El halcón peregrino (Falco peregrinus) es una de las aves
rapaces más cazadoras del mundo, tan formidable y determinada en cetrería que agazapa
a sus presas en pleno vuelo. Resultan espantosas su audacia y velocidad: así que
las avista, desde muy alto, se lanza en un brusco y vertiginoso picado que
puede llegar a 320km/h. Por este motivo, los halcones siempre fueron las aves
preferidas en cetrería, y así lo han sido durante muchos siglos. Los halcones
están presentes en todos los continentes, excepto en la Antártida, y desde
tiempos inmemoriales fueron abundantes en todo el Planeta, aunque cayeron
abruptamente en números absolutos a mediados del siglo XX. En los EUA y Canadá
fue considerada tiempos atrás un ave en peligro de extinción. En la actualidad
las poblaciones se recuperaron después que entró en vigor la restricción a los
pesticidas químicos y al uso del venenoso DDT (1970) = insecticida organo-clorado
sintético de amplio espectro, acción prolongada y estable, y aplicado en el
control de plagas de cultivares (desde 1939/40). Su efecto tóxico fue tan
persistente que aún existen miles de toneladas dispersas en aguas, tierras y
organismos vivos. Los halcones son tan valientes y fuertes que pueden volar más
de 25.000km en un año. Y su instinto de regreso es tan perfecto que vuelven a
sus nidos sin cualquier problema. Entre los egipcios se decía antiguamente que
el halcón era el único animal capaz de mirar al sol frente a frente; nadie sabe
decir por qué esto acontece. Curiosamente, los emplazamientos de sus nidos
perduran por muchos y muchos anos; algunos son ocupados por varias generaciones
seguidas de halcones. En libertad vive
17 años; en cautividad puede ultrapasar los 25 años de edad. De cualquier forma,
estas aves rapaces necesitan de grandes espacios abiertos y prosperan mejor cerca
del litoral donde abundan las aves marinas, aunque pueden habitar en todos los
ecosistemas terrestres, desde la tundra hasta los desiertos, en bosques mixtos
y en praderas de contornos infinitos. Se han encontrado halcones peregrinos en
puentes y rascacielos de grandes metrópolis. Es el ave cazadora más rápida del
mundo, y al contrario de lo que vemos en otras especies avícolas, el
halcón-hembra es mayor que el halcón-macho.
El halcón peregrino recibe todos los elogios posibles en cetrería. Así
lo describe un experto: ‘ninguna otra ave
puede disputar al halcón peregrino el
dominio de los cielos. Su maestría en el vuelo es tal que con un poderoso
enderezamiento, puede subir casi en la vertical o caer en picado a más de
200km/h, por lo que tiene el récord de velocidad en el reino animal’. De
hecho, el halcón peregrino es el ave más veloz de todos animales avícolas y por
eso ha sido elogiado y preferido por los cetreros en virtud de sus
características especiales para la caza y el vuelo. Incluso porque la inmensa
mayoría de sus presas no son animales terrestres. Pelo contrario, son aves
pequeñas y medias que desde alturas ‘infinitas’ (más de 1.000m de altitud) las ataca a una
velocidad sorprendente y las aturde con un golpe magistral (muchas veces
suficiente para matarlas). En el Reino Unido ha sido de gran utilidad, pues
ahuyenta a los cuervos que frecuentan los aeropuertos militares próximos a
bosques y arbolados, ya que una parvada de cuervos, buitres, alimoches etc,
puede provocar un desastre de terribles proporciones. Casi todos los estudios y
fuentes de consulta resaltan las cualidades del halcón peregrino como ‘especie de animal capaz de alcanzar la mayor
velocidad de desplazamiento que se puede encontrar en nuestro Planeta’. El
halcón peregrino, con unos 0,58cm de longitud por 120cm de envergadura, se lanza
en picado sobre dos tipos de aves: las palomas y los patos, llegando a alcanzar,
como dijimos arriba, velocidades en torno de 320km/h. Este tipo de caza la
realiza en pleno vuelo golpeando a las presas en las alas con sus potentes
garras. Los halcones son muy agresivos, sobre todo cuando están criando. Con
frecuencia atacan a las águilas reales (otro gran cazador de los cielos
ibéricos) cuando por descuido pasan por su territorio. Los halcones anidan en
los riscos rocosos del monte, pero también lo hacen en chimeneas o en nidos
abandonados por otras aves. Y es posible que usen el mismo lugar en los
próximos años. La nidada es habitualmente de 2 a 6 huevos; y si se pierde
anidan de inmediato. La incubación es efectuada por la hembra en su mayor parte
a lo largo de 33 días, en cuanto los pichones dejan el nido a los 42 de
nacidos, aunque se mantengan bajo los cuidados de los padres por más algunas
semanas. Su alimentación gira en torno de pequeñas aves y mamíferos ej.: los
murciélagos que atrapa en el vuelo o los saca de las grietas rocosas. No
desprecia asimismo reptiles, anfibios, peces y carroña.
