El nacionalismo catalán es
algo inaudito, tanto porque sus dirigentes mienten tergiversando la Historia de
España [coincidentemente siempre a su favor], como porque es una comunidad
autónoma (¡?) que no acepta ser lo que es -‘como
si de una adolescente inmatura y rebelde se tratara’-, y ha sido siempre un
antro de insatisfacción y anarquía durante muchos y muchos años, por no decir
la vida entera. A este respecto, recorto algunos comentarios no de un bloguero
cualquier, sino de un hombre culto, de un ingeniero asociado a Massimo Moratti,
propietario de la mayor refinería del Mediterráneo, Merhav-Group of Companies = una corporación transnacional localizada en Israel, y especializada en el
desarrollo y financiamiento de proyectos de gran escala y/o alta complejidad.
Por tanto, su autoridad es incuestionable, sobre todo si comparada con eses
dirigentes catalanes descabezados y de poca capacidad intelectual, Artur Mas (licenciado en ciencias económicas por la
Universidad de Barcelona) y Francesc
Homs, (licenciado en economía también
por la misma universidad), ‘dos
traidores y dirigentes corruptos del
nacionalismo catalán que, en los 10 últimos años, han desmantelado las grandes
empresas españolas’, nos dice Roberto Centeno (foto). En realidad, son demagogos
baratos que conducen a Cataluña, como refería Albert Boadella, ‘al suicidio colectivo y hay que dejarles que
se suiciden, porque llevan años diciendo que se van a tirar del puente’.
Pues bien, Roberto Centeno González (salmantino, 1962)) = doctor ingeniero y catedrático en economía por la Universidad Complutense de Madrid, y
que tiene por compañero a otra gran personalidad española, Ramón Tamames
(Madrid, 1933), catedrático de
estructura económica por la Universidad Autónoma de Madrid, nos hablan sobre el
nacionalismo catalán. Desde lo alto de su argucia y argumentos consistentes, Roberto
Centeno nos dice taxativamente: ‘estos
incultos payeses [= campesinos catalanes] sufragan con el dinero de los españoles, que tan generosamente entrega
Rajoy a los enemigos de España, un simposio dictado por el odio y la mentira,
bajo el lema ‘España contra Cataluña’,
cuando la realidad es justo lo contrario: ‘El nacionalismo catalán contra
España’. En los últimos 10 años la
responsabilidad del desmantelamiento de las grandes empresas españolas recae
sobre los corruptos dirigentes del nacionalismo catalán, apoyados en la felonía
de los dos presidentes más ineptos y
desidiosos de la Historia de España. Estos son los hechos, y no las
fabulaciones y mentiras de la canalla separatista’. Esos dos presidentes a
que se refiere Roberto Centeno son: Adolfo Suárez (‘este calamitoso ignorante que dividió Castilla en 11 trozos’) y
Felipe González del PSOE (‘desmanteló la
industria pesada, la pesca y la producción lechera para pasar a la historia
como aquel que llevó España a la Unión Europea’). Roberto Centeno
desentraña el caso de la Repsol = los catalanes ‘impidieron que fuera la primera petrolera privada mundial por reservas
probadas, a fin de evitar la autosuficiencia energética de España’; el caso
de Iberia y hundimiento del
Aeropuerto de Barajas/Madrid a favor del aeropuerto de El Prat/Barcelona =‘vía Vueling y la masonería inglesa, que
compraron voluntades de directivos desleales a su empresa y a su patria’.
Este caso de Iberia es absurdamente uno de los hechos más espurios
contemporáneos. Centeno habla también de la OPA catalana, que entregó ENDESA, ‘nuestra primera y más importante empresa
eléctrica’, a Italia. Habla también de la expansión de los bancos catalanes
con el dinero de los españoles. El Banco de España, según Roberto Centeno, ha
permitido a La Caixa = banco
dominado por la oligarquía catalana, esconder sus activos tóxicos, ya podridos.
Otra personalidad notoria es Mario
Conde (Tuy/Pontevedra, 1948), jurista (abogado del Estado), empresario y
político español, aunque estuvo envuelto en el caso Banesto (un escándalo
financiero) que nada tiene a ver con nuestro apartado, pues alguien puede ser
ladrón, pero ser sumamente inteligente; lo peor es cuando se es ladrón y burro.
