa de extinción fue de ‘apenas una especie a cada dos siglos’. Ya a partir
del siglo XVI, la tasa subió para 60 especies sólo de mamíferos, a cada siglo.
Y peor aún: este proceso se acelera asustadoramente debido a los cambios
bruscos del clima, además de otras muchas causas provocadas por el propio
hombre. Datos de la UINC nos aseguran: ¼ de los mamíferos del mundo están
amenazados de extinción. En España, más de la mitad de los mamíferos ya están
amenazados de extinción según las diferentes categorías: extinto (EX), en peligro
(E), vulnerable (V), rara (R), indeterminada (I), insuficientemente
conocida (K) y no
amenazada (NA). Estadísticas de la Lista Roja aparte, 53% de
los peces continentales están en peligro de extinción ej.: el atún rojo, así
como 27% de anfibios y reptiles y 33% de
aves (acuáticas y terrestres). La explotación de animales silvestres
considerada normal por algunos hace que muchas especies entren en el rango de
‘amenazadas’ ej.: la ballena, el rinoceronte, el alce gigante, el periquito de
California, etc. Las causas inmediatas: la caza excesiva y la destrucción de su
hábitat.
Interesa considerar otra faceta de la
extinción: muchos animales no están bien determinados o estudiados por
desconocimiento científico tanto en relación a su número cuanto a la especie a
que pertenecen. Posiblemente, debido al ritmo acelerado de extinción en la
actualidad muchas de esas especies no se las llega a conocer y mucho menos a estudiar.
La UINC ha listado 12.259 especies amenazadas – en peligro crítico, en peligro
y vulnerable. En esa lista están
incluidos ¼ de mamíferos, 1/10 de aves,
34% de peces (sobre todo de agua dulce), 15% de anfibios y 20% de reptiles. En
grupos menos estudiados, las amenazas de extinción recaen sobre 900 moluscos,
500 insectos y 400 crustáceos: estas especies por ser más conocidas. Sin
embargo, muchas otras ni se las conoce… La pesca y la caza son las causas más
insidiosas contra los animales. Para tener una idea aproximada de lo que ocurre
hoy en día sirva de ejemplo este caso asustador: en lo que llevamos de año (octubre/2013),
cazadores furtivos irresponsables mataron 428 rinocerontes en Sudáfrica. El
Parque Nacional Kruger es el más afectado: en él fueron muertos 267 ejemplares de
una especie en peligro de extinción. El denominado león del cabo es una especie ya extinta: se culpa a los cazadores
holandeses, pero los verdaderos culpados son los ingleses que comenzaron a
cazarlo a principios del siglo XIX, primero como deporte, después como
represalia a sus ataques al ganado bovino y equino. En España, entre tantas
otras especies, cito el quebrantahuesos
o buitre barbudo: está en peligro de extinción. Habita en las zonas montañosas,
recortadas por valles profundos y laderas soleadas de la península Ibérica; se
alimenta de carroña. Sus alas desplegadas llegan a 3m y su ‘territorio’ puede
llegar a 250km². En 1960, por tanto más de 50 años atrás, tan sólo existían 6
parejas de esta especie en la serranía de Cazorla/Jaén. Pero gracias a compañas de enumeramiento, hoy parece
que el número aumentó un poco. En tiempos idos, los ganaderos y pastores
perseguían y mataban a los buitres por considerarlos aves de mal agüero, y porque
amenazaban al ganado en la época del parto. El buitre leonado está en la Lista
Roja como especie de interés especial (1990), en función de su valor ecológico,
científico, cultural o por su singularidad. En algunos lugares aparece como
‘vulnerable’ (País Vasco) o especie ‘extinguida’ (Murcia). El mayor peligro
está en cebos envenenados colocados en el campo ilegalmente por cazadores,
entre otras causas. Fue un animal muy importante en la cultura celtíbera: los
caídos en combate eran dejados para su alimento > ‘el alma del guerrero acudía más rápidamente al cielo’. Es común
asociarlo al dios Lug de los vacceos > primeros pobladores de
Castilla.
Muchos estudiosos se preguntan, ¿es
posible evitar la extinción de los animales silvestres? La respuesta puede ser
complicada: en principio, se dice que cualquier lucha contra los factores no
naturales -¡contra las causas naturales no hay como luchar debido al factor
sorpresa!- es sumamente difícil, pero no imposible. Por cierto, evitar la
cacería o la tala de bosques, matorrales y otras zonas silvestres, no parece
ser imposible en un país como España, donde cada comunidad autónoma se comporta
prácticamente como si de un país diferente se tratara. Además, yo pienso que
cualquier causa proveniente del comportamiento humano es pasible de mudanza.
Decir que personas perderán el empleo, fábricas deberán cerrar sus puertas,
mucho dinero será perdido, etc., son problemas solubles a medio y largo plazos.
En estos tiempos ‘modernos’ cuántos empleos se quedaron por los caminos de la
vida, pero en compensación cuántos otros se instituyeron hasta con lucros
mayores. A final, a lo largo de los siglos esto fue común aunque traumático y
origen de muchas confusiones, pero se hizo. Hoy en día, creo que con un poco de
inteligencia y sabiduría no sería un problemón, principalmente cuanto a los
cazadores. Son relativamente ‘muchos’ en nuestro país, pero las mudanzas y
transformaciones podrían acontecer por etapas. Antes de todo, es preciso
entender que la Naturaleza es madre y no madrastra. Queriendo de verdad las
cosas, todo se consigue con buena voluntad y amor a los animales silvestres,
que son en verdad ‘nuestros hermanos’, como diría san Francisco de Asís. ¿Sería
difícil decir, ‘¡buenos días, hermano
lobo!’, ‘¡buenas tardes, hermana
comadreja!’, ¡cómo está hermosa la
solana, hermano buitre!’? No estoy soñando, apenas deseo evitar la
depredación y exterminio de animales silvestres por ser ‘encantos vivos’ de la
Naturaleza. Bichos que no hacen mal a nadie: ¡dejémosles vivir su vida, y los
miremos con ternura y amor!: a final son hijos de la misma madre, la Naturaleza.
Me encantó ver un guardia forestal en Herrera de Pisuerga, cumpliendo su
profesionalismo con diligencia, educación y simpatía. Fui visitar a San Jorde de Ojeda (¡sólo resta la
ermita, y en estado ruinoso!), en compañía de mi hermano José, que llevaba su
perrito don Draco. El guardia cuando
nos vio inmediatamente fue a nuestro encuentro para alertarnos que aún no había
comenzado el tiempo reglamentar de caza. Nuestra intención era puramente
mística y religiosa; no portábamos arma ninguna y ni las queremos. Pero el
guardia estaba pendiente de su oficio. Y lo hizo con mucha clase.
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