Como caballero de ilustre y singular linaje, D. Gonçal’Eanes do Vinhal, y desde 1257 señor de Aguilar de la Frontera (Córdoba), nació y se crió en Portugal; después se casó dos veces, tuvo cinco hijos e hizo su vida caballeresca en Castilla. Por fin, murió en territorio nazarí, parte del sur peninsular en aquel entonces bajo el dominio árabe. Durante largos años de su vida (1123? - 1285?), se entregó al cultivo del lirismo dicho provenzal, presentando al público castellano sus inspiradas cantigas de amigo o de escarnio, sin perder la ternura jamás y el carisma de trovador galaico-portugués. George Steiner – crítico literario estadounidense, de origen alemán, y mayor ensayista moderno – dice que todo escritor es una especie de representante privilegiado de la lengua materna. Quiere decir, desde el punto de vista lingüístico, todo poeta, romancista o dramaturgo, es un permanente ‘desabrigado’, un alguien dislocado en su frontera geográfica. En este caso, la lengua literaria se identifica generalmente con el concepto de lengua nacional. De ahí también la extrañeza causada por las cantigas del Medioevo que ultrapasaban fronteras políticas y territorios conocidos. Muchos trovadores no usan el gallego-portugués como lengua materna o de instalación territorial, como fue el caso de nuestro ancestral. En realidad, la usaban apenas para participar del espectáculo trovadoresco (siglos XII/XIII). Por este motivo, todas las camadas sociales de la época participaron de las manifestaciones culturales del trovadorismo, resultando difícil imaginar una lengua nacional en la península Ibérica. No cabe aquí discutir por que el gallego-portugués se impuso y dominó el lirismo peninsular, aunque no podemos olvidar la importancia política de la nobleza galaico-portuguesa y asturiano-cántabro-leonesa, el poder de la iglesia y la relevancia del Camino de Santiago y su famoso e ‘internacional’ Santuario de Compostela > centro cultural y expresión artística trovadoresca de Galicia y León, así como Porto y Lisboa lo fueron de Portugal, o Burgos y Toledo de Castilla.
Es curioso constatar, de otro lado, que sólo existan dos cantigas en castellano [una de Alfonso X, y otra de Alfonso XI]. Empero, su adscripción geográfica pasa por el territorio gallego-portugués, en cuya lengua se compilaron los cancioneros de cada ciclo literario ej.: el territorio al sur del Bajo Miño, precisamente en la región donde fijaron residencia los hijos de D. Mendo [D. Ega y D. Gueda], y donde probablemente nació nuestro ancestral. El hecho de las composiciones líricas peninsulares presentar sus nacientes en Galicia y Portugal pudo haber influenciado en el numero considerable de compositores y juglares nacidos en aquellas regiones, en contraste con otras formas lingüísticas trovadorescas ej.: el uso de la 3ª persona singular del pretérito perfecto de la 2ª y 3ª conjugaciones muy frecuente en Galicia [a partir del siglo XIII], pero escasa al sur del rio Miño.
De cualquier forma, portugueses o gallegos, castellanos, aragoneses o catalanes, los trovadores y juglares son, antes de todo, peninsulares sin referencias visibles a su origen ‘nacional’. En sus cantigas, no sólo regiones geográficas son citadas, como también ciudades y aldeas ej.: Lisboa, Toledo, Porto, Sevilla, Granada, Santarém, Braga etc. Incluso, en cantigas anteriores a la Reconquista. En el futuro territorio que se llamaría Portugal, por ejemplo, nacieron y vivieron algunos de los mejores poetas árabes, caso de Almutámide, natural de Beja y señor de Silves. De hecho, el sur portugués tuvo una vida cultural hispano-árabe notable. En Santarém y Lisboa nacieron y vivieron varios trovadores en cuyas poesías no es raro observar el estuario del Tajo, o comprobar la vida cotidiana de Lisboa, Sevilla o Toledo. Muchas cantigas de escarnio contextualizan a sus personajes y comienzan así: ‘ayer en Burgos’,’el otro día en Redondela’, ‘cuando pasé por Sevilla’, ‘olhai o río en su manto’, ‘em Lixboa sobre la mar’ etc. A lo largo del siglo XI, toda la región meridional de Lisboa se constituía en refugio seguro y estable para el mundo cultural hispano-árabe; con la reconquista cristiana muchos poetas abandonaron sus territorios, principalmente rumo a Granada.
