quinta-feira, 28 de junho de 2012

PLANATAS DE MI PUEBLO -: matorrales y carrascales (1)

       Interrumpí, por breves momentos, el discurso de BBB+ (cosas buenas, bonitas y baratas) de mi pueblo - Prádanos de Ojeda/Montaña Palentina - para describir y biografiar nuestro ilustre antepasado, don Gonzalo Yáñez de Aguilar [> D. Goançal’Eanes do Vinhal, en lengua galaico-portuguesa del siglo XIII]. Fue un importante y conocido trovador (> poeta lírico) del Medioevo, amigo palaciano del rey Alfonso X El Sabio y guerrero de primera línea contra los moros em Murcia, Jaén, Sevilla, Granada, Algeciras… En agradecimiento a sus servicios militares contra los sarracenos, el rey le hizo donación de la villa y castillo del antiguo solar de Aguilar de la Frontera (Córdoba), junto con todos sus heredamientos y legajos. De este apellido ‘bebemos’ todos los Aguilar, desde el año de 1257. Es lo que dicen y subscriben los Nobiliarios. Así, una vez cumplida mi trovadoresca e importante misión, retomo otra incumbencia que reputo interesante y accesible a mis caros conterráneos pradaneses (¡!); o mejor dicho, pradanenses, como debería ser el gentilicio de Prádanos de Ojeda, según pude conferir en mi pesquisa. Y me parece conclusiva, porque todos los gentilicios y otros adjetivos de resonancias latinas, como es el caso de Prad + anos > derivado del sustantivo latino ‘pratum’ > prado –, indican relación, procedencia, adscripción o pertenencia de un lugar; son topónimos que forman particularmente los adjetivos de población. Así,  con la ayuda de sufijos terminados en -ense > elemento que añadido a la raíz aporta un matiz gramatical o semántico propio, formamos nuevas palabras. Claro, existe también el sufijo -és, sa ej.: leonés, aragonés etc. que forman adjetivos gentilicios, o se añaden a nombres que no son de población ej.: cortés, de corte; montañés, de montaña etc., pero la diferencia semántica es flagrante. Y, por eso, opino que existe cierta lógica vernácula en relación a pradanense, incluso por la sonoridad de la palabra que es mucho más vibrante y, sobre todo, por la facilidad de su pronunciación. Ya pensaste, mi ilustre colega, en oír a tu alcalde mayor o pedáneo gritar en un mitin de partido: ‘mis queridos pradanenses… Sería la máxima apoteosis vibrátil en la historia de Prádanos [cf Diccionario Esencial de la Lengua Española, de la Real Academia Española (2006)]. Yo osaría decir al amigo que me intitula ‘el actual perímetro urbano’, ¿por qué no, conterráneo,  disponer de dos o tres gentilicios como acontece con otros pueblos de Palencia? El propio pradaneño[s] – del sufijo eño, ña, que forma adjetivos significando ‘natural de’ [brasileño, extremeño, malagueño etc]; o ‘perteneciente a’ y ‘relacionado con’ [abrileño, navideño, ribereño etc.] -, es sin duda mucho más interesante y accesible que ese ‘envinado’ pradanés o pradaneses, apellido o mote de cosas, y sin fuerza discursiva. Cuando se pronuncia un pradaneses parece que la manteca se está derritiendo o el balón se desinfla… Incluso, da sensación de derrota. Por otro lado, hasta podría concordar con un, digamos, ‘rebaño pradanés’, ‘arroyos pradaneses’ o ‘alfalfa pradanesa’, pero un pueblo pradanés o chicos pradaneses es difícil de engullir… Entre tanto, es apenas una digresión exclusivamente mía que tal vez no venga al caso. Simplemente externé mi parecer, porque me llaman enormemente el español y el portugués en cuya facultad quise formarme, pero circunstancias del momento me desviaron de ese objetivo, y me llevaron para el estudio de las ciencias humanas (filosofía, teología, historia y geografía).Pero no dejo de cultivar mi interés por esas dos lenguas y escribir mis recortes sobre materias diversas. En fin, pradaneses,  pradanenses o pradaneños, todos somos hijos de una misma tierra extremamente gentil y querida, aunque ella sea pequeña, humilde y decadente, pues nos acecha con añoranzas y ‘saudades’ de un tiempo  que no vuelve más (¡tal vez olvidado!), y hasta probablemente perdido en la polvareda de cada vivencia.
        Pero, sí… Volvamos al asunto. Ah, cuando pienso en el verde follaje de mi pueblo > conjunto de hojas de árboles/arbustos/matorrales  y de otras plantas forrajeras, aromáticas o medicinales, o en la simple vegetación campestre de Prádanos de Ojeda, siento como si mis nostalgias más profundas y palpitantes  desfilasen como burbujas en procesión, por el cauce de un río muy íntimo y solariego. Sea, por ejemplo, el matorral del monte hoy ocupado por millares de pinos y formando un bosque ‘mediterráneo’ que la fotografía de encima nos muestra. El monte de Prádanos – ‘de niño, me causaba verdadero pavor’ – se caracteriza por inviernos clásicos > de templados a rigorosos o fríos, y por veranos secos a poco lluviosos, sujetos a incendios forestales cuando el estío se transforma en canícula o destila un calor más calcinante o aquele bochorno infernal; el otoño y la primavera, al contrario, son estaciones de pluviosidad bastante regular. Este tipo de bosque aparece y se desarrolla alrededor del mar Mediterráneo, pero también se hace presente en cuencas endorreicas > aguas de un territorio sin desagüe al mar, como es el caso de la meseta castellana y zonas geográficas de la media montaña palentina donde se localiza nuestro querido pueblo. Las especies predominantes son la encina y el roble, um ‘matrimonio’ perfecto en las profundidades del sotobosque pradanense. En él también vamos encontrar plantas leñosas, espinudas y aromáticas como la manzanilla y el tomillo,  el romero y la zarzaparrilla etc. En él abundan igualmente los pinos tipo carrasco y piñonero.  En Villanuño, mis abuelos  tenían un pequeño pinar que me encantaba em mis días de niño.
       El significado del término matorral > conjunto de matas intrincadas, espesas y llenas de maleza es un poco genérico, así como lo es también el vocablo matojo > un sinónimo de matorral, pero con mayor amplitud >  plantas  de un monte muy poblado y espeso,  considerado por lo general  un bosque de mata silvestre, y otros vegetales  densos y erizados. Como decimos en el Brasil, son terrenos cubiertos de ‘plantas bravías’, de difícil penetración y manejo, muchas veces llamadas de breñas. Junto a estos matorrales más o menos cerrados y espesos, encontramos el bosque de galería donde predominan especies frondosas y más abiertas. Aquí apreciamos árboles gigantes, largas y estrechas, como el chopo, el olmo, el álamo etc. que acompañan la sinuosidad y meandros de los arroyos y ríos de nuestra comarca. En nuestros días, el bosque se degradó en garrigues > tipo de vegetación secundaria por lo general arbustiva y herbácea, a veces confundida con maquis o chaparral  > mata de encinas o robles de muchas ramas y poca altura, que crecen en suelos ácidos y graníticos; los garrigues, al contrario, prosperan mejor en suelos alcalinos y pedregosos, como en el monte de Prádanos. Pero ambos son pasibles de degradación debido a su utilización para el pastoreo y cultivos de secano. La diferencia marcante entre ambos está en el sustrato vegetal: en cuanto los maquis poseen una vegetación alta, densa y espesa (de hojas persistentes y endurecidas) con predominancia de urzes y arbustos, los garrigues forman una vegetación más baja y, por eso, más susceptible a la degradación.