El halcón peregrino es un ave falconiforme = aves que se caracterizan por adaptaciones a la depredación como pico potente, curvo y aguzado, y garras extremamente afiladas. Aves diurnas, tienen un sentido de visión muy apurado: los músculos que actúan sobre los ojos son lisos, y sólo las aves de rapiña como el halcón peregrino poseen esa musculatura estriada, sin duda la característica más importante de adaptación a la caza. Todas las aves falconiformes tienen una expectativa de vida muy alta; llevan también bastante tiempo para conseguir la madurez sexual. Por lo general, la hembra es mayor que el macho y permanece por más tiempo cuidando de los polluelos; muchas especies falconiformes (cerca de 257 aves de rapiña diurnas) establecen relaciones familiares monogámicas. El halcón peregrino es del tamaño de un cuervo grande, con la espalda de color gris-azulado y la parte inferior blanquecina con machas oscuras; la cabeza es negra y ostenta una amplia y característica bigotera también de color negro. Los halcones están en todas las partes del mundo, pero evita las regiones polares, montañas muy elevadas y selvas tropicales. Sólo está ausente en Nueva Zelandia (y evidentemente en la Antártida), lo que le convierte en el ave de presa más extendida del mundo. Curiosamente su nido (en pequeñas oquedades encontradas en el suelo) no posee cualquier material, y casi siempre se localiza en bordes de acantilados o, en nuestros tiempos (nadie sabe decir por qué) lo sitúa en estructuras elevadas construidas por el hombre (rascacielos). Actualmente, las poblaciones se recuperan, gracias a la protección a gran escala de los lugares de anidamiento y liberación de ejemplares de la naturaleza. Machos y hembras con marcado dimorfismo sexual tienen un plumaje y marcas parecidas, siendo las largas y puntiagudas alas de los halcones adultos de un azulado a gris-pizarra con barras oscuras; los extremos de las alas son negros. La cola larga, estrecha y redondeada con la punta negra y una banda blanca en el extremo, además de coloreada como la espalda, presenta barras limpias y finas. Otra característica importante: el pico superior es cerrado cerca de la punta, una adaptación que le permite matar a las presas cortándoles la columna vertebral en el cuello.
