1. El rebeco (Rupicapra pyrenaica parva)
es un mamífero bóvido (= rumiante
que pastorea o ramonea), pequeño y esbelto, de 1,20/1,35m de largo por 0,70/0,85cm
de alto y 35/50kg de peso. La constitución física y el tamaño de este animal extremadamente
sociable son muy parecidos a la cabra doméstica, con cuernos verticales más
largos que las orejas y curvados un poco hacia atrás en forma de garfio o
gancho. Los cuernos de los machos son más robustos, y tienen cola corta tanto machos
como hembras. Se trata de un bello y gracioso animal (foto), en cuya anatomía
se destacan las marcas faciales que alternan manchas blancas y negras. Las
patas son también robustas y terminan en pezuñas afiladas, finas y altamente versátiles. El
rebeco es antes de todo ágil y se desplaza con absoluta facilidad y destreza
por acantilados y rocas escarpadas, tanto cuesta arriba como cuesta abajo, a
velocidades sorprendentes sobre todo cuando es perseguido por sus peores depredadores,
el lobo, el oso pardo, el lince y, sobre todo, el hombre. Es uno de los pocos
mamíferos de hábitos diurnos, y vive entre los mayores riscos (rocas altas y escarpadas) de escape en elevadas montañas
casi inaccesibles al hombre, y en las partes más eminentes de los bosques
alpinos [cantábricos o pirenaicos]. En realidad, existen dos especies bastante
diferentes: el rebeco (Rupicabra pyrenaica)
que vive en los montes Cantábricos, Pirineos y Apeninos de Italia, y el rebeco (Rupicabra rupicabra) más encontradizo en
los Alpes y en otras partes de Europa. Ambas se dividen en otras subespecies
europeas o asiáticas (balcánica, carpática, cartusiana, caucásica, rupicapra y
tátrica). El rebeco cantábrico es más pequeño que sus congéneres de los
Pirineos, incluso en la cornamenta.
2. El rebeco es un
animal social que se moviliza formando pequeños grupos en busca de pasto, por
lo general gramíneas y plantas herbáceas. Sienten predilección por algunas
especies arbóreas y/o arbustivas como arándanos, enebros, acebos y zarzas.
Prefieren asimismo áreas de media montaña, motivo por el cual descienden de los
altos peñascos en busca de ciertos bosques montanos, compartiendo este hábitat
con los corzos y otros cérvidos. Sin embargo, les gusta sobremanera vivir en
terrenos muy accidentados y zonas escarpadas donde consiguen burlar a los
predadores. De forma genérica, podemos decir que el rebeco se extiende por el
centro y sur de Europa y por áreas peculiares del Oriente Próximo,
especialmente Turquía y la región del Cáucaso, pero siempre en terrenos
montañosos entre los 800 y 3.100m de altitud. En España, el rebeco es la
especie más característica de los Picos de Europa donde vamos encontrar una
interesante población de más de 5.500 ejemplares entre los casi 17.000 de toda
la cordillera Cantábrica y estribaciones. En los Picos de Europa se estima
exista un tercio de la población total de aquella región montañosa. En 2008,
aún se practicaba un cierto aprovechamiento cinegético en el sector leonés,
pero se dijo en aquella ocasión que la cetrería sería totalmente eliminada de
acuerdo con el Plan Director del Parque. Esta regulación es la única existente
en España y en gran parte de Europa, sea porque en otras poblaciones o bien los
cazadores no cumplen las condiciones de protección a la especie o bien no
existen predadores naturales como el lobo o el oso pardo, sea también porque a
cada dos años se censa su población para averiguar el número de individuos,
estructura de las distintas clases de edad, raza, sexo, densidad, etc.