En varias partes de la península Ibérica  - no sólo en Castilla La Vieja - existe un tipo de  bosque más aclarado conocido por dehesa > terrenos generalmente acotados y destinados a pastos de carneros, potros, vacas… Cuando guaje, oía hablar en dehesa como referencia a las tierras próximas al monte, y siempre quise saber su significado técnico. Hoy, cuando escribo estas líneas procuré y encontré on-line una definición bastante interesante de dehesa – palabra derivada del verbo latino  defendere > ‘en la Edad Media, permiso real para acotar y cerrar fincas’ – donde se hace referencia a  terrenos acotados al libre pastoreo del ganado trashumante. Ya entre los romanos era costumbre establecer latifundios en áreas marginales en relación al centro del bosque, reconocidas por el municipio como terrenos controlados por un único dueño (a veces el propio alcalde o un ricohombre del lugar, pero en beneficio del pueblo o arrendado a propietarios de rebaños ovinos): era el pratum defensum o acotamiento de prados/fincas roturadas, mantenidas y explotadas como pastizales/encinares, incluso con cabañas ganaderas para regular y administrar los rebaños merinos o trashumantes. Con la fase de abandono a la producción forestal en favor de las culturas de secano, provocó la tala y el clareo abusivo de nuestro bosque municipal adehesado, y en consecuencia su fuerte degradación. En Prádanos de Ojeda, este factor obligó a las autoridades a la reforestación de pinos. Por otro lado, la falta de pastores, vaqueros y asemejados – otrora abundantes y mal retribuidos en su trabajo– simplificó las dehesas que ya no tienen más ovejas, vacas, potros etc. Por eso, hoy en día el concepto de dehesa se traduce en un ecosistema de creación artificial a partir del bosque/monte de encinas, surgiendo de ahí las actividades agrícolas empeñadas en arrebatar tierras al bosque y así poder destinarlas a pastizales en fases distintas: primeramente se aclara el bosque denso de encinas, robles, hayas y carvallos; después se controla la vegetación leñosa y se estabiliza el pastizal. Quien visita el monte de Prádanos percibe como esto se tornó una realidad, sobre todo en los valles que se abren a partir de Pico y Peña Cortada.
      Campos Palacín definía así un bosque adehesado como el monte de Prádanos: es un sistema agroforestal cuyos componentes leñosos, pascícolas, ganaderos y agrícolas interactúan beneficiosamente en  terrenos económicos y ecológicos en determinadas circunstancias de gestión. Hace pocos años, esas circunstancias fueron la degradación del suelo y de su vegetación para fines económicos, principalmente de pastoreo. En general, los suelos del monte son delgados, de rocas silíceas, duros y ácidos, principalmente pizarras y granitos. Por eso los suelos son muy pobres visto que las zonas más fértiles perdieron el arbolado a causa de seguidas roturaciones. No obstante su pobreza, estos suelos producen una diversidad de ambientes edáficos > sujetos a las condiciones del suelo. En Prádanos, el monte aparece con su microclima desempeñando varios efectos reguladores entre pastos, estructuras leñosas y material orgánico, sobre todo la germinación de gramíneas bajo la copa de las encinas y robles, importante para el suelo y hojarascas de los árboles a veces convertidos en brozas que acaban fertilizando el suelo. En realidad, ese ecosistema seminatural se compone de un sustrato arbóreo, formado por vegetación xerófila donde sobresale la encina (Quercus rotundifolia), el rebollo, el roble, la haya > de 30 m de altura, tronco grueso, liso, de corteza gris y ramas muy altas, con una copa redonda y espesa, hojas de punta aguda y borde dentellado. Su fruto es el hayuco que yo apreciaba sobremanera cuando pasé a mozalbillo.
En el bosque adehesado quien reina soberana - ecosistema de sustrato arbóreo y vegetación xerófila - es la encina > un árbol que puede llegar a 25 m de altura, aunque en las dehesas  raramente supera los 15 o 20 m. Su porte variable, depende de la zona geográfica donde crece  y vegeta. Las ramas son abiertas entre erguidas y horizontales, robustas y muy ramificadas. La copa suele ser amplia, densa y redondeada. Presenta raíces penetrantes y de fuerte crecimiento inicial, alcanzando 10 m de profundidad y gran extensión superficial; sus hojas son simples, alternas, más o menos pelosas, con 3 o 4 años de vida, presentando espinas, así como sus flores que son monoicas > flores separadas de cada sexo, pero en el mismo pie. El crecimiento es regular, porte erguido, casi recto y cubierto de ramos laterales desde la base. El hábitat de los encinares es típicamente mediterráneo, y puede  extenderse hasta los 2000 m de altitud. El monte de Prádanos se desparrama por la mitad del pequeño municipio de 21,35 km², o sea, ocupa unos 10 km² de bosque adehesado,  no muy exigente,  prefiriendo suelos  permeables, sueltos, ligeros  y pedregosos. Ya el sustrato herbáceo formado por pastizales corresponde a las diversas etapas más degradadas.
      Parece mentira, pero en otros tiempos, fue rico en lentiscos, madroños, jaras etc. Hoy aparece eliminado en la mejor parte de su área útil con la finalidad  de usar los pastizales. Es una vegetación dinámica que el ganadero debe controlar si quiere mantener ‘limpio’ el bosque. Ahora, después de un período de abandono automáticamente, prevalece el matorral ‘noble’, principalmente en las partes más abruptas y elevadas del monte donde se destacan los lentiscos, hayas, robles etc. Estas ‘manchas’ vienen siendo utilizadas en algunos pueblos de la comarca de La Ojeda para obtener leñas finas y elaborar carbón, labores apícolas o reservas forrajeras en períodos de escasez. Por veces, la degradación histórica de los bosques comarcales de La Ojeda dio lugar a matorrales de degradación con predominancia de jaras, tomillos, romeros, brezos, retamas y otros vegetales característicos del sotobosque. Un estudioso definía los encinares como ‘un largo etc conforme la zona de cultivo’. Las encinas se reproducen muy bien y el área de distribución es prácticamente la España entera: es el ecosistema forestal mais abundante de la península Ibérica. Sus bosques son excelentes productores de carbón, aprovechamiento alimenticio de las bellotas > glandes de color marrón oscuro cuando maduras. Se dice que los cerdos alimentados con bellotas dan los mejores jamones del mundo. En Navarra, se encuentra el segundo árbol más longevo de España: es una encina de 1200 años (foto); el primero y más antiguo es un tejo de Borondillo (Madrid) con 2000 años, aunque se supone existan otros árboles tan viejos cuanto estos: un castaño de Zamora, por ejemplo,  tiene más de 1500 años.
      En los matojos así como en los encinares,  el paisaje está condicionado por factores atlánticos en las zonas norte-palentinas, cambiando sus modelos mediterráneos según caminamos en dirección norte, con rasgos modificados por particularidades locales de cada área, o sea, según las variantes geográficas y microclimáticas, tipos de suelos y acción humana pasada y presente que introdujo  o intensificó transformaciones en el estrato vegetal primitivo. En el norte cantábrico – en él incluimos las comarcas del Norte Montañés de Palencia -, predominan bosques de coníferas, siendo varias las especies autóctonas, como la haya propia de climas más suaves y presente en la mayoría de la cordillera montañosa, así como el roble y la encina, implantados en zonas más bajas y fértiles. En estas áreas encontramos árboles como el roble común, el rebollo, el quejigo… Otros árboles frondosos son el arce, el olmo, el chopo, el abedul, el tejo, el abeto, el pino etc. Entre los pinos más característicos de nuestra región encontramos el pino silvestre, el pino marítimo, el pino carrasco y el pino [negro] de montaña. El tejo es un árbol muy longevo de los cuales existen pocos y dispersos ejemplares  en puntos montañosos de los Picos de Europa.
          Así mismo, en los bosques de influencia atlántica/cántabra, vamos encontrar especies de un pasado no muy distante: el roble, la haya, el castaño… Los robledales y castañares, por ejemplo, tienden a situarse en las altitudes medias y bajas,  mientras que los hayedos predominan en latitudes medias y altas. Entre las especies atlánticas/cantábricas encontramos fresnos, olmos, tilos, acebos (de hojas espinosas brillantes y frutos rojizos), tejos, abedules  (de atractiva corteza blanca), arces (con hojas de bellas tonalidades en el otoño). A veces estos árboles crecen en formaciones mixtas. En sus contornos y en terrenos aclarados y boscosos se distribuyen y se desparraman por las faldas o franjas de la montaña, junto con saucos, retamas de flores amarillas, espinos blancos, trepaderas como la madreselva, y rosáceas espinosas ej.: endrinos y zarzales. En estos bosques ya hubo regresión con brezos y argomas. Las personas de más edad entienden el significado de casi todos estos nombres, pero los jóvenes hoy en día no saben ni de que se trata. Por lo general, en el interior de la meseta y hasta en áreas mediterráneas se observan formaciones de matojos > montes muy poblados y espesos; matorrales > terrenos cubiertos de matas bravías y espinosas; sotobosques de encinas y robles  que presentan distintos gradientes según las laderas de la montaña – al norte, tienden a constituir bosques atlánticos debido a la entrada de vientos húmedos. Ya en el estrato arbustivo aparecen los enebros, espinos y pinares de pino albar. En los bosques de aspecto mediterráneo donde el clima es más seco (caloroso en el verano y frío en el invierno) las especies arbóreas más abundantes son: la encina carrasca (de hojas perennes, bellotas verdes y extraordinaria madera, tanto para carbón como para carpintería), el roble enciniego (o quejigo) y el pino carrasco clásico. Las especies arbustivas son el enebro, la coscoja > árbol achaparrado semejante a la encina, el romero (arbusto aromático), la madreselva, el brezo etc. Completan esta vegetación el tomillo (matojo aromático que brota en terrenos secos y pedregosos), la retoma, el espliego (también una planta aromática muy apreciada), el endrino (¡ah, que nostalgia de mis años de niño!), la violeta, las amapolas, los cardos, los espartales, todas estas plantas asociadas a carrascales > montes o sitios poblados de encinas  (generalmente pequeñas  y  secundarias). En algunas microzonas colindantes a estos bosques de ribera (> junto a pequeños arroyos), existen áreas de sotobosque donde vemos chopos, olmos, sauces etc., así como juncos, carrizos, charas y otras plantas semejantes.