Pues bien: en El gato al agua = un
programa de TV y radio producido por Intereconomía
Corporación, centralizado en el panorama político de España, uno de los
entrevistados fue precisamente Mario Conde. Como entrevistado no midió palabras
para decir claramente a todos los oyentes del programa: ‘el mito del nacionalismo catalán comienza cuando se estableció en la
Constitución (1978) la palabra nacionalidades’. Según Mario Conde, ‘este término en sentido estricto no existía en
España. Incluso, fue creado por una interpretación errónea del Tribunal
Constitucional (¡?), dando margen a dos cuestiones extremamente polémicas y
origen de muchas confusiones, sobre todo en relación al nacionalismo catalán (separatista):
una, es la cesión por parte del Estado español a las comunidades autonómicas (en
la práctica, sólo benefició a Cataluña y al País Vasco) materias tan
importantes como la educación, sector administrativo especial, seguridad social
y salud, justicia etc; otra fue la desidia (falta de interés por motivos excusos) de los políticos españoles a la hora de lidiar con la cuestión
separatista que la consideraron de ‘poco realce e importancia’ (¡?). Sin
embargo, es hasta hoy la más insidiosa y problemática porque ha originado y
dado margen ‘a distintas historias de España confeccionadas en algunos casos por
intereses políticos nacionalistas’ ej.: nuevamente, Cataluña y el País
Vasco. Por eso Roberto Centeno se alza contra Adolfo Suárez que permitió (deliberadamente
o no, no se sabe) estos pormenores y detalles de gran transcendencia por los
resultados obvios actuales: Cataluña y el País Vasco y sus respectivos
nacionalismos rabiosos (y desproporcionales) son contra el Estado español.
Mario Conde respondió sin ningún dividiendo: Cataluña, en la historia de España,
¿ha sido un país independiente? ¡No,
nunca lo ha sido! Castilla, en la historia de España, ¿ha conquistado por
las armas a Cataluña? ¡No, nunca! Y,
por último, ¿Cataluña entró en guerra o colocó su ejército en busca de la
independencia? ¡No, nunca lo ha hecho!
Entonces, ¿por qué cargas de agua el nacionalismo catalán insiste tanto en defender
estas tres premisas si ellas se configuran como deslavadas mentiras? La
respuesta está clara: cuando los catalanes se sienten prisioneros de sus propias patrañas
apelan para otro ‘instituto’, el sentimiento del pueblo. Pero ¿qué pueblo es ese,
si el 72,8% de la población, conforme nos reveló una encuesta libre e
independiente, y no de ‘institutos de estadísticas catalanes’ (¡?) = fue realizada por una
fundación alemana en 2009, se dice que no quiere separarse de España en ninguna
hipótesis? Pero los ‘borregos’ y ‘carneros’ de Artur Mas i Gavarró y Francesc Homs i Molist continúan haciendo
paseatas y provocando a sus vecinos españoles.
Ante las grandes personalidades citadas y sus opiniones en función del
nacionalismo catalán, veamos lo que nos tiene a decir Francesc Homs i Molist (Vic/Barcelona,
1951), un simple licenciado en
economía por la Universidad de Barcelona (¡?), conseller de Presidència y
portavoz de la Generalitat. Ese Homs, aunque de forma matizada después de ser
reprendido por sus compañeros, habla de un escenario en que los españoles en su
conjunto decidirían en una consulta
sobre el nuevo encaje de Cataluña (¡?), tras celebrarse el referéndum catalán
y, como consecuencia, la reforma de la constitución de 1978. Ante las críticas
de los partidos catalanes (CiU, ERC y CUP), este lacayo zorruno de Artur Mas, de frases confusas y nada tranquilizantes,