9. Entre las
curiosidades sobre el rebeco cantábrico, sin duda la más importante de la geografía
e historia españolas, es ésta atribuida al mastozoólogo Ángel Cabrera y Latorre
(1879-1960), considerado el ‘maestro de maestros’ en el estudio de los
mamíferos vivientes de España. En ese paisaje de los Picos de Europa (foto),
concretamente en los canchales al pie de Peña Olvidada, y por encima del Chalet
Real donde se alojó el rey Alfonso XIII (1912) para una cacería de rebecos o
gamuzas, el autor de Fauna Ibérica. Mamíferos, el primer tratado sobre los
mamíferos de España, nos recuerda un hecho que se hizo famoso. Ángel Cabrera y
Latorre incluyó en su obra una lámina con un macho y un hembra adultos, en
pelaje de verano, de los Picos de Europa, regalados por Alfonso XIII al Museo
Nacional de Ciencias Naturales de Madrid en el cual Ángel Cabrera trabajó 25
años. Recuerda también la amistad entre el rey y Pedro José Pidal (otro
aficionado a la caza de rebecos), gran impulsor del Parque Nacional de la
Montaña de Covadonga. Desde aquella época hasta los días actuales, las
poblaciones de rebecos han sufrido varias transformaciones. A comenzar por el
censo de 2007/08 que contabilizó en la cordillera Cantábrica 17.430 ejemplares,
un número considerado en declive ya que en 1995 se censaron 20.165. Las cusas
son varias, pero el motivo principal es atribuido a la sarna sarcóptica, un
brote epidémico provocado por un ácaro en los términos asturianos de Aller y
Caso; poco después ella se expandió hacia el este a una velocidad de 2,6km/año.
La virulencia de esta enfermedad se hizo más fuerte debido a la densidad de los
hospedadores (los rebecos), su agregación espacial y al contacto y uso común de
las zonas de rascado y reposo. Las poblaciones del Parque Picos de Europa
decayeron de 6. 940 en 1995 para apenas 3.916 en 2007/08. El 100% de las
poblaciones de rebeco, censadas en el Macizo Occidental, fueron afectadas por
la enfermedad: disminuyeron el 37%, de 3.360 individuos restaron 1.230,
mientras que en el Macizo Oriental (Cantabria/Palencia), la población no
afectada por la sarna aumentó de 200
para 343 durante esas mismas datas. También en las sierras periféricas
hubo una disminución considerable: de 1.520 ejemplares (1995), el censo
contabilizó 804 (2008).
11. Aunque el rebeco
compite de cierto modo por el pasto con otros especies de ungulados salvajes
(corzos, venados y cérvidos en general) y domésticos (cabras, ovejas, vacas y
caballos), no forma grupos mixtos con ninguna de las especies mencionadas. Y
como acentuamos, su único depredador propiamente dicho es el lobo (e infelizmente,
también el hombre); los cabritos tienen como depredadores también al águila
real y al zorro en épocas de hambre. Actualmente, dos otras causas afectan
profundamente a los rebecos cantábricos:
(1) la sarna sarcóptica (ataca igualmente a perros y gatos) aún afecta al rebeco en los días de hoy. Desde 1993, cuando fue detectada por la primera vez en las proximidades del Pico Torres (Aller/Asturias), el área contaminada ya se extendió de forma continua en dirección oeste/este afectando 56% de las poblaciones de rebeco y el 60% de su área de distribución. En los efectivos del rebeco pirenaico, otra enfermedad denominada queratoconjuntivitis ha sido la única epizootia importante en los últimos 40 años. Pero la receptividad es muy variable entre los diversos individuos siendo el contagio muy elevado, pero la patogenicidad reducida. Las propias poblaciones de rebecos se recuperan adecuadamente del brote epidémico. Por lo demás, cualquier medida profiláctica o hasta preventiva se torna prácticamente inútil. Así mismo las afecciones respiratorias son consideradas patologías peligrosas en los rebecos. La pleuroneumonía causa igualmente una gran mortalidad entre los rebecos. Recientemente se ha descubierto un nuevo agente patógeno en el Pirineo Catalán, conocido como pestivirus; los expertos del rebeco temen por una epizootia extensiva a las poblaciones peninsulares de la cornisa cantábrica;