       Los carrascales de modo especial siempre marcaron nuestro bosque ya degradado. El carrascal es un tipo de vegetación donde predomina la carrasca > una variedad de encina. Sua área de distribución geográfica corresponde a las zonas más secas del interior donde ella se adapta mejor. El carrascal se diferencia del encinar por ser más pobre y número de plantas que ordinariamente acompañan a los encinares. El carrascal (Quercus ilex) más común se denomina continental, y se localiza en zonas más elevadas e interiores, de climas secos o semiáridos, donde los árboles no son continuos; al contrario, aparecen dispersos o esparcidos, con arbustos resistentes al frío del invierno y al calor del verano. Entre las plantas del carrascal encontramos el enebro, la coscoja, el pino carrasco, las aulagas y otros arbustos como el espino negro. Leí en artículo sobre este asunto que, hoy en día, ‘no se ven carrascales como antiguamente: la mayoría sufrió la tala agresiva, la contaminación atmosférica, las plagas y enfermedades  comunes a estas plantas’. Actualmente, las dehesas  y los bosques adehesados son derivaciones de los carrascales. La carrasca típica es un árbol perenne, de tallos erectos, hojas pubescentes y espigas colgantes (amarillas), con bellotas comestibles cuando maduras. Encinares y carrascales se distribuyen en zonas del interior, más frías y secas. Es sin duda la figura típica de las dehesas ibéricas, de norte a sur, de este a oeste, esto es, donde encontramos terrenos de pasto sobre el cual se diseminaron árboles como la carrasca, el roble, la haya y el pino. Constituye, según se dice, 1/3 de las tierras arboladas peninsulares. Con frecuencia, se confunde el carrascal con otras árboles o arbustos afines, o pertenecientes a la misma especie de la encina > familia de las Fagáceas, de 15 m de altura. También, con relativa frecuencia, el carrascal es confundido con la coscoja (Quercus coccifera), principalmente cuando las carrascas son pequeñas y presentan hojas punzantes como la coscoja > un arbusto de hojas diminutas y erizadas, incluso cuando adultas. El fruto de la coscoja es igualmente la bellota, con capuzón que cubre hasta la mitad del fruto; el capuzón de la carrasca solo alcanza apenas un 1/3 del fruto. Es una planta característica de la vegetación llamada garrigues o maquis,  y aparece mezclada a encinares degradados. Los robles (Quercus robur) presentan también el mismo tipo de bellota: sólo las hojas son diferentes, y recuerdan el acebo > un arbusto más bajo que la carrasca, cuyo fruto es  una bolita de color rojo; no produce bellotas.
        Mucha gente no sabe que la encina, el roble y otros  árboles/arbustos del género quercus tienen propiedades medicinales, sobre todo, los taninos > ácidos gálicos y cuercetánicos, de gran poder cicatrizante, pues aceleran la cura de heridas y detienen el sangrado. También en la cosmética, se usan para cuidados externos de la piel, ayudando en la cura de granos, espinillas y eliminación de caspa, grasa o seborrea. Son usados contra inflamaciones del intestino, contribuyendo para rebajar la inflamación o disminuir el dolor.  Los preparados acostumbran ser usados en forma de té o café, endulzados con miel, antes de dormir, o como infusión de ½ cuchara de hojas secas por taza de agua. Usase contra la mala digestión > se muele un puñado de bellotas y se hace un preparado tipo café; no conviene superar dos tazas diarias. Contra diarrea como astringente, se usa la decocción de dos cucharas de corteza seca. En el uso externo, se usa contra eccemas > líquidos que aparecen en los codos y rodillas, en las manos y pies: ayudan a secar esas zonas afectadas. Las propiedades de los taninos resultan eficaces en gargarismos, dolores de anginas y faringitis, pues ayudan a disminuir las inflamaciones de garganta. Contra hemorroides, se usan los baños de asiento durante algunos minutos. Contra metritis, metrorragias y prurito vaginal se usan las famosas irrigaciones vaginales aplicando compresas sobre las zonas afectadas. Igualmente, el uso de esta planta puede ayudar a desinflamar los sabañones y disminuir su intenso prurito. Pero todo cuidado es poco, porque los taninos tienen una alta toxicidad principalmente en la corteza donde puede superar los 20%; en las hojas y frutos, ella es un poco menor. Por eso,  los preparados internos deberán ser ingeridos con restricciones y siempre acompañados por la vigilancia de un facultativo. Deben ser evitados los preparados internos en caso de gastritis, úlcera gastroduodenal, así como son contraindicados en pacientes con infecciones, fiebre o problemas cardíacos. Las propiedades del roble son muy parecidas a la anterior debido a la presencia de taninos y catequinas. Se usan en anomalías del sistema digestivo como diarreas, gastritis y hemorragias intestinales, incontinencia urinaria, flujo vaginal e inflamaciones de la vulva. El uso externo es recomendado contra faringitis, anginas, problemas de encías (gingivitis) y llagas bucales,  hemorroides y fístulas anales. El roble es una de los mejores astringentes contra hemorragias nasales, grietas en la piel, en los pechos y en el ano e, por fin, en el tratamiento de sabañones. La misma recomendación encima descrita sirve para las aplicaciones con los taninos del roble, de la carrasca, etc. porque son peligrosos e irritan la mucosa intestinal pudiendo ocasionar vómitos y ulceraciones reservadas. Finalmente, se recomienda recoger la corteza de las plantas del género quercus (roble, encina, carrasca etc) en la primavera, y las hojas en el verano. Y deberán secarse a la sombra y conservarse en bolsas de ropa y lugares frescos y secos, debiendo insistirse que sus propiedades antisépticas, antiinflamatorias, astringentes y hemostáticas (> acción antihemorrágica), exigen precauciones a causa de la gran toxicidad de su corteza.

segunda-feira, 25 de junho de 2012

Apellidos Aguiar/Aguilar: algunas restricciones (14)


Como resultado de esta nuestra pesquisa, concluimos subrayando algunos dados importantes por parecernos un tanto cuanto artificiales: en primer lugar, hay una ‘coincidencia’ y equiparación histórica - yo diría más aún, un cierto paralelismo forzado - entre los apellidos Aguiar y Aguilar, que a principio llamaríamos de enigmático, pues tal vez debiésemos denominarlo sospechoso. En todas las pesquisas que pude verificar, los diversos tratadistas dan como cierto (¡!) que nuestros apellidos tienen un origen común, a partir de los dos hijos de D. Mendo > un ricohombre [mozárabe], residente y dueño de grandes latifundios o/y próspero comerciante, en Toledo - ‘la gloria de España’, según proclamaba Miguel de Cervantes. La ciudad de Toledo fue capital de la Hispania visigoda, desde el reinado de Leovigildo (569-586) hasta la invasión sarracena (711/14), cuando pasó a formar parte del Califato de Córdoba. Durante todo ese tiempo conoció una era de prosperidad y grandeza: en 1035, se tornó capital del reino taifa Al-Mamún, y en 1085 pasó definitivamente al poder castellano como capital y centro cultural de Castilla, bajo el reinado de Alfonso VI de León El Bravo (1047-1109). Curiosamente, este rey murió en Toledo, a los 72 años de edad, pero fue enterrado en el Monasterio de San Benito de Sahagún (León). Con todo, la actividad económica de la ciudad siempre fue la producción agrícola, a través de la rica y exuberante Vega de Toledo – las condiciones del terreno en torno de la villa favorecieron también el crecimiento urbano. Con eso, hubo un desarrollo del comercio a media y larga distancia, que colocó Toledo en el  centro y entrecruce de caminos de toda la Hispania. En seguida, la intensificación del comercio crió centros de producción de cerámicas y otros bienes manufacturados en hierro (espadas, cuchillos, armas en general, etc.). Toledo fue proclamada  ciudad imperial’ e, especialmente, ‘ciudad de las tres culturas’> cristiana, judía e islámica. Con Alfonso VII (1118), Toledo vivió el período de mayor esplendor y de gran intensidad cultural, social y política. La Escuela de Traductores en los tiempos de Fernando III/Alfonso X dejó huellas perennes en la ciudad. Fue precisamente en esta época que surgió nuestro ‘bisabuelo paterno’ como un ricohombre y persona influente entre las diferentes comunidades de Toledo. Aquí comienza efectivamente la marcha de nuestro apellido Aguilar [español], pero no muy claramente el linaje Aguiar [portugués], como pretenden ciertos documentos no muy esclarecedores.
