Retorno a entablar
con mis caros lectores un posible diálogo cuando se trata de discurrir sobre ‘usos y costumbre’ de nuestro pueblo.
Pido disculpas por este pequeño intervalo. Por otro lado, me fue necesario hacerlo
para llevar a cabo un deseo largamente acariciado: visitar mis parientes de
España después de 14 años de ausencia, no
querida ni consentida, pero real. De todas las formas, retorno a mis
pasatiempos diarios: recordar y estudiar algunos ‘usos y costumbres’ de mi pueblo en relación a los juegos infantiles
y de adultos, más populares y tradicionales entre las gentes de cualquier poblado
de la Ojeda. Especialmente de Prádanos,
mi tierra natal.
Y retomo este
apartado con una frase feliz de un comentarista que encontré por ahí, no
recuerdo si fue en un libro que trataba sobre el asunto. Si la memoria no me
engaña decía algo así: antes de que
existiesen la TV, el asfalto, el tráfico de carreteras y las videoconsolas,
nuestros niños y hasta las personas mayores jugaban en las plazas y calles de
nuestros pueblos a un innumerable conjunto de juegos tradicionales. ¡Es
la más pura verdad! Estaa frase resume de modo cabal el juicio que hago a respecto de los usos y costumbres de Prádanos de Ojeda,
cuando paso a comentar alguna cosa sobre los juegos infantiles de antaño.
Incluso, sobre los juegos de adultos que aún sobreviven aquí y allí, en la
comarca de Boedo/Ojeda. Una prima mía de Villanuño de Valdavia (Palencia),
forma parte del equipo de mujeres que juegan [¡aún en nuestros días!] a los
bolos. La mayoría de los equipos era de gente adulta, bastante pasada de años,
pero con la firme esperanza de competir con otros pueblos. El campeonato se
realizó en Herrera de Pisuerga (2012).
Pero los espectadores, de hecho, no eran muchos…
En realidad, los dos adjetivos
> tradicionales e infantiles, suelen acompañar toda y cualquier explanación retórica sobre juegos
[individuales o colectivos], por más anticuada que ella pueda parecer. Por eso,
la mejor traducción de estas dos palabras es la siguiente: por juegos tradicionales entendemos todos
aquellos que se realizan al aire libre, con la exposición del cuerpo por parte
de los competidores, o con recursos fácilmente encontrados en la calle o en la
naturaleza ej.: piedras, huesos, ramos, flores, mimbres etc. O también aquellos
que utilizan objetos domésticos o caseros, como cuerdas, hilos, botones,
papeles, tablas etc. O simplemente, todos aquellos juegos que emplean y usan
juguetes de origen desconocido, inmemorial o muy antiguo ej.: muñecas, canicas,
pelotas, peonzas, dados etc. Ya por juegos
infantiles, como dice el propio nombre, entendemos todos aquellos que son o
fueron practicados por niños (as) tanto en plazas y calles como en escuelas,
clubes, asociaciones etc. Por otro lado, existen juegos tradicionales que los propios niños (as) construyen con materiales
disponibles en sus lugares de origen ej.: caballitos de palo, herramientas o
armas simuladas, aviones o barcos de papel, etc. Sin olvidar que existen igualmente juegos de mesa y/o de cartas, en gran profusión
ej.: el parchís, la oca, las damas, el ajedrez, los barquitos etc. Los juegos de cartas de modo especial,
además de universales, son tan variados que sería imposible encuadrarlos en un simple
comentario…
Hay juegos tradicionales [e infantiles], dichos individuales
y/o colectivos, siendo más común la interacción entre dos o más niños (as) que
juegan a cualquier cosa, pero sujetos a reglitas sencillas y de fácil
interpretación. Hoy se habla hasta en cultura
infantil callejera porque la inmensa mayoría de los juegos implica
actividades físicas que se realizan en plazas y calles, al aire libre, o en
patios de colegios y escuelas ej.: juegos que obligan a los niños (as) a
saltar, a correr, a caminar, a esconderse etc. Muchos de esos juegos ocurren en
las escuelas bajo la supervisión de maestros, o de los propios padres desde la
más tierna edad de sus hijos. Mi sobrino José Miguel trabaja en una empresa que
se dedica a montar parques infantiles, ya prontos y diseñados para niños (as)
ej.: columpios, balancines, toboganes etc., cuja legislación obliga a
cumplir determinadas normas de seguridad, incluso llevando en consideración las
edades de los niños o adolescentes.