El halcón peregrino es un ave falconiforme = aves que se caracterizan por adaptaciones a la depredación como pico potente, curvo y aguzado, y garras extremamente afiladas. Aves diurnas, tienen un sentido de visión muy apurado: los músculos que actúan sobre los ojos son lisos, y sólo las aves de rapiña como el halcón peregrino poseen esa musculatura estriada, sin duda la característica más importante de adaptación a la caza. Todas las aves falconiformes tienen una expectativa de vida muy alta; llevan también bastante tiempo para conseguir la madurez sexual. Por lo general, la hembra es mayor que el macho y permanece por más tiempo cuidando de los polluelos; muchas especies falconiformes (cerca de 257 aves de rapiña diurnas) establecen relaciones familiares monogámicas. El halcón peregrino es del tamaño de un cuervo grande, con la espalda de color gris-azulado y la parte inferior blanquecina con machas oscuras; la cabeza es negra y ostenta una amplia y característica bigotera también de color negro. Los halcones están en todas las partes del mundo, pero evita las regiones polares, montañas muy elevadas y selvas tropicales. Sólo está ausente en Nueva Zelandia (y evidentemente en la Antártida), lo que le convierte en el ave de presa más extendida del mundo. Curiosamente su nido (en pequeñas oquedades encontradas en el suelo) no posee cualquier material, y casi siempre se localiza en bordes de acantilados o, en nuestros tiempos (nadie sabe decir por qué) lo sitúa en estructuras elevadas construidas por el hombre (rascacielos). Actualmente, las poblaciones se recuperan, gracias a la protección a gran escala de los lugares de anidamiento y liberación de ejemplares de la naturaleza. Machos y hembras con marcado dimorfismo sexual tienen un plumaje y marcas parecidas, siendo las largas y puntiagudas alas de los halcones adultos de un azulado a gris-pizarra con barras oscuras; los extremos de las alas son negros. La cola larga, estrecha y redondeada con la punta negra y una banda blanca en el extremo, además de coloreada como la espalda, presenta barras limpias y finas. Otra característica importante: el pico superior es cerrado cerca de la punta, una adaptación que le permite matar a las presas cortándoles la columna vertebral en el cuello.
El nombre científico falco peregrinus –del latín, ‘halcón
viajero’ o ‘halcón nómada’- hace alusión a sus hábitos migratorios; ya el
término falco, derivado de la palabra
latina falx con el sentido de hoz, hace referencia a la silueta de las alas largas y puntiagudas de los
halcones en el vuelo. En la península Ibérica y en otras regiones mediterráneas
prevale la subespecie Falco peregrinus
peregrinus que se reproduce en la mayor parte de Eurasia (entre la tundra
del norte y la región del mar Mediterráneo, de los Pirineos y del cinturón
alpino del sur europeo). Los machos son menos pesados que las hembras en la
proporción de 580-750gr y 925-1300gr, respectivamente. En torno del mar Mediterráneo, excepto en
regiones más áridas, encontramos la subespecie Falco peregrinus broockei, más conocido como halcón peregrino
mediterráneo o halcón maltés. Se incluyen en esta subespecie la mayor parte de
los especímenes de la raza conocida como Falco
panicus, y algunos híbridos
provenientes de Argelia/África del Norte. Este grupo se le ve en la península
Ibérica, y alrededor del Mediterráneo hasta los montes del Cáucaso/Turquía. Su
característica más en evidencia es no ser migratorios, y su constitución física es también más
pequeña que la de sus hermanos euroasiáticos.
El halcón peregrino caza normalmente al amanecer y al anochecer, cuando
las presas son más activas; ya en las ciudades y zonas urbanas, especialmente
durante los periodos migratorios, la
caza nocturna se torna más frecuente ej.: la codorniz común, el cuclillo
piquigualdo, el zampullín cuellinegro, etc. Es especialista en espacios
abiertos, a menudo sobre lagos, pantanos o embalses, valles y campos, y de modo
muy particular en la tundra (enormes planicies sin árboles al sur de los hielos
polares). El halcón busca a sus presas desde una posición estática elevada o en
el aire: localizada la presa, el ataque es realizado en picado, doblando la
cola y las alas hacia atrás y con las patas pegadas al cuerpo. La fuerte
presión atmosférica a cerca de 320km/h podría dañarle los pulmones, sin embargo
esto no acontece porque dispone de unos pequeños tubérculos óseos en las fosas
nasales (a semejanza de los motores de reacción), lo que le permite vencer las
ondas de choque del aire y respirar fácilmente en cuanto realiza el picado. Para
proteger los ojos, usan membranas nictitantes
(como ‘terceros párpados’) para limpiar las lágrimas y proteger los ojos
manteniendo intacta su visión espectacular. El halcón golpea a la presa
capturándola en el aire por medio de sus garras apretadas, atontándola o
matándola antes de dar la vuelta para capturarla en el aire a una velocidad
supersónica. Si la presa es más pesada la deja caer a tierra, la despluma (si
fuere ave), y después la come a sus anchas porque los carroñeros le tienen
miedo y mucho respeto.