dice abiertamente sin importarse con lo que dice la actual constitución: ‘no se puede negociar sin aceptar que la otra
parte pueda decir alguna cosa’; o también, ‘si el pueblo de Catalunya vota independencia, se pueden negociar las
condiciones, pero no la decisión’. Pero me diga una cosa: al ‘resto de los
españoles’ (unos 44 millones/habitantes) no nos interesa negociar cosa alguna
en relación a Cataluña, y si el pueblo catalán vota la independencia que la
vote: las cosas no mudan porque yo quiera el cielo y nadie me lo ofrezca. Ahora,
si mi vecino me molesta y me crea problemas, debe ser la justicia que los deberá
resolver, y no los otros vecinos, pienso yo. ¿O estoy errado? Interesante: sólo
es importante, para él y para su jefe, ‘ir
quemando las etapas de una manera bien hecha’. Sin embargo, en cuanto lanza
más leña a la hoguera, pide a los empresarios españoles para que rebajen el
clima de tensión porque ‘esto se nos está
yendo de las manos’. Es decir, los dirigentes catalanes insisten en crear
anarquía con sus idas y venidas, y después piden a los españoles, ya hartos de
sus bravatas, para que rebajen el clima ya extremamente tenso por ellos
provocado, constantemente y sin cualquier descanso. Andan con medias palabras,
cuando simplemente desean la independencia total de España. Mi respuesta como
español, y creo ‘representar’ la inmensa mayoría de mis paisanos, sería el
dicho brasileño: ‘los incomodados que se
muden, y ya lo hacen tarde. Es para ayer’. Y nos dejen en paz que tenemos
otras cosas más interesantes para hacer. ¿Por qué y para qué ejecutar gastos
exorbitantes con consultas y referendos en un país en crisis económica gravísima, simplemente para
satisfacer a un pueblo rebelde y sin un mínimo de respeto por los demás
españoles? Da la impresión que sólo ellos son importantes; los demás… Yo y
muchos otros españoles nos preguntamos, pero ¿quiénes piensan que son esos
catalanes de #&#, pues insisten sin descanso en un hecho ya juzgado y
acepto por la inmensa mayoría de los españoles y de sus representantes, cuando
‘fabricaron’ la Constitución? Ellos están interesados en cambiar la
Constitución de 1978, pero el resto de España no lo está (somos 44 millones o
más): si prevalece la democracia sin chanchullos somos un número aplastante de contribuyentes
contra unos 3 millones de catalanes que tal vez (¡las estadísticas catalanas no
son confiables!) deseen la independencia de Cataluña. Entonces ¿por qué
habríamos de cambiar la Constitución? Las cifras son tan exorbitantes que
parece ridículo el gobierno español atender a un pedido tan patético. El
territorio de Cataluña es exclusivamente de España y no de los catalanes. Por lo tanto, coge tu
mochila y chispa, catalán ‘farofeiro (en portugués, dado a bravatas)’. Los catalanes pueden hacer los
referendos que quieran, pues el ‘resto de los españoles’ (¡somos tantos millones!)
no mueve una paja ante tamaña desfachatez. Homs, vete para casa, por favor.
Intenta concertar apenas los desperfectos de tu casa y familia, porque tu
‘licenciatura’ en España no vale absolutamente nada. Ese Homs es, además,
atrevido: acusa al gobierno español de utilizar la ‘técnica del avestruz’ al no
dialogar, y dice sin medias palabras: ‘parece
que la democracia igual molesta a algunos’. Pero, cara pálida, ¿de qué
democracia estás hablando, si somos 44 contra 3 millones ‘inciertos’?
Democracia, ¿por acaso la democracia catalana es algo celestial, o está hecha de oro para valer tanto así?