Como todos los juegos
de que tenemos noticia, los juegos tanto de adultos como de niños (as) poseen
algún grado de complejidad, observación, competitividad, colaboración o toma de
decisiones. Aunque son considerados juegos ‘infantiles’,
todos ellos exigen un análisis que no tiene nada de trivial o menor. Cualquier
tipo de juego – muchos siguen la tradición y se juegan como antiguamente –
forma parte del folclore de cada país, provincia o localidad; casi todos tienen
un origen remoto o desconocido. Los juegos
infantiles son considerados formas de una cultura popular característica de
determinada región o pueblo. Hay gente entendida que no consigue diferenciar
juegos populares y juegos tradicionales. En tratados específicos se habla en deportes populares, tradicionales, autóctonos
o vernáculos, rurales… Los juegos vernáculos,
por ejemplo, son propios de
determinada área geográfica, muy antiguos o de tiempos inmemorables ej.:
muñecas, peonzas, pelotas, canicas, etc. En muchos lugares, esos juegos ya se
encuentran reglamentados y con objetivos direccionados: diversión, educativos,
deportes o actividades extraescolares, entre muchos otros.
Examinando los juegos
propios de mi tiempo, y de los cuales tengo noticia, yo los encuadraría en
cuatro o cinco categorías a fin de darles una pequeña organización didáctica.
Tal vez así, un lector más curioso, también podrá recordarlos en su memoria un
tanto cuanto lejana. En general, los juegos de los cuales me recuerdo, yo los clasificaría
en cinco categorías:
1ª - juegos de niños (as) realizados con objetos caseros y encontrados en
cualquier lugar ej.: combas, sogas, cuerdas, sacos, pañuelos, trompos, canicas, cometas, etc.
2ª – juegos de niños (as) que
exigen alguna actividad física o expresión corporal ej.: papel y tijeras, pares o
nones, el marro, mediamanga, echar pulsos, juego de
películas u otros asuntos con base en
pistas ‘mudas’ etc.
3ª – juegos de niños (as)
con persecución como escondite, gato y ratón, guardia y ladrón, etc.
4ª – juegos de niños (as)
que usan las palabras – se los denomina juegos
de palabras – como medio de medir la inteligencia o perspicacia de los
competidores, ej.: adivinanzas, charadas, retahílas, veo veo, telegramas, etc.
5ª – los juegos infantiles
que pasan de padres a hijos, de generación en generación. Casi todos ellos
están ligados a la historia, cultura y tradiciones de un país o pueblo. Existen
juegos ligados a la zona geográfica, a las costumbres y clases trabajadoras
ej.: pelota vasca, barra española, juegos de pastores o de soldados etc. Existen otros juegos
tradicionales que pasaron a ser deportes oficiales, organizados por clubes,
asociaciones, federaciones etc. Hay campeonatos oficiales y competiciones más o
menos regladas. Sirvan de ejemplos los bolos
(hombres y mujeres), la rana, la petanca, el chito etc.
Personalmente, después
de haber pensado bastante sobre el asunto, me parece más lógico diferenciar estas
tres categorías de juegos más en evidencia - tradicionales,
populares y vernáculos:
1º - juegos tradicionales
son aquellos que son transmitidos de generación en generación, de padres a
hijos, de hermanos mayores a menores, independientemente del lugar en donde son
practicados. Por eso se dice que pasan de un pueblo a otro, pudiendo evolucionar
o ser modificados a través de rasgos
peculiares de cada cultura o región ej.: la comba,
el burro, la gallina ciega, cara o cruz,
tira soga, el pino, las chinas etc.