El halcón peregrino se alimenta casi
exclusivamente de aves de tamaño medio tipo paloma, codorniz, pájaros cantores o patos asilvestrados. También
caza pequeños mamíferos como ratas, ratones, liebres, conejos, ardillas etc, y
los murciélagos cazados durante la noche. En las costas del litoral se abastece
de aves marinas especialmente de gaviotas, su comida predilecta. Los insectos y
reptiles también forman parte de su dieta alimentar, sobre todo cuando la disponibilidad
de las presas está escasa. Pero de todas las presas, el halcón prefiere la paloma bravía, una especie muy común en
nuestras zonas urbanas, pues se alimenta de granos y semillas. Es la forma
silvestre de la cual han derivado todas las razas de palomas domésticas. Y como
la mayoría de sus congéneres, el halcón es territorial sobre todo durante el
periodo de reproducción, y las parejas anidan por lo general a una cierta
distancia entre ellas. A final, la distancia entre los nidos asegura comida y
alimento suficientes para todos, padres
y crías. Dentro del territorio falconiforme las parejas pueden tener varios
lugares de anidada, pudiendo variar de 1 hasta 7 en sus 16 años de
supervivencia. La pareja defiende el lugar escogido para anidar y decide tener
sus polluelos luchando contra otros compañeros, y hasta contra águilas reales y
cuervos enfurecidos. En la reproducción del halcón peregrino llama nuestra
atención el vuelo del cortejo amoroso donde se mezclan acrobacias aéreas,
espirales precisas y vuelos en forma de un ocho (8). Se emparejan de por vida y
vuelven al mismo nido todos los años; difícilmente mudan de lugar por
generaciones. Otro misterio acrobático de la especie es cuando el macho pasa a
la hembra la presa capturada mientras están en el aire: para hacerlo con
maestría, la hembra vuela al revés (parte
opuesta del vuelo) como hacen los aviones en la escuadrilla de la humareda,
para recibir la comida de las garras del macho. Los halcones suelen anidar en repisas y oquedales en el
suelo, al borde de acantilados situados bajo un saliente, en repisas con
vegetación en dirección sur. Antes del desaparecimiento de la mayor parte de
los halcones peregrinos de Europa había considerables poblaciones en la parte
central de nuestro continente, principalmente en el lado Occidental. En esos
lugares, solían utilizar los nidos de otras grandes aves, siendo que en
regiones remotas y tranquilas como en el Ártico las pendientes escalonadas,
rocas bajas y montículos dispersos sirven como lugares de anidada. En estos
casos, la hembra suele excavar un hueco poco profundo en terreno más suelto
(arena, grava o vegetación muerta) y allí mismo pone sus 3 o 4 huevos. Los
rascacielos usados por los halcones en su reproducción parecen ‘corresponder’ a
las repisas de acantilados naturales donde prefieren ubicar sus nidos para no
ser importunados por los depredadores. El macho también ayuda en la incubación
de los huevos a lo largo del día, pero de noche sólo la hembra se da a ese
trabajo, siendo que durante los primeros días la hembra los cubre permanentemente,
en cuanto el macho se encarga de traer la comida para la hembra y los
polluelos. El radio del territorio de caza de los halcones está estimado en
24km² en torno del nido.