Evidentemente, nada demás si conociésemos la historia verídica de cada un de nuestros ancestrales. Ocurre, entre tanto,  un dado extremamente intrigante: sabemos apenas la historia genealógica de D. Mendo, padre de D. Egas > 1º señor d’Ovinhal  > padre de Egas Gómez Viegas d’Ovinhal >  2º señor d’Ovinhal > padre de Juan Gómez d’Ovinhal > 3º señor d’Ovinhal > padre de Gonçal’Eanes do Vinhal > 4º señor d’Ovinhal y nuestro biografiado. La localización geográfica de este señorío estaría en Vila Nova de Famalição, más concretamente en la Freguesía de Vermoim de Maia, hoy con 4,21 km² y 15.704 hab. (2011). De esta forma, verificamos que Juan Gómez y su esposa D. María Pérez de Aguilar son los padres del famoso trovador de quien recogemos todos esos dados biográficos atrás mencionados, en grande estilo y como conviene a un caballero linajudo de la Edad Media. En seguida, conferimos la carta foral donde Alfonso X El Sabio, su mujer D. Violante de Aragón [hija de Jaime I El Conquistador], y del infante primogénito de ambos y heredero al trono, D. Fernando de la Cerda, ’hacen merced y donación a D. Gonzalo Ibáñez de Viñal, de la villa y castillo de Poley, a quien su majestad ponía el nombre de Aguilar, entre Córdoba y Lucena, con todas las rentas y con todo su pedido, heredamientos […]. El texto está muy claro: Alfonso X muda el nombre de la villa y del castillo de Poley - antigua denominación ibero-romana -  para la villa y el castillo de Aguilar [de la Frontera], para siempre y por los siglos futuros: era el año de 1257. La mudanza  seguía una tradicional costumbre que tuvo inicio en el Repartimiento de Sevilla (1248), con la finalidad de ‘cristianizar todo y borrar las huellas paganas hasta los nombres de pueblos y alquerías’. En virtud de esta orden regia, nuestro ancestral  mudó el nombre y linaje portugueses de D. Gonçal’Eanes do Vinhal para D. Gonzalo Yáñez de Aguilar. Y así pasó para la Historia de España. Hay quien piense que fue el propio Gonçal’Eanes que mudó el nombre en reconocimiento y homenaje al rey Alfonso X, su amigo y protector. Pero esto no viene al caso.
          Mientras tanto, el nombre de D. Gueda El Viejo, hijo primogénito de D. Mendo y hermano de D. Egas Ibáñez d’Ovinhal sólo aparece en una supuesta donación de D. Henrique de Borgoña (1066-1112), más conocido por Conde D. Henrique, y su esposa, D. Teresa de León [hija ilegítima de Alfonso VI] – condes de Portucale, y padres del 1º rey de Portugal, D. Afonso I (1109-1185), más conocido por Afonso Henriques, fundador del reino portugués independiente a través del Tratado de Zamora (1143). El lugar de esta donación estaría situado en la Freguesía de Alfaiates, del consejo de Sabugal, en región fronteriza con la actual provincia de Salamanca (España), hoy con apenas 27,97 km² y 331 hab. (2011). Ya dimos algunos detalles de esta región, incluso anotando que se halla enclavada en los contrafuertes de la Serra da Estrela, en territorio portugués, y donde se localiza el actual Monasterio de Santa María de Aguiar, levantado sobre la famosa Torre de Aguiar, el castillo/fortaleza que dominaba toda la región de frontera, en aquel entonces. En verdad, era un territorio aguerridamente disputado por moros, cristianos y, como vimos, por lusitanos también. A partir de ese momento, la historia se calla completamente. Y no tenemos dados ni siquiera para reconstruir aquello que podríamos intitular de La Balada de un Guerrero, porque la localización del señorío no nos deja cualquier duda: se trataba de un lugar extremamente peligroso y, antes de todo, sujeto a constantes escaramuzas moriscas.
De ahí que si deseásemos dar fe a los descendientes de D. Gueda El Viejo deberemos aclarar una situación bastante común cuando se trata de apellidos topónimos como es el caso de Aguiar, suponiendo que nuestro ancestral fijó residencia en Freguesía de Alfaiates (Portugal). O sea, apellidos que toman la denominación de un lugar [castillo, paraje, población, comarca etc.], ordinariamente corresponden a familias en diáspora – gentes que abandonan su lugar de origen y cambian de residencia por diferentes motivos. Ahora, no es verdad que el apellido topónimo sea automáticamente pasado al nuevo morador. Entre tanto, nuestros antepasados acababan habitualmente (¡!) por tomar como apellido de linaje el nombre de la localidad donde nacieron o vivieron, después de trasladar su residencia. Por eso, si el apellido de la familia es un topónimo – en heráldica, se dice que probar eso es ¡una tarea de las más difíciles! -, seremos obligados a recurrir a diferentes ediciones de un nomenclátor > catálogo de nombres de pueblos, de personas o de voces técnicas, de obras eruditas, de documentos antiguos etc. Realmente, una tarea difícil para cualquier pesquisidor, mucho más para mí con interés apenas secundario. Y lo mismo podremos decir de apellidos topográficos, cuando se añaden al nombre propio, muchas veces simple patronímico, aunque con apariencia de nobleza ej.: los Gómez de Toledo, los Fernández de Córdoba etc. Sin embrago, no nos engañemos con falsas imprecisiones o juegos de apellidos compuestos. En verdad, ellos no son por sí mismos demostrativos o indicadores de nobleza. La partícula ‘de’, por ejemplo, cuando precede un apellido tipo ‘de Aguiar’, sea topónimo o topográfico, no tiene nada a ver con la posible descendencia de un noble linajudo de sangre o de privilegio > título alcanzado por medio de hechos militares ej.: D. Gueda y D. Egas, hijos de D. Mendo y ricoshombres de Toledo, consiguieron este título debido a sus grandes hazañas militares contra los moros.
           El sistema de apellidos españoles repensado en 1870 siguió la tradición histórica de usar dos apellidos: el de la familia del padre, como primero; y el de la familia de la madre, como segundo. Pero es necesario entender antes de cualquier cosa: el apellido legalizado comenzó a ser puesto en práctica sólo a finales del siglo XVII. Antes imperaba el capricho o algún costumbre más arraigado. En el siglo XX,  (ya en nuestros días), se promulgó una nueva legislación permitiendo la alteración del antiguo ordenamiento civil, esto es, los padres podrán alterar el orden de los apellidos de sus hijos. En la Edad Media, no era así. Las familias tenían una gran movilidad geográfica y, por eso, un Ibáñez cualquier de Toledo podía pasar a ser un Eanes cualquier en Nova Vila de Famalição, cerca de Porto, y viceversa. Así, apellidos de procedencia geográfica podían no tener una relación entre sí y ni denotaban cualquier nobleza. Hubo casos curiosos: un tal Martínez añadió a su apellido un pomposo y circunstancial mote ‘de la Torre’, apenas  porque la casa que heredó de unos parientes tenía el formato de una torre. Después, cuando se mudó de lugar, retiró este segundo apellido y se quedó con el antiguo. No había problema ninguno en hacer eso. Los gobernantes tenían cosas más importantes para preocuparse ej.: la guerra contra los moros; y los propósitos más imperativos del momento: la reconquista peninsular. Actualmente, quien desea obtener dados o referencias genealógicas pode usar la búsqueda on-line. Existen empresas que consiguen esos dados sin cobrar precio alguno. Incluso  localizan dados por países, regiones, provincias, municipios… Hasta acotan la búsqueda a determinados períodos históricos. Pero ahí reside un peligro muy grande: cuando las pesquisas comienzan a inventar dados, lugares, personajes, blasones, etc. Porque ciertos dados, en verdad, sólo podrán ser obtenidos por filólogos y pesquisidores de alto enjuiciamiento. Y suponiendo que ellos existan realmente, ya que a veces los personajes son muy insignificantes y la Historia no se importó absolutamente nada con su vida y obra.