¡Ah, Dios mío, cuánta ignorancia y atrevimiento! Homs, mereces una palabrota de
las peores que existen en el diccionario de la lengua catalana…
El otro cabeza de bagre (en portugués, sin mucho juicio e incompetente) es Artur Mas i Gavarró (Barcelona, 1956), también licenciado en economía por la Universidad de Barcelona (¡?). Fue proclamado por la tercera vez consecutiva a la presidencia de la Generalitat (2010), en un momento de fuerte crecimiento electoral y discusión nacionalista. En su discurso de investidura reivindicó un nuevo modelo de financiación para Cataluña como el gran reto de su gobierno, y proclamó la ‘transición nacional’ con fundamento en el derecho de Catalunya decidir su propia independencia (¡?). En plena crisis económica gravísima y de relaciones tensas con el gobierno central español, Artur Mas dirige el giro independentista a favor de la autodeterminación de Cataluña. Pero las malas o buenas lenguas apuntan otra razón más inquietante: la voluntad de distraer la atención de los numerosos escándalos de corrupción en los que su partido (CiU) está implicado. Por eso, en una deslavada extorsión y chantaje quiere que el ‘resto de España’ pague sus chanchullos, estafas y timos indecentes. Ese es el Artur Mas que convoca elecciones anticipadas (dos años antes de lo previsto), tras reconocer su fracaso ante el Pacto Fiscal para Cataluña. Para eso y a fin de mantenerse en el puesto después de tantos reveses y desastres financieros usa el pueblo catalán como material de cañón y el supuesto soberanismo de Cataluña, ya tan pisado y machacado por esos dirigentes de #$%&, para liquidar las propias deudas y despilfarros socialistas. De tantos desastres ‘consentidos’ llevó a toda España a la bancarrota. Y abre tus ojos, oh España ingenua, porque esos ‘amores por el Reino Unido’ (¡el caso de Iberia está muy mal explicado!) no huelen bien a ningún español atento a los acontecimientos. Ese es Artur Mas i Gavarró, un catalán ridículo, descortés y cazurro: en el discurso de ‘acogida’ al Príncipe de Asturias, Felipe de Bourbon (2014), sólo se autoelogió (¡?) y dijo a los convidados entre las tonterías de siempre: ‘bienvenidos a Cataluña, una vieja nación europea, con un lugar en la economía global’. Ni una referencia al príncipe de Bourbon. Otro catalán y representante de una empresa catalana, se negó a saludar al Príncipe de España: ‘no te doy la mano porque no nos reconocéis el derecho a votar. Te la daré cuando nos dejéis hacer la consulta’ (¡?). Como Felipe de Bourbon insistiera: ‘amigo, por educación me has de dar la mano’, el otro respondió: ‘no somos amigos, e insisto que te daré la mano cuando nos dejéis hacer la consulta’ (¡?). ¡Tiene cabimiento tanta falta de educación y de respeto! Estos son los catalanes que quieren votar por una Cataluña independiente y soberana, y aquellos que pretenden dirigir el futuro de una nación. ¡Cataluña está muy bien servida!
El otro cabeza de bagre (en portugués, sin mucho juicio e incompetente) es Artur Mas i Gavarró (Barcelona, 1956), también licenciado en economía por la Universidad de Barcelona (¡?). Fue proclamado por la tercera vez consecutiva a la presidencia de la Generalitat (2010), en un momento de fuerte crecimiento electoral y discusión nacionalista. En su discurso de investidura reivindicó un nuevo modelo de financiación para Cataluña como el gran reto de su gobierno, y proclamó la ‘transición nacional’ con fundamento en el derecho de Catalunya decidir su propia independencia (¡?). En plena crisis económica gravísima y de relaciones tensas con el gobierno central español, Artur Mas dirige el giro independentista a favor de la autodeterminación de Cataluña. Pero las malas o buenas lenguas apuntan otra razón más inquietante: la voluntad de distraer la atención de los numerosos escándalos de corrupción en los que su partido (CiU) está implicado. Por eso, en una deslavada extorsión y chantaje quiere que el ‘resto de España’ pague sus chanchullos, estafas y timos indecentes. Ese es el Artur Mas que convoca elecciones anticipadas (dos años antes de lo previsto), tras reconocer su fracaso ante el Pacto Fiscal para Cataluña. Para eso y a fin de mantenerse en el puesto después de tantos reveses y desastres financieros usa el pueblo catalán como material de cañón y el supuesto soberanismo de Cataluña, ya tan pisado y machacado por esos dirigentes de #$%&, para liquidar las propias deudas y despilfarros socialistas. De tantos desastres ‘consentidos’ llevó a toda España a la bancarrota. Y abre tus ojos, oh España ingenua, porque esos ‘amores por el Reino Unido’ (¡el caso de Iberia está muy mal explicado!) no huelen bien a ningún español atento a los acontecimientos. Ese es Artur Mas i Gavarró, un catalán ridículo, descortés y cazurro: en el discurso de ‘acogida’ al Príncipe de Asturias, Felipe de Bourbon (2014), sólo se autoelogió (¡?) y dijo a los convidados entre las tonterías de siempre: ‘bienvenidos a Cataluña, una vieja nación europea, con un lugar en la economía global’. Ni una referencia al príncipe de Bourbon. Otro catalán y representante de una empresa catalana, se negó a saludar al Príncipe de España: ‘no te doy la mano porque no nos reconocéis el derecho a votar. Te la daré cuando nos dejéis hacer la consulta’ (¡?). Como Felipe de Bourbon insistiera: ‘amigo, por educación me has de dar la mano’, el otro respondió: ‘no somos amigos, e insisto que te daré la mano cuando nos dejéis hacer la consulta’ (¡?). ¡Tiene cabimiento tanta falta de educación y de respeto! Estos son los catalanes que quieren votar por una Cataluña independiente y soberana, y aquellos que pretenden dirigir el futuro de una nación. ¡Cataluña está muy bien servida!