2º - juegos populares
son aquellos que están muy arraigados en
la sociedad pueblerina, son difundidos entre diferentes pueblos y ligados a
conmemoraciones folclóricas, tales como el bote, los
cromos, las chapas, las sillas, las cuatro esquinas, las estatuas,
el yo-yó, el trompo, el escondite, los
pies quietos, la goma elástica, el corro de la
patata, y muchos otros.
3º - juegos vernáculos o
autóctonos son aquellos que ocurren en determinada zona geográfica (País Vasco, Extremadura,
Andalucía, Castilla y León etc). Como es costumbre decir, los juegos populares
se tornaron durante centenas de años la mejor escuela de educación física, de
relaciones sociales y de aprendizaje, para millones de personas en el mundo entero.
De ahí decirse también que los juegos son, en general, un patrimonio común de la humanidad y que debemos dar a conocer a las generaciones
venideras. Sus actividades físicas forman parte de nuestra cultura. Sin
duda, los juegos tradicionales son
patrimonio de la humanidad, siendo nuestros hijos o alumnos los herederos
legítimos de esa riqueza patrimonial. Encontré dos frases de autores famosos
sobre los juegos y sus competidores infantiles. Una es de Friedrich Nietzsche
[filósofo, poeta, músico y filólogo alemán (1844-1900)]: la madurez significa recuperar la seriedad que uno tuvo en su infancia mientras
jugaba. La otra es de Arturo Graf [escritor y poeta italiano (1848-19130]: desgraciado el hombre en el que no queda
nada de niño. Y esta otra que nuestro maestro de enseñanza repetía muchas
veces: la personalidad de un individuo
desabrocha y se manifiesta en la comida y en los juegos. Por estas frases vemos la importancia dada a
los juegos infantiles.
Después de estos
preámbulos, absolutamente necesarios para entender nuestros mejores y más
curiosos juegos de niños, tentaré
relatar todos aquellos pasatiempos que
se realizaban en mi época, en Prádanos
de Ojeda, y en otros pueblos circunvecinos. Tentaré resumir su descripción para no alargarme en cada juego. Empezaré
por el más tradicional y popular de todos:
1 - jugar a las canicas:
Existen cinco modalidades más puntuales entre
tantas variantes observadas:
*el bombardero > se traza
en el suelo/lugar escogido un círculo de unos 30cm; los jugadores colocan igual
número de canicas (> 2, 3 o 4). Se saca la suerte con piedras, palitos o
pajas para dar la salida. Objetivo de esta variante: bombardear las canicas que se encuentran en el círculo; gana quien
más canicas coloca para fuera del trazado. El juego termina cuando el círculo
se queda vacío;
*el triángulo > en esta variante se traza un triángulo a unos 10m de distancia, y cada
jugador lanza su canica para colocarla lo más próximo posible del objetivo. De
esta manera se establece el orden de salida para cada jugador que deberá
esperar su vez. En seguida, cada uno a su turno tentará realizar un tiro de
precisión para sacar las canicas depositadas en el triángulo. Caso las saque
serán suyas, pero si la canica se quedar dentro del triángulo dará su vez a
otro jugador. Y así por delante. El juego termina cuando no hay más canicas
para jugar, sea porque las perdieron para el oponente, sea porque no existen
más canicas dentro del trazado;
*el círculo > en esta otra variante se trazan dos círculos: uno para los jugadores y otro
para las canicas depositadas en partes iguales. Cada jugador, por turnos, tienta
sacar las canicas de los oponentes. Consiguiéndolo,
las hace suyas. Los más experimentados siguen acertando las canicas del círculo