          En el caso de D. Gueda, nuestro ancestral consanguíneo, vislumbramos algo que a mí me parece simplemente artificial, aunque haya una cierta lógica por todo lo que dijimos hasta aquí. Sólo tenemos un dado y no muy confiable Es apenas una suposición sin testimonios documentales. El apellido Aguiar está realmente relacionado a un lugar que ya ostentaba un nombre toponímico debido a la geografía escarpada de la Serra da Estrela, un lugar elevado donde las águilas hacían sus nidos > tratase de un castillo, de una fortaleza  y, principalmente,  de un monasterio construido en lo alto de la montaña, entre Sabugal y Guarda. Caminando más a oeste, encontramos Vizeu y, un poco más adelante, la Cidade do Porto. Se trata del Monasterio de Santa María de Aguiar, alrededor del cual creció y se desarrolló la Freguesía de Alfaiates.  La historia parece encajar algunos presupuestos, pero no tenemos dados que nos prueben todos los vacíos/huecos encontrados. Bien diferente del caso de D. Egas, donde podemos conferir nombres, personajes, datas, hazañas gloriosas, reyes ‘amigos’, épocas concretas… Claro, todo eso se debe al hecho de D. Gonçal’Eanes do Vinhal ser un trovador de renombre. Si  D. Gueda tuviese un descendente con las mismas cualidades, ciertamente no estaríamos exigiendo estos detalles. Por lo tanto,  que me perdonen portugueses, oriundi americanos y de otras plagas o nacionalidades: el apellido Aguiar, en mi modo de ver las cosas, mantiene simplemente un paralelismo subterráneo en relación al apellido Aguilar, este sí de brazos dados  con la historia. En cuanto el apellido Aguiar manifiesta mucha artificialidad, diría casi inventado apenas para figurar y decir que tiene un origen común, lo que tal vez no sea verdad. Tienen el mismo radical vernáculo Agui [l] > ‘lugar de águilas/aguiluchos’, pero eso no es suficiente para proclamar D. Gueda  como el ‘padre’ del apellido Aguiar. La impresión de quien de se asoma sobre estas circunstancias es de incerteza y desánimo. En realidad, es preciso convencerse: no es porque los Aguilar descendemos de D. Egas, automáticamente los Aguiar van descender de D. Gueda. Absolutamente, nada a ver. Sobre todo, porque los nombres topónimos ya existían antes de la llegada del personaje del cual se pretende hacer derivar una u otra alcurnia. De aquí también deducimos otra verdad conclusiva: no todos los lugares, pueblos o ciudades con el nombre Aguilar o Aguiar tienen cualquier relación con linajes. La genealogía y la heráldica son una cosa; los nombres topónimos pueden denotar, definir o determinar situaciones diversas. El ejemplo emblemático más en evidencia dice respecto a nosotros palentinos y, específicamente, a quien como yo nacimos en Prádanos de Ojeda y llevamos el apellido Aguilar como herencia de un pasado histórico relevante.  Este ejemplo responde por el duplo nombre de Aguilar de Campoó (Palencia), conocida como la ‘tierra de las galletas’.
Este pueblo y municipio del Norte Palentino - considerada la Ruta vía Besaya del Camino de Santiago/Norte -, hoy con 236,54 km² y 7.226 hab (2011) -, está situada en la ribera del río Pisuerga, en la comarca de la Montaña Palentina. En realidad, esta Ruta del Besaya (> referencia al río Besaya, de 47 km), fue un camino histórico de comunicación (‘antigua calzada romana’), muy conocida por los cántabros, entre el mar Cantábrico, los Valles Pasiegos del Campoó y la Tierra de Campos. Fue un camino alternativo a la Ruta Vadiniense por Liébana; esta vía atravesaba la Cordillera Cantábrica por los Picos de Europa, y era vista como una vereda protegida y segura por los peregrinos de Santiago de Compostela, aunque de poca tradición jacobea. La muy noble y leal villa de Aguilar de Campoó fue una localidad de gran importancia en la Edad Media por su participación en la historia de Campoó > comarca caracterizada por masas forestales de coníferas y pastos abiertos en las suaves y delicadas pendientes de sus cuestas o valles, y por ter sido capital de la Meryndat  de Aguylar de Campoó, una regia división administrativa de Castilla. Campoó es un topónimo latino derivado de Camp [podium] > lugar de campos altos. A su vez, el topónimo Aguilar hace referencia a la existencia de águilas, presentes en gran cantidad en aquella zona. No tiene ninguna relación con apellidos o alcurnias de cualquier especie. En la época de la Reconquista aparece como baluarte contra la dominación árabe. La Merindad de Aguilar de Campoó fue una de las más extensas de Castilla y contaba con 262 localidades actualmente repartidas entre las provincias de Palencia [poblaciones hasta Osorno, Herrera de Pisuerga, Alar del Rey, Prádanos de Ojeda y prácticamente las comarcas de La Ojeda/Boedo/Valdavia hasta Carrión de los Condes], Cantabria/Santander y Burgos. Es alfoz (> conjunto de poblaciones que dependen de otra villa principal) de 34 ‘pueblos’ alrededor.
En el Medioevo, Alfonso X la declaró Villa Realenga o ‘tierra de propiedad del rey’ (1255), y le otorgó el primer Fuero Real de Castilla. Más tarde (1339), el infante D. Pedro, hijo [ilegítimo] de Alfonso XI de Castilla, recibió la villa de Aguilar de Campoó en jurisdicción, tornándose titular del señorío de Aguilar, pero  con su muerte prematura, pasó a su hijo, D. Tello de Castilla, 1º Señor de Aguilar  > padre de  D. Juan Téllez de Castilla, 2º Señor de Aguilar, confirmado en el señorío por su tío, el rey Enrique II (1371). En seguida, le sucedió su hija, D. Aldonza Téllez de Castilla, que casó con Garci IV Fernández-Manrique de Lara, 3º Señor de Aguilar > padre de Juan Fernández-Manrique de Lara y Castilla, 4º Señor de Aguilar > padre de Garci V Fernández- Manrique de Lara, 5º Señor de Aguilar - este último fue confirmado en el mayorazgo pelos Reyes Católicos (1482), y a sus asociados con el  título de Marqués de Aguilar de Campoó. De hecho, la Casa de Lara/ Manrique de Lara estuvo enlazada desde sus orígenes con la Casa Real de Castilla, una de las más antiguas y relevantes noblezas medievales de España. Los marqueses de Aguilar de Campoó están incluidos entre las 25 dignidades de Grandes de España, con derecho a cubrirse en presencia del rey y ser llamados ‘Primos del Rey’ y tratados por ‘Excelencias’. Tradicionalmente, los marqueses de Aguilar de Campoó poseen en carácter hereditario la dignidad de Chanciller Mayor de Castilla, cuyo título permite ocupar altas funciones del Estado (virrey, ministro, embajador, general, caballero de Orden  Militar etc.).