(2) una segunda causa decreciente del rebeco estaría en la reproducción de la especie: la mayoría de las hembras sólo pare después de 3 años. La fertilidad entre los rebecos es baja, visto que varía entre 0,5 y 09 cuando debía ser de 2,0. Además, ella depende de varios factores entre los cuales están: la disponibilidad de recursos, la densidad y variaciones climáticas, la vida fértil de las hembras, etc. Los rebecos son considerados en España especies cinegéticas; en Navarra el rebeco pirenaico está catalogado por la UINC en la categoría vulnerable, pues cuenta con pocos ejemplares. Ya en las reservas cantábricas y del Pirineo oriental han ocurrido notables recuperaciones poblacionales a pesar de la sarna sacóptica. Por eso, algunos cazadores se juzgan con derecho a practicar una ‘caza razonable’ para asegurar las poblaciones del rebeco. Ah, ellos siempre vienen con esas pamplinas o pamemas idiotas, intentando explicar lo inexplicable. Increíble, amigo on-line: vi en video la muerte estúpida de un rebeco solitario, y el guarda forestal chocando la mano del cazador por abatir al pobre animal indefenso con un único tiro. Me indignó supremamente. Aquel balazo me dejó con los nervios a flor de la piel; no es posible tolerar tan horrendo disparate en días de hoy. La escena es deprimente al extremo, incluso para los tres infelices protagonistas.
(1) la sarna sarcóptica (ataca igualmente a perros y gatos) aún afecta al rebeco en los días de hoy. Desde 1993, cuando fue detectada por la primera vez en las proximidades del Pico Torres (Aller/Asturias), el área contaminada ya se extendió de forma continua en dirección oeste/este afectando 56% de las poblaciones de rebeco y el 60% de su área de distribución. En los efectivos del rebeco pirenaico, otra enfermedad denominada queratoconjuntivitis ha sido la única epizootia importante en los últimos 40 años. Pero la receptividad es muy variable entre los diversos individuos siendo el contagio muy elevado, pero la patogenicidad reducida. Las propias poblaciones de rebecos se recuperan adecuadamente del brote epidémico. Por lo demás, cualquier medida profiláctica o hasta preventiva se torna prácticamente inútil. Así mismo las afecciones respiratorias son consideradas patologías peligrosas en los rebecos. La pleuroneumonía causa igualmente una gran mortalidad entre los rebecos. Recientemente se ha descubierto un nuevo agente patógeno en el Pirineo Catalán, conocido como pestivirus; los expertos del rebeco temen por una epizootia extensiva a las poblaciones peninsulares de la cornisa cantábrica;
(2) una segunda causa decreciente del rebeco estaría en la reproducción de la especie: la mayoría de las hembras sólo pare después de 3 años. La fertilidad entre los rebecos es baja, visto que varía entre 0,5 y 09 cuando debía ser de 2,0. Además, ella depende de varios factores entre los cuales están: la disponibilidad de recursos, la densidad y variaciones climáticas, la vida fértil de las hembras, etc. Los rebecos son considerados en España especies cinegéticas; en Navarra el rebeco pirenaico está catalogado por la UINC en la categoría vulnerable, pues cuenta con pocos ejemplares. Ya en las reservas cantábricas y del Pirineo oriental han ocurrido notables recuperaciones poblacionales a pesar de la sarna sacóptica. Por eso, algunos cazadores se juzgan con derecho a practicar una ‘caza razonable’ para asegurar las poblaciones del rebeco. Ah, ellos siempre vienen con esas pamplinas o pamemas idiotas, intentando explicar lo inexplicable. Increíble, amigo on-line: vi en video la muerte estúpida de un rebeco solitario, y el guarda forestal chocando la mano del cazador por abatir al pobre animal indefenso con un único tiro. Me indignó supremamente. Aquel balazo me dejó con los nervios a flor de la piel; no es posible tolerar tan horrendo disparate en días de hoy. La escena es deprimente al extremo, incluso para los tres infelices protagonistas.
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