con la misma canica, en general más
pesada y por eso ocasionando un golpe más fuerte. Y lo hace desde el punto en
que se quedó la canica en cuestión. Por lo general, los jugadores prefieren asignar una tirada por jugador;
*el túnel > a una distancia convencional se marca un agujero o túnel. Se
establecen el tiempo, las tiradas y el número de canicas por jugador. Pueden ser uno o más agujeros o túneles a ser
confeccionados con diferentes materiales. Sirve una caja de zapatos o latas de
cualquier tipo; todo depende del ingenio de los jugadores que pueden estipular
hasta la graduación/tamaño de diversos agujeros. Esta variante es más
sofisticada: en Prádanos, en mi tiempo de niño, nunca la observé;
*el gua > pequeño hoyo abierto en el suelo con 3 x 8cm. A una distancia de 3/4m,
los jugadores trazan una raya. Después, uno por uno, desde el gua lanzan sus canicas (> mayores
que las convencionales, de cristal o de hierro). Quien consigue colocar su canica más próxima de la raya da la
salida, sale por primero. Y así los demás hasta el último colocado. En seguida,
el primero lanza su canica en dirección al gua;
los otros lo hacen también, pero a una cierta distancia para no ser cogidos por
el primer oponente. La técnica más
tradicional es esta: con el dedo meñique
de la mano izquierda, puesto exactamente en el lugar donde se quedó la canica,
se apoya el dedo gordo en la muñeca de la mano derecha (entre la uña del dedo
pulgar y la yema del dedo índice), se sujeta la canica y con el pulgar se la
dispara con la mayor habilidad posible. Objetivo: golpear las bolas de los
otros jugadores. Cuando se acierta por tres veces consecutivas – en este caso
se hace matute > se tienta colocar
la canica en el gua. Si lo consigue,
gana la canica del oponente, pero no será
aquella y si otra retirada del bolso, por lo general de peor calidad. Este
puede ser eliminado o simplemente coloca otra canica a distancia. Y el juego
continúa. Sin embargo, si el primer jugador no acierta la canica del oponente, deja la canica en aquel mismo lugar, pues marró (> falló), dando la vez al segundo y así hasta terminar
con todas las canicas y un solo jugador. A veces, en lugar de canicas se jugaban algunos céntimos. Yo
nunca lo hice porque ni céntimos tenía…
Este juego se realiza también con bolas, piedras, vidrios, metales
etc. Ocurrían muchas riñas y se acusaban unos a los otros de ‘meter o hacer manga’, esto es, alargar
la mano más de lo debido para ganar distancia, cosa terminantemente prohibida.
Las canicas o bolas eran conseguidas,
en mi tiempo, de mil y una maneras: compradas, ganadas en el juego o sólo Dios
sabe como fueron parar en sus manos, pues las retiraban de cojinetes viejos o
de otros objetos aún servibles, como botellas…
2 - jugar al cirio:
2 - jugar al cirio:
este juego podía ser individual o en grupo. Era muy interesante: yo y otro niño nos divertíamos mucho, pero de vez en cuando quebrábamos los cristales de alguna vecina. Consistía en hacer punta (por los dos lados) a un palo de chopo de unos 10cm de largura como acontece con los lapiceros – se le llamaba cirio. Con otro palo o vara de tamaño mayor (tal vez unos 70/80cm), se hacía saltar al palo menor y dependiendo de la habilidad del jugador se le mandaba lo más lejos posible. Esta situación se repetía por dos o tres veces, y sólo entonces se marcaba con una señal la distancia alcanzada por cada jugador. Ganaba el juego quien consiguiese llevar el palo a mayor distancia.