La utilidad del halcón peregrino ha sido siempre puesta en práctica en el arte de cetrería = una actividad venatoria entendida en su duplo sentido: (1) como arte de criar, domesticar, enseñar y curar los halcones y demás aves rapaces que servían para la caza de volatería; y (2) como una manera de cazar aves y algunos cuadrúpedos que se hacía con halcones, azores y otros pájaros que persiguen a las presas hasta herirlas o matarlas. Esta actividad de cazar con aves rapaces, especialmente con halcones peregrinos y otras aves de presa, así fue definida por Rodríguez de la Fuente (1928-1980), un médico naturalista español y reconocido en la TV como Félix, el amigo de los animales, y uno de los más conscientes ecólogos en defensa de la Naturaleza: ‘la primera vez en que el hombre no sometió al animal al yugo y al látigo’; o como Wikipedia nos lo afirma: ‘biológicamente, es una simbiosis entre el hombre y el animal, una relación en la que ambas especies se benefician’. De esta manera, el hombre captura y liga al ave de presa al propio hombre a través de reflejos condicionados, y la entrena en la caza y en la fidelidad. La cetrería con halcones y azores fue práctica común y muy extendida en la Edad Media, ligada a la nobleza y a los potentados. Acabó decayendo por el poder de las armas y la mayor vistosidad o festividad ofrecida por la montería = partidas de caza mayor. El diccionario español llama a los practicantes de cetrería ‘halconeros’ o ’cetreros’, aunque el término ‘halconero’ se refiera antes al cuidador de las aves, practique o no la cetrería con ellas. Ya el ‘cetrero’ es aquel que practica la caza, sea o no cuidador de su ave rapaz. En Europa, la época dorada de la cetrería con halcones y su enorme afición fue más actuante durante la Edad Media, entre los siglos VI y XVI, en que se cazaba con halcones y azores, disfrutando entonces de su mayor auge y difusión. Sin embargo, esta técnica venatoria cayó en desuso debido principalmente a los costos financieros en entrenar y mantener un buen equipo de halcones y halconeros, pues la cetrería en si misma fue un divertimiento de reyes y grandes señores feudales. Hoy es un deporte practicado con aves de presa criadas en cautividad, no suponiendo cualquier peligro para las aves silvestres (¡?). Pero aún existen zonas donde se sigue capturando aves silvestres. En 2010 la cetrería fue declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, apenas por ser uno de los métodos de caza tradicionales más antiguos del mundo. Con todo, con un pequeño pero importante reparo: ‘debe ser selectivo con las presas cinegéticas, no contaminante y respetuoso con el medio ambiente’. En la cetrería se debe distinguir entre las aves rapaces de alto o de bajo vuelo, ya que las presas son de características totalmente opuestas. Si fueren de bajo vuelo, las presas son roedores (ratones, liebres, conejos) o aves de vuelo lento. En este caso se usan águilas, azores o gavilanes. Pero si las presas son de vuelo alto, la caza es más especializada y las presas son palomas, cercetas, garzas, patos etc. Esta cetrería es realizada con halcones peregrinos y se entrenan al señuelo o guante. Después de un par de semanas, el halcón está pronto para llevarlo al campo.