Y no paran por ahí las ‘soluciones’
de este hombre rabioso e indecente que dice abiertamente: ‘no estoy dispuesto a tropezar dos veces con la misma piedra llamada
Plan Hidrológico del Ebro, porque
debe velarse para que haya equilibrio
entre los
intereses de los regantes y el patrimonio tan
extraordinario del Delta del Ebro’
(¡?). Patrimonio extraordinario, ¿qué patrimonio es ese, cara pálida? No
inventa historias: poco sabes de economía, mucho menos de biodiversidad acuática
o marina. Con todo, reconozco la importancia del Parque Natural del Delta del Ebro como 'zona ZEPA y espacio del Convenio de Ramsar (forma parte de la Reserva de la Biosfera de Tierras del Ebro,1983), pero infelizmente no están siendo bien cuidados como sería necesario: el delta del Ebro viene retrocediendo asustadoramente a lo largo de estos últimos 50 años. En realidad, todo es pretexto para socavar al gobierno central de
Madrid. Tratase de un plan hidrológico de gestión de la cuenca del río Ebro que
impulsa, en estos días, el gobierno
central. Cataluña, como siempre lo ha
hecho, ya piensa en tomar medidas para frenar el proyecto, a través de Mas y de
su partido, la Convergència i Unió (CiU), porque entienden que el proyecto ‘tiene que estar al lado de la gente del Ebro
y de todos los regantes de Cataluña’. Es decir, un número considerable de españoles
tienen que hacerse de rehenes porque a ellos les parece así. Mira, caro lector,
no sé por quien te inclinas o tuerces, pero que esos catalanes están
fastidiando al extremo a los españoles de otras regiones, esto nadie lo puede
negar. Y creo que el nacionalismo catalán está jugando exactamente con esta variante:
cansar a todo el mundo, y terminar como muchos ya lo han dicho: ‘manda esos catalanes a la m#&. Si
quieren separarse de España, pues que se separen’. Y de hecho: para la mayor parte de los españoles, la vida no
mudará absolutamente nada; y si mudar, será para mejor. Incluso los diputados
de ambos bandos ya están con los sacos (casi todos) transbordando no sólo de
asco sino de odio porque infernizan la vida de España. Además, personas
entendidas dicen que quién más saldrá perdiendo será la propia Cataluña y no
España, incluso en sentido económico porque terminará de vez el proteccionismo
y el parque industrial español se diversificará compitiendo con un mercado
interno ocupado actualmente por Cataluña. El tiro en este caso les saldría por
la culata. Vamos dar tiempo al tiempo, porque realmente esa historia de
nacionalismo catalán ultrapasó todas las medidas. Detalle: ese Artur Mas i Gavarró,
según referencias, ya fue un individuo ‘formal
en extremo, tímido y con poco pedigrí nacionalista’, pero con todo ese
hombre ambicioso ha sido el único capaz de dar una patada al tablero cuando se
ha visto obligado a jugar con unas normas con las que Cataluña sólo puede
perder. El aval que pretendía encontrar en las urnas no ha sido el que
esperaba; al contrario, ha recibido un varapalo por su apuesta soberanista. Por
increíble que parezca, a los 18 años no era ni siquiera nacionalista. Después
como se ssuele decir, fue todo una carrera -‘primero lenta, y en los últimos meses desbocada- hacia el nacionalismo
explícito’. Ahora se presenta con la promesa de convocar el referéndum de
la autodeterminación. Pero con una sola intención: fastidiar al gobierno
central. Si no fuese el referéndum, sería otra cosa cualquiera… Mismo
consciente de que la histórica ambigüedad de CiU ha socavado su credibilidad,
actúa hoy en día más para convencer a Madrid de que va hacerlo en serio que por
convicción propia. Un consejo: después que todo acabe, la justicia española
debería entrar no para confirmar el referéndum, mas para hacer una inspección
en las cuentas de muchos catalanes, como se ha hecho en el caso del jugador de
fútbol Neymar, del Barcelona. Apuesto que va a salir mucha carroña…