Aguilar de Campoó es, por lo tanto, un ejemplo emblemático de cómo un topónimo no pasa automáticamente a ser apellido de linaje, ni sus herederos le toman como alcurnia no obstante su carácter realengo original.  Desde D. Pedro, Infante de Castilla (1339), hijo del rey Alfonso XI de Castilla, hasta el actual titular marqués Manuel Alonso–Martínez y Grisone (n. 1942), y esposa, D. María del Pilar de las Morenas y Travesedo, 24ª marquesa de Aguilar de Campoó (1971), ningún caballero linajudo heredó o trocó su sobrenombre para el apellido Aguilar. Absolutamente ningún ilustre personaje de la História de España aparece con el apellido Aguilar, a no ser como título nobiliario de cierta categoría. ¡Y solo eso! Encontré Juan Martín de Aguilar, expedicionario en la Circunnavegación de Magallanes/Elcano, sirviente en la nave Victoria. La villa le tiene por uno de los 18 hombres que consiguieron regresar, pero a lo que parece fue prisionero de los portugueses, en Cabo Verde. Este nombre simplemente confirma la regla, o sea, ciertos apellidos apenas señalan un lugar geográfico  y no un linaje. De ahí concluir con una advertencia a los interesados en encontrar el origen de sus apellidos:   a falta de informaciones más precisas, debemos recurrir a los registros y documentos acreditativos a través de nacimientos, bautismos, defunciones, enterramientos, y hasta matrimonios de nuestros antepasados. Los registros más fiables de autenticidad son: los registros civiles (autoridades judiciales o municipales) y los registros parroquiales, de cuño religioso. Hoy en día, la comprobación histórica de un personaje se tornó más fácil debido a expertos y aficionados que poseen todo tipo de herramientas genealógicas on-line, además de contar con tres fuentes de pesquisa: la genealogía, la heráldica y la nobiliaria, ciencias que permiten abocar la historia de nuestros antepasados. Incluso, el uso de herramientas gratuitas, entre ellas el llamado Buscador del Origen de apellidos y blasones/escudos de familia.

domingo, 24 de junho de 2012

D. Gonçal’Eanes de Aguilar: geografía en discusión (13)




       Como caballero de ilustre y singular linaje, D. Gonçal’Eanes do Vinhal, y desde 1257 señor de Aguilar de la Frontera (Córdoba), nació y se crió en Portugal; después se casó dos veces, tuvo cinco hijos e hizo su vida caballeresca en Castilla. Por fin, murió en territorio nazarí, parte del sur peninsular en aquel entonces bajo el dominio árabe. Durante largos años de su vida (1123? - 1285?), se entregó al cultivo del lirismo dicho provenzal, presentando al público castellano sus inspiradas cantigas de amigo o de escarnio, sin perder la ternura jamás y el carisma de trovador galaico-portugués. George Steiner – crítico literario estadounidense, de origen alemán, y mayor ensayista moderno – dice que todo escritor es una especie de representante privilegiado de la lengua materna. Quiere decir, desde el punto de vista lingüístico, todo poeta, romancista o dramaturgo, es un permanente ‘desabrigado’, un alguien dislocado en su frontera geográfica. En este caso, la lengua literaria se identifica generalmente con el concepto de lengua nacional. De ahí también la extrañeza causada por las cantigas del Medioevo que ultrapasaban fronteras políticas y territorios conocidos. Muchos trovadores no usan el gallego-portugués como lengua materna o de instalación territorial, como fue el caso de nuestro ancestral. En realidad, la usaban apenas para participar del espectáculo trovadoresco (siglos XII/XIII). Por este motivo, todas las camadas sociales de la época participaron de las manifestaciones culturales del trovadorismo, resultando difícil imaginar una lengua nacional en la península Ibérica. No cabe aquí discutir por que el gallego-portugués se impuso y dominó  el lirismo  peninsular, aunque no podemos olvidar la importancia política de la nobleza galaico-portuguesa y asturiano-cántabro-leonesa, el poder de la iglesia y la relevancia del Camino de Santiago y su famoso e ‘internacional’ Santuario de Compostela > centro cultural y expresión artística trovadoresca de Galicia y León, así como Porto y Lisboa lo fueron de Portugal, o Burgos y Toledo de Castilla.
       Es curioso constatar, de otro lado, que sólo existan  dos cantigas en castellano [una de Alfonso X, y otra de Alfonso XI]. Empero, su adscripción geográfica pasa por el territorio gallego-portugués, en cuya lengua se compilaron los cancioneros de cada ciclo literario ej.: el territorio al sur del Bajo Miño, precisamente en la región donde fijaron residencia los hijos de D. Mendo  [D. Ega y D. Gueda], y donde probablemente nació nuestro ancestral. El hecho de las composiciones líricas peninsulares presentar sus nacientes en Galicia y Portugal pudo haber influenciado en el numero considerable de compositores y juglares nacidos en aquellas regiones, en contraste con otras formas lingüísticas trovadorescas ej.: el uso de la 3ª persona singular del pretérito perfecto de la 2ª y 3ª conjugaciones muy frecuente en Galicia [a partir del siglo XIII], pero escasa al sur del rio Miño.
      De cualquier forma, portugueses o gallegos, castellanos, aragoneses o catalanes, los trovadores y juglares son, antes de todo, peninsulares sin referencias visibles a su origen ‘nacional’. En sus cantigas, no sólo regiones geográficas son citadas, como también ciudades y aldeas ej.: Lisboa, Toledo, Porto, Sevilla, Granada, Santarém, Braga etc. Incluso, en cantigas anteriores a la Reconquista. En el futuro territorio que se llamaría Portugal, por ejemplo, nacieron y vivieron algunos de los mejores poetas  árabes, caso de Almutámide, natural de Beja y señor de Silves. De hecho, el sur portugués tuvo una vida cultural hispano-árabe notable. En Santarém y Lisboa nacieron y vivieron varios trovadores en cuyas poesías no es raro observar el estuario del Tajo, o comprobar la vida cotidiana de Lisboa, Sevilla o Toledo. Muchas cantigas de escarnio contextualizan a sus personajes y comienzan así: ‘ayer en Burgos’,’el otro día en Redondela’, ‘cuando pasé por Sevilla’, ‘olhai o río en su manto’, ‘em Lixboa sobre la mar’ etc. A lo largo del siglo XI, toda la región meridional  de Lisboa se constituía en refugio seguro y estable para el mundo cultural hispano-árabe; con la reconquista cristiana muchos poetas abandonaron sus territorios, principalmente rumo a Granada.
       Efectivamente, la cultura del noroeste ibérico se impone gradualmente a las otras regiones. En esa época (siglo XI), Lisboa [y alrededores]  aparece no solamente como capital del reino portugués, pero también pasa  a destacarse  como exponente máximo de la cultura galaico-portuguesa [profana]. En Galicia, la ciudad de Vigo surge con cantigas de Martin Codax. Curiosamente, nos dirá Graça Lópes, no es la ciudad de Lisboa que se destaca en el cancionero lírico, y sí Santarém – la ‘capital del gótico’ y el principal entrepuesto comercial y administrativo del Portugal Viejo.  Este discurso o digresión logística me llevan a conferir, vivenciar y describir, los lugares y la geografía por donde pasó nuestro ilustre antepasado. Evidentemente, hacemos reparos o restricciones  a los nombres y regiones que describimos, porque no existen hasta el momento testimonios históricos que contextualicen con cierta exactitud todos los sitios citados, principalmente los señoríos portugueses de Felgueiras/Celorico de Basto donde según se dice habría nacido y se criado Gonçal’Eanes hasta los 20 años de edad, aproximadamente. Pesquisidores de renombre, sobre todo portugueses, no están de acuerdo con las informaciones a respecto de esos lugares. Pero como existe una cierta tradición compensatoria nos interesa ‘pasear’ y dar una mirada geográfica a la tierra y ‘patria’ natural de D. Gonçal’Eanes do Vinhal, futuro señor de Aguilar de la Frontera, y nuestro antepasado linajudo.  De cualquier manera, sustentados por la autoridad  del filólogo Resende de Oliveira – en su opinión, D. Gonçal’Eanes do Vinhal tendría nacido en uno de los nobles señoríos  ubicados entre Felgueiras y Celorico de Basto -, daremos un rápido vuelo de pájaro por eses y otros lugares donde se dice que Gonçal’Eanes pasó la juventud y aprendió las lecciones del caballerismo andante.  Felgueiras es una ciudad portuguesa, del Distrito de Porto, región Norte y subregión del Támega, hoy con cerca de 16 mil/hab., integrada a la ‘freguesía’ de Margaride. Es la  sede  de un municipio con 115,74 km² y cerca de 60 mil/hab (2011). Esta subdividida  en 32 ‘freguesías’ (> parroquias) y se limita al noroeste precisamente con Celorico de Basto. El nombre de Felgueiras está asociado a felgaría > un terreno cubierto de fetos-arborescentes [planta abundante en la región]; cuando secos presentan un color rojizo, semejante al fuego; de ahí su nombre toponímico.