La utilidad del halcón peregrino ha sido siempre puesta en práctica en el arte de cetrería = una actividad venatoria entendida en su duplo sentido: (1) como arte de criar, domesticar, enseñar y curar los halcones y demás aves rapaces que servían para la caza de volatería; y (2) como una manera de cazar aves y algunos cuadrúpedos que se hacía con halcones, azores y otros pájaros que persiguen a las presas hasta herirlas o matarlas. Esta actividad de cazar con aves rapaces, especialmente con halcones peregrinos y otras aves de presa, así fue definida por Rodríguez de la Fuente (1928-1980), un médico naturalista español y reconocido en la TV como Félix, el amigo de los animales, y uno de los más conscientes ecólogos en defensa de la Naturaleza: ‘la primera vez en que el hombre no sometió al animal al yugo y al látigo’; o como Wikipedia nos lo afirma: ‘biológicamente, es una simbiosis entre el hombre y el animal, una relación en la que ambas especies se benefician’. De esta manera, el hombre captura y liga al ave de presa al propio hombre a través de reflejos condicionados, y la entrena en la caza y en la fidelidad. La cetrería con halcones y azores fue práctica común y muy extendida en la Edad Media, ligada a la nobleza y a los potentados. Acabó decayendo por el poder de las armas y la mayor vistosidad o festividad ofrecida por la montería = partidas de caza mayor. El diccionario español llama a los practicantes de cetrería ‘halconeros’ o ’cetreros’, aunque el término ‘halconero’ se refiera antes al cuidador de las aves, practique o no la cetrería con ellas. Ya el ‘cetrero’ es aquel que practica la caza, sea o no cuidador de su ave rapaz. En Europa, la época dorada de la cetrería con halcones y su enorme afición fue más actuante durante la Edad Media, entre los siglos VI y XVI, en que se cazaba con halcones y azores, disfrutando entonces de su mayor auge y difusión. Sin embargo, esta técnica venatoria cayó en desuso debido principalmente a los costos financieros en entrenar y mantener un buen equipo de halcones y halconeros, pues la cetrería en si misma fue un divertimiento de reyes y grandes señores feudales. Hoy es un deporte practicado con aves de presa criadas en cautividad, no suponiendo cualquier peligro para las aves silvestres (¡?). Pero aún existen zonas donde se sigue capturando aves silvestres. En 2010 la cetrería fue declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, apenas por ser uno de los métodos de caza tradicionales más antiguos del mundo. Con todo, con un pequeño pero importante reparo: ‘debe ser selectivo con las presas cinegéticas, no contaminante y respetuoso con el medio ambiente’. En la cetrería se debe distinguir entre las aves rapaces de alto o de bajo vuelo, ya que las presas son de características totalmente opuestas. Si fueren de bajo vuelo, las presas son roedores (ratones, liebres, conejos) o aves de vuelo lento. En este caso se usan águilas, azores o gavilanes. Pero si las presas son de vuelo alto, la caza es más especializada y las presas son palomas, cercetas, garzas, patos etc. Esta cetrería es realizada con halcones peregrinos y se entrenan al señuelo o guante. Después de un par de semanas, el halcón está pronto para llevarlo al campo.
El halcón peregrino viene utilizándose
en cetrería desde unos 3.000 años atrás, siendo los nómadas de Asia central,
principalmente mongoles y chinos, los iniciadores de esta arte milenaria. Por
su capacidad de lanzarse en picado a altísimas velocidades, el halcón fue muy solicitado
y utilizado para capturar todo tipo de aves. En varias guerras, incluso en la
2ª Guerra Mundial, los halcones fueron usados para interceptar las palomas
mensajeras. Se ha utilizado y aún se práctica el uso de halcones para espantar
aves de diversos tipos en aeropuertos a fin de reducir los impactos contra aviones
militares o comerciales, mejorando la seguridad del tráfico aéreo. En la
agricultura moderna se le usa como sistema alternativo de control biológico
para erradicar, o al menos disminuir, el número de aves dañinas en los
cultivares ej.: tordos, abubillas, gorriones, etc. Actualmente se hacen
esfuerzos en varios países (EUA, Canadá, Polonia, Alemania y otros territorios
europeos) para criar ejemplares en cautividad: cuando tienen una edad adecuada
se permite al ave entrenar sus alas y luego enseguida se le obliga a cazar por
sí misma. Enseguida, para liberar a un halcón educado en cautividad se le
coloca en una jaula especial en lo alto de una torre o en la repisa de un
acantilado durante dos o tres semanas hasta aclimatarse al nuevo ambiente.