El soberanismo catalán, como leí en un
blog sobre Cataluña, ‘pese a todos los
órdagos’ (en castellano, envite de juego al todo o nada), lleva consigo el si-no-lo-veo-no-lo-creo = una
aptitud todavía muy extendida entre los habitantes de Cataluña con respecto a
las intenciones de la federación nacionalista. El desafío de Mas y su partido
CiU, si se racionalizan las manifestaciones de la Diada (2012) -‘una marea humana con 3km de gente’, entre
600.000 (gobierno) y 1,5 millón de personas
(Mossos d’Esquadra catalanes)’- y el portazo del gallego Mariano Rajoy al Pacto Fiscal, es de consecuencias imprevisibles, pues el soberanismo
catalán tiene un difícil encaje constitucional. El tal Pacto Fiscal = Cataluña quiere recaudar y gestionar todos los
tributos mediante una Agencia Tributaria propia, estableciendo un mecanismo
adecuado para traspasar a la Generalitat las competencias y los medios
actualmente atribuíos a la Agencia Estatal de Administración Tributaria en
Cataluña. En resumo: la Generalitat desea actuar como único agente recaudador.
Ora, ora, dejar a la zorra (¡y qué zorra!) tomar cuenta del gallinero sería
mucha ingenuidad y bajeza. Pero no soy solo yo que así piensa. Ángel de la
Fuente, doctor en economía y miembro del CSIC dijo a todos los españoles: ‘el Pacto Fiscal en la línea del concierto económico exigido por CiU [de Artur Mas] no es viable ni constitucional ni
políticamente. En el primer caso porque atenta contra el principio de igualdad
recogido en la Constitución; en el segundo porque comportaría una reducción
substancial de la financiación del resto de las CCAA, muy difícil de ser vendida
en el resto de España’ = me indigna decir el ‘resto de España’ siempre que se trata de Cataluña; da la
impresión que el tal ‘resto’ es algo pequeño, insignificante, de poca valía.
Pero convengamos: son 473.000km² de España frente a 32.000km² de Cataluña; y 40
millones de habitantes de España contra apenas 7 millones de Cataluña,
suponiendo que todos los catalanes piensen como Artur Mas y Frascesc Homs, lo
que con certeza no es verdad. Mismo ese ‘río
de gente de 3km’ de que hablan los Mossos
d’Esquadra (con absoluta certeza, mienten desbragadamente), el gobierno lo redujo a unos 500/600.000
personas, cuando los tales ‘mossos’
catalanes dicen tratarse de 1,5 millón de
manifestantes. Alguien está mintiendo y feo, porque las cifras son muy
dispares. Ahora bien: a gentes que vienen mintiendo desde hace siglos, resulta
difícil darles un crédito de confianza. Ese tal de Homs llegó a decir que ‘nunca en el mundo (= parece que estoy
oyendo al propio Lula, ex-presidente del Brasil, aunque con una diferencia:
Lula era más modesto a pesar del Brasil ser un coloso; caben 265 Cataluñas) hubo tanta gente como en las calles y plazas
de Cataluña’. Pobre infeliz: aquí en Rio de Janeiro, en todos los finales
de año por motivos variados y no tan importantes ej.: el reveillón congrega más de dos (02) millones de personas. Generalmente, la fuerza de atracción son los fuegos artificiales (según parece
‘organizados’ por una empresa catalana), y cantores de variadas ‘tribus’. En la
llegada del papa al Brasil fueron 2,5 millones por causa de la fe. En manifestaciones
evangélicas en ciudades como Rio de Janeiro y San Paulo esas cifras son
corrientes. Y más: en estas mismas ciudades (y en diversas capitales del
Brasil) la llamada Parada Gay (casi
siempre lleva más de 01 millón de personas a las calles) reúne mucha más gente
que esa ‘inmensa Diada barcelonesa’; y sin mentiras. Por tanto, no te pavonees
Homs, porque no pasas de un pequeño ignorante. Cataluña ciertamente debe ser el
centro de la Tierra y el globo terráqueo aún no lo sabe. O como es costumbre
decir, Cataluña así como el País Vasco entró en la disputa para ver quién es el
mejor ‘ombligo del mundo’.