Obs.: en Extremadura,
el palo mayor es substituido por una tabla (50 por 12cm). Aunque el origen sea
atribuido a esa región española, en Prádanos
de Ojeda también existía esta modalidad. ¡Cuántas veces utilicé yo ese
método asaz práctico!... El palo era evidentemente más fácil de conseguir, pero
siempre encontrábamos un modo de hacer una tabla
apropiada para este juego tan popular en el pueblo. No me acuerdo si en
Prádanos existía esta otra modalidad: se hacía un círculo de 2,5 x 3m, y un niño se
colocaba en el centro; con la tabla golpeaba al cirio del oponente en el aire
para alejarlo del redondel. Otro niño corría a buscarlo y desde donde cayese lo
lanzaba en dirección al círculo trazado con ganas de que el colega errase. Si
lo conseguía cambiaba de lugar con el oponente. El que tenía la tabla trataba
de que eso no ocurriera. Y así por tres o más veces. Cuando lo conseguía los
lugares se invertían…
3 – jugar al trompo, al peón o a la peonza:
4 - jugar al aro:
5 - jugar a las tabas > huesos de carneros/ovejas:
en mi pueblo los niños no jugaban a las tabas; este pasatiempo siempre fue un
juego más practicado por niñas, después de la comba y la rayuela. Como
en otros juegos, también en las tabas
existen muchas variantes; la más popular utilizaba cinco tabas (a veces coloridas). Cada lado de la taba recibía un nombre especial (hoyo, panza/tripa, liso y carnero). Se arrojaban al aire 4 tabas
y se las dejaba caer al suelo. La quinta se la lanzaba al aire y se la dejaba
caer a si mismo, pero mientras la taba estaba en el aire, las jugadoras debían colocar
las otras que estaban en el suelo en posición de hoyo, de panza, liso y carnero, hasta pasar por todas las posiciones. Quien consiguiese
hacerlo en menos lanzamientos ganaba el juego. En una variante más difícil, se
lanzaban las tabas al aire y se
recuperaban con el dorso de la mano… Otra
modalidad – la más popular en Prádanos -, lanzaba una taba al aire mientras se recogía el resto una a una, dos a dos,
tres a tres y, por último, todas juntas de una sola vez. Entre los niños – ¡yo nunca
lo vi!– se practicaba el llamado zurriago.
Se apostaban cromos y ‘santos’ (figuras, billetes de tren etc) que se ganaban o
perdían conforme la posición en que la
taba caía: si liso, se ganaba un
cromo; si carnero, dos cromos. Pero
si cayese en hoyo, se ponía un cromo
en el montón; si de panza, se ponía
un cromo y se ‘ganaba’ un zurriago
> latigazo o golpe con el cinto.
En España, cuando fueron prohibidos los casinos o
salas de juegos, las apuestas se hacían con tabas.
6 – jugar a la rayuela
o al tejo
Existen numerosas variantes de este juego, pero
todas tienen algo en común. El esquema del juego es este: se tira el tejo o
piedra dentro de la casilla 1, sin tocar en los bordes. Después, se salta a la
casilla 2 con un solo pie, y en esa posición se recoge el tejo casilla por
casilla hasta llegar al cielo donde se descansan los dos pies. En seguida, se
hace el recorrido inverso. En la casilla 2 (siempre en un solo pie) se recoge
el tejo de la casilla 1, se la saltea y se arroja el tejo a la casilla 2, y así
por delante. Por último, se arroja el tejo al cielo. Si ocurrir alguna falla,
el turno pasa a la jugadora siguiente. Quien primero completa el recorrido, sin
faltas, gana el juego.
7 – saltar a la comba:
Obs.: caro lector y amigo de los costumbres de
antaño: aquí te dejo hasta la próxima oportunidad cuando presentaré otros
juegos de nuestra infancia ‘florida’. Hoy no se ven más niños (as) jugando a los juegos
que nuestros padres y abuelos nos enseñaron. ¡Cuánta alegría se veía en el
rostro de cada jugador infantil! Una pena que estos juegos infantiles y sin
maldad no se vean más en nuestros pueblos. Visité Prádanos de Ojeda, y sólo vi unos cuatro o cinco niños (as) en sus
‘automóviles’, que los lanzaban unos contra los otros, o descuartizaban sus
piezas más a vista! !Hasta luego, amigos!…
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