Estos esfuerzos han sido coronados de notable éxito. Muchos halcones se
instalan en ciudades y anidan en las torres de grandes catedrales, en las
repisas de ventanas de rascacielos y en torres de puentes colgantes j.: en Virginia/EUA
junto a los puentes de los ríos York y James… En 2008, se constató la
existencia de 67 parejas de halcones en el estado de Nova York/EUA en esa
situación. En Inglaterra hubo en las últimas décadas un trabajo estupendo de
recuperación del halcón peregrino en áreas montañosas y costeras, y también en
algunas ciudades aprovechando la abundancia de palomas. En Barcelona (2000), el
Ayuntamiento promovió el Proyecto de
Reintroducción del Halcón Peregrino (Falco penegrinus broockei) con el
objetivo principal de recuperar la presencia de esta ave falconiforme en la
ciudad condal tras su desaparecimiento (1973). Hoy, en España, los halcones
usados en cetrería son ‘especies criadas
en cautividad y llegan de forma masiva por lo que su precio oscila en función
de la dificultad en criarlas’. Algunos pájaros ej.: una hembra de halcón
gerifalte blanco (Falco rusticolus),
puede alcanzar los 12.000 euros, o llegar a los 15.000 dados por una hembra del
azor blanco de Kamchatka/Siberia. Curiosamente, el Dr. Félix Rodríguez la
Fuente (‘Cetrero mayor de España’, su último título) fue el impulsor de la cetrería en España a través de su libro
El arte de la cetrería (edición 1986).
Sus páginas y métodos fueron utilizados para ahuyentar los sisones del
aeropuerto de Torrejón/Madrid.
Los halcones dedican la mayor parte del día a descansar en los posaderos, oteando, vigilando y cuidando de sus plumas o simplemente sesteando a sus anchas. Sólo unos 15/20% del tiempo lo dedican al vuelo, bien sea cazando, desplazándose o desarrollando otros comportamientos como en las primeras horas del día cuando realiza su mayor ‘trabajo’, incluso volando en condiciones de total oscuridad. Los halcones son muy agresivos en la defensa de su territorio, advirtiendo primero y atacando después a otros halcones que pongan en peligro sus dominios. En estos casos, el halcón atacado acaba herido y a veces muerto por el congénere. El halcón suele cazar desde los posaderos o en el aire, siendo más efectivo en el primer caso; llevan en cuenta la distancia a ser recorrida hasta la presa. En los ataques desde el aire o en vuelo desarrollan sus característicos picados que acaban con un golpe de sus garras contra la presa o la agarran sin mayor espectáculo. Suelen realizar también vuelos rasantes de persecución, aunque son menos efectivos. Muchas veces se unen macho y hembra en la caza a una determinada presa, resultando altamente eficaces en esta especialidad por la simetría y originalidad del vuelo. El halcón es un ave ampliamente distribuida por la península Ibérica, Canarias y Baleares, con las mayores densidades falconiformes en el tercio norte peninsular y en la región de Levante, siendo mucho más escasas en el cuadrante sur-occidental. Los halcones ibéricos son sedentarios, aunque realizan desplazamientos de corta distancia, desde los lugares de nidificación hasta los sitios de caza invernales. Durante el invierno, España recibe un número notable de invernantes que llegan del centro-norte de Europa, distribuyéndose enseguida por las dos mesetas (La Vieja y La Mancha) y Andalucía. La tendencia es volver a los lugares de nacimiento, pero esta situación depende de la densidad poblacional y de los huecos vacantes; algunos ejemplares acaban instalándose a notables distancias de su lugar de nacimiento.