Y desde el Brasil -por consiguiente bien lejos
del centro neurálgico de los acontecimientos- veo algo más interesante: según
números de institutos catalanes (¡?), el Área Metropolitana de Barcelona
comportaría un 27,8% de ‘simpatizantes’ con el nacionalismo catalán (2009).
Ora, si vino gente de toda Cataluña, y sobre todo de los pueblos alrededor de la
capital (los llamados dormitorios de
Barcelona, bastante poblados) la cifra entre 500.000 y un millón dice poco en
relación a los actuales 7.565.603 millones de habitantes = 16,03% del total
español, siendo que unos 20% de estos son extranjeros (sudamericanos, europeos
del Este y del Magreb), pues mal pasa de 2,13% de la población española. Un
índice absolutamente despreciable ¿Por qué entonces vanagloriarse con esa Diada (2012)? ¿A quién ellos quieren
impresionar? Y en esa encuesta no están contabilizados los paisanos y
descendientes de otras regiones de España. Por tanto, ese 27,8% de la encuesta
es ficticio, lo que prueba que los institutos catalanes de estadísticas no son
‘serios’ ni confiables. De cualquier modo, no quitemos importancia a lo que
ellos llaman de ‘tsunami nacionalista
catalán’, porque realmente ha habido un profundo cambio: en 2010 apenas 23%
de los catalanes tenían como primera opción territorial una Cataluña con derecho
a la autodeterminación (‘una Cataluña
independiente’). Esa cifra se ha doblado prácticamente en apenas dos años:
hoy son 41% que defienden una Cataluña independiente. Es un cambio sin
precedentes = un ‘verdadero terremoto
político’ en esa Comunidad Autónoma. Como decía un comentarista, hoy en
Cataluña ya no existen más partidos transversales: la fuerza electoral se ha dividido entre el catalanismo (CiU) y el españolismo
(PSC), por causa de Artur Mas y los socialistas de un Zapatero que, conforme
circunstancias adversas, Mariano Rajoy y
su PP tendrán que resolver a contento de todos. No será nada fácil. Y un
detalle importante, pues no sabemos cómo todo eso terminará: Artur Mas ha sido
citado por el Sindicado de Manos Limpias (fundado en 1995) ante el Supremo
Tribunal de Justicia de Catalunya por
prevaricación, desobediencia y sedición. Le acusan de llevar adelante
acciones a favor de la desintegración de España. En verdad, es ‘autor, partícipe y mentor intelectual de
actuar por la desmembración de España, contraviniendo la legislación vigente,
con lo que sus acciones son pasibles de punición’. El querellante, en este caso, es el Sindicato Manos
Limpias = un Colectivo de Funcionarios Públicos de España, con sede en
Madrid. Se define como un sindicato anticorrupción = ‘interpondremos todo tipo de denuncias ante las corrupciones políticas o
económicas que lesionen el interés público o general’. Es contrario a los nacionalismos separatistas
históricos: ‘lucharemos siempre por la
defensa del orden constitucional de nuestro país, frente a los movimientos
separatistas que pretenden disgregarlo’. Es considerado un movimiento
ultraderechista tanto nacional como internacionalmente, y toma el nombre del
movimiento italiano y fiscal Di Pietro
contra las mafias de Italia. En realidad, hay gente interesada en
descalificarlo o cuando menos ridiculizarlo porque incomoda a mucha gente. De
cualquier forma, Artur Mas y otros 10 políticos responderán ante la justicia,
pues al declararse como sujetos políticos y jurídicos soberanos ‘muestran repudio hacia España, hacia todos
los españoles’, al herir el artículo 1.2 de la Constitución española, donde
se declara que la soberanía de la nación reside apenas y tan solamente en el
pueblo español. Es difícil decir si tendrán éxito, por motivos obvios…
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