       En 1220 – la data de nacimiento de Gonçal’Eanes sería más o menos en 1223? – la villa de Felgueiras contaba con 20 parroquias y varios conventos e iglesias de estilo románico (¡lindísimas!).  El Monasterio de Santa María de Pombeiro fue declarado Monumento Nacional (1910); es la joya del románico portugués. Felgueiras también forma parte de la llamada Ruta del Románico del Valle del Sousa > un camino turístico y cultural [en el extremo norte del Distrito de Porto] que enlaza 21 monumentos de arquitectura románica, en el Valle do Sousa, después alargado al Valle do Támega. En su geografía, forma parte de un territorio de grande belleza natural y paisajística, entre montes y valles de exuberantes riquezas históricas, culturales y patrimoniales, donde sobresale el Monasterio de Pombeiro, contemporáneo de la nacionalidad portuguesa. Desconocido y sin dueños declarados (¿?), este territorio comenzó a ser frecuentado por la nobleza galaico-portuguesa y, muy probablemente, castellana de Toledo – en este rol colocamos D. Ega (origen de los Aguilar españoles) y D. Gueda El Viejo (origen de los Aguiar portugueses!); al principio, con carácter estrictamente venatorio (caza) y militar. La región es dominada por el Monte das Pombas, siendo actualmente una tierra de excepción, marcada por gente trabajadora e con singular capacidad de emprendedorismo: 50% de las exportaciones nacionales de calzados, 1/3 de los mejores vinos verdes del país, lindos bordados hechos por ‘mãos de fadas’, y un patrimonio cultural e histórico espantoso, además de sus tradiciones religiosas y literarias. Un comentario pintoresco nos dice que Felgueiras se asemeja  a ‘una concha de raros encantos y de un valor insuperable’, donde se dibujan numerosos valles y pequeños montes. Su gente es trabajadora y dinámica, siempre dispuesta a luchar ardientemente para engrandecer a su tierra, aunque las condiciones sean a veces adversas. Sin gran accesibilidad viaria, Felgueiras  dio el ‘gran salto’ > pasó de una sustentación agrícola para una pujanza industrial (calzados). En el perímetro urbano existen 450 empresas > industrias de transformación que contribuyen en grande escala para el desarrollo económico de la región y del país. Em 2001, Felgueiras se destacaba  por presentar el mejor índice de desarrollo económico del norte portugués; era el 2º mayor polo exportador de calzados europeo y 9º del mundo. Sus vinos verdes producen anualmente 16 millones de litros, además de ser grande productor de leche, maíz/sorgo, centeno, fréjoles, patatas, cebollas y miel, todos ellos formando parte de la balanza comercial portuguesa.
       A su vez, Celorico de Basto es una villa del Distrito de Braga,  con unos 2.500 hab., en la región Norte y subregión del Vale do Ave > área de 1246,2 km² y 512 mil/hab. (2011), localizada al Norte de Portugal, entre el Alto-Tras-os-Montes e la Gran Ciudad do Porto. Presenta una densidad demográfica cerca de 4 veces la media nacional; es la 2ª región más importante del Norte portugués, después del cinturón metropolitano  de Porto. Con un sistema de auto-vías notable (A-7 y A-11), se torna accesible a los mercados nacionales y europeos. Celorico de Basto es la sede municipal > con 181,10 km² y 20 mil/hab (2011), y se limita al sudoeste con Felgueiras. Su clima benigno, abundantes pastos y aguas ‘milagrosas’ que manan a borbotones, fueron las condiciones propicias encontradas por sus primeros moradores, tal vez nuestros antepasados de feliz memoria. El castillo de Arnóia y otros monumentos arquitectónicos son vestigios de castros/fortalezas y restos de castillos, sobrevivientes de los tiempos áureos del Medioevo. El propio nombre hace referencias a pueblos antiguos y peninsulares que ocuparon extensas áreas de esta región, desde la cuenca del río Támega hasta los montes del Barroso y de la Cava, más conocidas como Terras de Basto > tierras asentadas en la cuenca del río Basto, donde se ubican 06 villas y sus municipios, y 07 ‘freguesías’ de esos mismos concejos. Celorico de Basto es predominantemente rural > actividades agrícolas, con producción abundante de vino verde a lo largo del Vale do Támega, y la pecuaria en los pueblos situados en la montaña. El predominio de una estructura agraria de pequeñas propiedades determina la extremada dispersión de sus habitantes, así como la expansión urbana del pueblo con espacios verdes y ajardinados, tornan el lugar bastante atractivo para el visitante. Pero Celorico de Basto sufre un proceso de grandes mudanzas: el sector primario es hoy residual; la emigración permanente marcó el siglo XX,  en principio para el Brasil; en seguida, para Francia y Suiza. Hoy la construcción civil, el comercio y el sector de servicios ocupan la mayor parte de la pequeña población.
        A la región del Vale do Ave pertenece también Vila Nova de Famalição, otro posible lugar de nacimiento de Gonçal’Eanes do Vinhal. Según pesquisas de Salvador de Moxó, D. Egas y D. Gueda El Viejo, hijos de D. Mendo -  ricohombre [mozárabe] de Toledo -, pasaron al condado de Portucale (1090), a pedido insistente de D. Henrique de Borgonha (1066-1112), casado con D. Teresa de León > hija [ilegítima] del rey Alfonso VI de Castilla. En retribución y pagamiento por sus servicios militares contra los moros, ambos recibieron estupendos y magníficos señoríos: D. Gueda se tornó señor de Aguiar, en la junta de Alfaiates (distrito de Sabugal), donde se instaló definitivamente - él y sus descendientes pasaron a usar el apellido Aguiar, del cual derivan los Aguiar portugueses.  A su vez, D. Egas recibió en pagamiento el señorío d’Ovinhal, en las proximidades de Vila Nova de Famalição, o simplemente Famalição, como es más conocida actualmente la ciudad. Pertenece al Distrito de Braga, y tiene una población estimada en 34 mil/hab. Es sede municipal – área de 201,85 km² y 134 mil/hab (2011)-, y se subdivide en 49 freguesías. El origen de esta ciudad remonta a los tiempos de Sancho I (1154-1211), el 2º rey de Portugal, más conocido como El Poblador, pues apadrinó y costeó muchas poblaciones por el país entero  - quería llegar a los lugares más recónditos del reino. Él mismo mantenía un reguengo > tierras pertenecientes al rey y arrendadas a agricultores en troca de una renda cualquier. La carta foral fue otorgada a los primeros 40 habitantes del reguengo  (1205) a fin de que criasen raíces estables en aquella zona. La geografía del lugar se resume a decir que forma parte de la cuenca del Bajo Miño, y se extiende en terrenos de planicie, no ultrapasando los 88 m de altitud. La ciudad está situada en un entroncamiento viario (carreteras y ferrovías) que ligan la Ciudad de Porto a Braga, Guimarães, Barcelos etc., e presenta una excelente localización geográfica, pues es pasaje obligatorio rumo al norte y este del país. El clima es mediterráneo, con abundante pluviosidad durante el año entero.
       La reconquista, a partir del siglo XII, trajo profundas transformaciones sociales y políticas para toda esta región. El sistema feudal aquí vigente fue más tarde exportado para el resto de Portugal por una nobleza oriunda de la propia tierra o requerida  de Castilla, como fue el caso de nuestros antepasados. En realidad, se trataba de una nobleza fuerte y decidida que acabaría por construir la base del poder económico y simbólico de Portugal, tomando por base diversos castros y fortificaciones, donde se incluyen los castillos de Guimarães, Lanhoso, Vermoim y Arnóia. Muchos de estos nobles lucharon al lado de D. Afonso Henriques (1109-1185) y le ayudaron a proclamar la independencia de Portugal. El Valle do Ave fue la cuna  de la nacionalidad portuguesa. En esta región, profundamente religiosa, se encuentra la mayor parte de los monasterios e iglesias del Medioevo, que dieron origen no sólo a las grandes extensiones y propiedades agrícolas, como también a muchas obras-primas de la arquitectura medieval. La expansión marítima lusitana, a lo largo del siglo XVI, comenzó aquí, con su secular tradición migratoria para África y América - especialmente para el Brasil. Hoy, el Valle do Ave  es sinónimo de ‘excelencia y competitividad”, y se tornó igualmente una zona extremamente dinámica e industrializada.