Los halcones dedican la mayor parte del día a descansar en los posaderos, oteando, vigilando y cuidando de sus plumas o simplemente sesteando a sus anchas. Sólo unos 15/20% del tiempo lo dedican al vuelo, bien sea cazando, desplazándose o desarrollando otros comportamientos como en las primeras horas del día cuando realiza su mayor ‘trabajo’, incluso volando en condiciones de total oscuridad. Los halcones son muy agresivos en la defensa de su territorio, advirtiendo primero y atacando después a otros halcones que pongan en peligro sus dominios. En estos casos, el halcón atacado acaba herido y a veces muerto por el congénere. El halcón suele cazar desde los posaderos o en el aire, siendo más efectivo en el primer caso; llevan en cuenta la distancia a ser recorrida hasta la presa. En los ataques desde el aire o en vuelo desarrollan sus característicos picados que acaban con un golpe de sus garras contra la presa o la agarran sin mayor espectáculo. Suelen realizar también vuelos rasantes de persecución, aunque son menos efectivos. Muchas veces se unen macho y hembra en la caza a una determinada presa, resultando altamente eficaces en esta especialidad por la simetría y originalidad del vuelo. El halcón es un ave ampliamente distribuida por la península Ibérica, Canarias y Baleares, con las mayores densidades falconiformes en el tercio norte peninsular y en la región de Levante, siendo mucho más escasas en el cuadrante sur-occidental. Los halcones ibéricos son sedentarios, aunque realizan desplazamientos de corta distancia, desde los lugares de nidificación hasta los sitios de caza invernales. Durante el invierno, España recibe un número notable de invernantes que llegan del centro-norte de Europa, distribuyéndose enseguida por las dos mesetas (La Vieja y La Mancha) y Andalucía. La tendencia es volver a los lugares de nacimiento, pero esta situación depende de la densidad poblacional y de los huecos vacantes; algunos ejemplares acaban instalándose a notables distancias de su lugar de nacimiento.
Otra característica particular de
los halcones peregrinos es ser eminentemente ornitófagos = animales que se alimentan de todo tipo de aves, ya
que su espectro alimenticio abarca desde los pájaros más pequeños como el
reyezuelo (Regulus regulus), con
0,9cm de largo, y el chochín (Troglodytes
troglodytes) con 0,10cm de longitud, hasta aves del tamaño de la garza real
(Ardea cinerea), una grande ave con 0,90/100cm de altura y 1,95cm de envergadura
de alas. Las preferencias tróficas guardan una relación directa con la
abundancia y disponibilidad de los diferentes tipos de presas y sus
condicionamientos individuales. Así, las variables que determinan tanto la
selección del hábitat de nidificación como del hábitat de caza son el tamaño y la abundancia de
presas y su accesibilidad a la comida por parte de los padres y crías
falconiformes. En realidad, el halcón peregrino depende de dos tipos de
hábitat: (1) de nidificación, porque
busca paredes rocosas, presencia de huecos y repisas para realizar la puesta y
orientación de su nido, estando relacionadas las tres variables entre sí. En
algunas zonas donde abunda el alimento, pero escasean o faltan paredes
naturales, los halcones peregrinos anidan en canteras, torres de alta tensión,
rascacielos y catedrales de imponentes alturas; (2) de caza, porque busca abundancia de presas y su mejor
accesibilidad. Así, las mayores concentraciones de halcones se localizan en
torno de llanuras cerealistas, humedales, ej.: Laguna de la Nava/Palencia,
colonias de aves marinas, y acantilados costeros en rutas migratorias de
paseriformes, limícolas y anátidas. Hoy, los llamados halcones urbanitas explotan asimismo la abundancia de recursos de
nuestras ciudades y pueblos. De cualquier manera, el halcón peregrino es
considerado por la UINC global (2012) como de preocupación menor (LC); en España, como no evaluado (NE), y en las islas Canarias, en peligro (EN). En la península Ibérica, la amenaza más directa contra
el halcón peregrino es el empleo de biocidas agrícolas y otros contaminantes. También
son amenazas los expolios de nidos y la persecución directa de cazadores ‘iconoclastas’
por deporte. ¡He dicho!
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