     Es curioso constatar como la figura de D. Gueda El Viejo fue ofuscada por nuestro ancestral linajudo, D. Gonçal’Eanes do Vinhal. Ese olvido, entre tanto, no nos impide de dar una ojeada en el posible solar del otro ascendente, también recordado por su honradez y valentía en la guerra contra los moros. Salvador Moxó nos dice que D. Gueda fijó residencia en Alfaiates, distante 19 km de Sabugal – ciudad portuguesa de 12,6 mil hab. (2011) y con una área de 826,7 km² > región de Beira Interior Norte, en la frontera con la actual provincia de Salamanca (España).  Alfaiates es una de las freguesías más antiguas de Portugal, localizada en la margen derecha del arroyo  que lleva el mismo nombre. Se alza sobre un otero (antigua Alchaeata), de donde se descortina un vastísimo horizonte. A lo que consta, el nombre deriva del árabe Alchaiat > sastre. En tiempos remotos se llamó Castillo de la Luna, construido a mando del rey Affonso X de León (1230); después, fue dado en dote a la reina Santa Isabel por el-rey D. Dinis (1282). Perteneció al reino de Castilla hasta el Tratado de Alcañices (1297) cuando pasó en definitivo al reino vecino. En el siglo XVII sería restaurado totalmente por D. Blás García de Mascareñas, pues se encontraba en ruinas. La historia de Alfaiates tuvo inicio en tiempos de D. Afonso Henriques, cuando constituyó toda la región de Ribacoa en reguengo > tierras reales en torno del Monasterio de Santa Maria de Aguiar, un ejemplo fidedigno da primitiva arquitectura cisterciense, próximo a Castelo Rodrigo. Está construido en una región donde eran frecuentes las escaramuzas entre moros y cristianos.
       Fue precisamente aquí donde se instalaron D. Gueda, sus hijos y descendientes. El apellido Aguiar tendría origen precisamente en el señorio que nuestro pariente recibió de Afonso Henriques, situado sin duda  alguna en esta área de frontera, particularmente montañosa.  Resulta, entre tanto, un poco misterioso, forzado y enigmático esta coincidencia histórica entre los dos apellidos: D. Gueda recibe tierras reales junto a la Torre de Aguiar, en Portugal; y un de sus descendientes, D. Golçal’Eanes, las recibe en Aguilar de la Frontera, en Castilla, aparentemente sin tener nada en común los dos señoríos. Pero, en fin, historia es historia, y ¡quien soy yo para desmentirlo! Sabemos hasta los nombres de los dos primeros religiosos de la Orden cisterciense a ocupar el monasterio: Pedro y Sancho, los ‘arquitectos’ de un convento cerca del río Esla, en las cercanías de Zamora (1143). Este monasterio fue declarado Monumento Nacional (1932): restaurado cinco años más tarde, es considerado uno de los más bellos ejemplares del Cister de toda Europa. En la Historia, y en tiempos de nuestro ascendiente paterno, tuvo importancia geo-estratégica, cuando D. Afonso Henriques y D. Alfonso VII de León y Castilla (1105-1157), firmaron el Tratado de Zamora (1143), donde reconocían a Portugal como reino autónomo. Posteriormente, con Sancho I y Alfonso IX las relaciones entre ambos no fueron muy tranquilas, incluso D. Sancho fue derrotado en la batalla de Arganal (1180), cerca de Ciudad Rodrigo. Años más tarde, hicieron las paces, cuando la hija del primero, D. Teresa Sánches, casó con el rey castellano-leonés. Pero esta alianza no duró mucho tiempo: el casamiento de D. Sancho con D. Dulce de Aragón, llevó los dos reinos a afrontar el ‘imperialismo’ castellano. El rey de Castilla recurrió al papa, pidiendo que anulase aquel matrimonio, pues eran primos. El papa dio la sentencia, pero los esposos no se importaron. Después, nuevamente olvidaron los resentimientos e hicieron nuevas paces. Fue en ese medio tiempo que Alfaiates recibió la carta foral (entre 1182 y 1205), donde constaban numerosos privilegios, entre los cuales la dispensa de trabajos en ‘obras públicas’ y pagamientos de impuestos. 
       Sin embargo, las discordias con Castilla siempre fueron intermitentes, agravándose en tiempos de Afonso III de Portugal debido a la región del Algarve, reclamada por Alfonso X (1236). El casamiento del rey portugués con la hija [ilegítima] del rey castellano, D. Beatriz de Castilla – fruto de su amor incontrolable por D. Mayor Guillén de Guzmán - apaciguó temporariamente los ánimos. Entre tanto, D. Dinis (1261-1325) usó de subterfugios y alianzas espurias con los reyes de Aragón, D. Alfonso de La Cerda (hijo de Alfonso X) y D. Enrique de Castilla [aquel  amante de D. Juana], e invadió  el territorio castellano, llegando hasta Simancas, cerca de Valladolid, donde estaba la corte de Fernando IV de Castilla (1285-1321). A su regreso, el rey portugués se apoderó de todos los castillos existentes en la región de Ribacoa, entre los cuales estaba Alfaiates. Por fin, con el Tratado de Alcañices (1297)- según historiadores lusitanos, ‘el documento más importante de la Historia de Portugal’ - cesaron las disputas: Castilla renunció a la fortaleza de Alfaiates, y en troca recibió otras villas fronterizas, como Cáceres, Badajoz, Trujillo, Santa Cruz etc. En seguida, diversas Ordenes militares se instalaron, a mando de D. Dinis, en las regiones de frontera: Algarve, Riba de Odiana y, más al norte, Ribacoa, donde se localiza exactamente la Freguesía de Alfaiates, actualmente con apenas 700 hab. Esta ‘villa amurallada’ fue declinando su  poder administrativo, pero no perdió su rica vega. Alfaiates vive hoy en día de la agricultura, del pastoreo y de trabajos de herrería.
       Actualmente, esta pequeña freguesía forma parte del Distrito de Guarda, en cuyos límites encontramos también Aguiar da Beira y Souto de Aguiar da Beira > dos villas muy antiguas, pero de origen histórico un tanto desconocido. Según se dice, tendrían comenzado como un reguengo dado por D. Teresa de León y D. Henrique de Borgonha [condes de Portucale (1120)], a una tal de Felipa. Con certeza, hubo un acontecimiento importante porque es la única población que tiene un estatuto foral de villa, en cuanto las otras freguesías son apenas aldeas. ¿Sería posible que ese hecho ‘desconocido’ ocupase las gestas gloriosas de nuestro ancestral? El Apellido Aguiar/Aguilar tiene origen árabe y significa, como dijimos atrás, ‘nido de águilas/aguiluchos’. Así, yo pienso que existe una equivalencia/correlación cuando menos sospechosa: en Castilla, surge la sierra Morena como un lugar de águilas; en Portugal, es la sierra da Estrela que sirve de pretexto. En Castilla, un rey contempla a su incondicional vasallo con rico y generoso señorío; en Portugal, es otro rey que hace lo mismo en relación a un heroico ricohombre por sus servicios contra los moros.  En Castilla, un Aguilar aparece en la corte junto al rey Alfonso X; en Portugal, un Aguiar es beneficiado por el rey Alfonso III, casado con Beatriz de Castela, hija de El Rey Sabio. Me parece todo eso un poco artificial. Ahora sólo falta encontrar un trovador, descendiente de D. Gueda. En los cancioneros aparecen muchos Eanes (en castellano Ibáñez/Yáñez). Quien sabe, uno de ellos no es un renombrado poeta lírico. Entre tanto, los personajes aparecen en la  Historia y son de carne y hueso. Esa donación de Afonso III de Portugal recae sobre nuestro ancestral (1256): Vila de  Moimenta da Beira > una pequeña villa del Distrito de Vizeu, con 2.800 hab. Es sede municipal [219,75 km² y 10.212 hab (2011)], subdividida en 20 ‘freguesías’. Se localiza en el Valle del Miño, y su clima es mediterráneo típico, con clima de montaña en las tierras altas. Es conocida por su vino de manzana >”bravo de esmolfe’.  En el Distrito de Vila Real, al norte > subregión del Alto Tras-os-Montes,  existe una otra localidad llamada Vila Pouca de Aguiar > o Terra de Aguiar de Pena, enclavada en lo alto de un peñasco rocoso, de donde deriva Aguiar >‘nido de águilas’. Su fama viene del castillo de Aguiar, localizado en los contrafuertes de la Serra do Alvão. Totalmente aislado e inexpugnable, así como todo nido de aguiluchos que se precia, domina el valle fértil de Aguiar. Pero con la estabilidad política perdió su función; hoy se encuentra en estado lamentable, a pesar de ser un Monumento Nacional (1982).