Efectivamente, la cultura del noroeste ibérico se impone gradualmente a las otras regiones. En esa época (siglo XI), Lisboa [y alrededores] aparece no solamente como capital del reino portugués, pero también pasa a destacarse como exponente máximo de la cultura galaico-portuguesa [profana]. En Galicia, la ciudad de Vigo surge con cantigas de Martin Codax. Curiosamente, nos dirá Graça Lópes, no es la ciudad de Lisboa que se destaca en el cancionero lírico, y sí Santarém – la ‘capital del gótico’ y el principal entrepuesto comercial y administrativo del Portugal Viejo. Este discurso o digresión logística me llevan a conferir, vivenciar y describir, los lugares y la geografía por donde pasó nuestro ilustre antepasado. Evidentemente, hacemos reparos o restricciones a los nombres y regiones que describimos, porque no existen hasta el momento testimonios históricos que contextualicen con cierta exactitud todos los sitios citados, principalmente los señoríos portugueses de Felgueiras/Celorico de Basto donde según se dice habría nacido y se criado Gonçal’Eanes hasta los 20 años de edad, aproximadamente. Pesquisidores de renombre, sobre todo portugueses, no están de acuerdo con las informaciones a respecto de esos lugares. Pero como existe una cierta tradición compensatoria nos interesa ‘pasear’ y dar una mirada geográfica a la tierra y ‘patria’ natural de D. Gonçal’Eanes do Vinhal, futuro señor de Aguilar de la Frontera, y nuestro antepasado linajudo. De cualquier manera, sustentados por la autoridad del filólogo Resende de Oliveira – en su opinión, D. Gonçal’Eanes do Vinhal tendría nacido en uno de los nobles señoríos ubicados entre Felgueiras y Celorico de Basto -, daremos un rápido vuelo de pájaro por eses y otros lugares donde se dice que Gonçal’Eanes pasó la juventud y aprendió las lecciones del caballerismo andante. Felgueiras es una ciudad portuguesa, del Distrito de Porto, región Norte y subregión del Támega, hoy con cerca de 16 mil/hab., integrada a la ‘freguesía’ de Margaride. Es la sede de un municipio con 115,74 km² y cerca de 60 mil/hab (2011). Esta subdividida en 32 ‘freguesías’ (> parroquias) y se limita al noroeste precisamente con Celorico de Basto. El nombre de Felgueiras está asociado a felgaría > un terreno cubierto de fetos-arborescentes [planta abundante en la región]; cuando secos presentan un color rojizo, semejante al fuego; de ahí su nombre toponímico.
En 1220 – la data de nacimiento de Gonçal’Eanes sería más o menos en 1223? – la villa de Felgueiras contaba con 20 parroquias y varios conventos e iglesias de estilo románico (¡lindísimas!). El Monasterio de Santa María de Pombeiro fue declarado Monumento Nacional (1910); es la joya del románico portugués. Felgueiras también forma parte de la llamada Ruta del Románico del Valle del Sousa > un camino turístico y cultural [en el extremo norte del Distrito de Porto] que enlaza 21 monumentos de arquitectura románica, en el Valle do Sousa, después alargado al Valle do Támega. En su geografía, forma parte de un territorio de grande belleza natural y paisajística, entre montes y valles de exuberantes riquezas históricas, culturales y patrimoniales, donde sobresale el Monasterio de Pombeiro, contemporáneo de la nacionalidad portuguesa. Desconocido y sin dueños declarados (¿?), este territorio comenzó a ser frecuentado por la nobleza galaico-portuguesa y, muy probablemente, castellana de Toledo – en este rol colocamos D. Ega (origen de los Aguilar españoles) y D. Gueda El Viejo (origen de los Aguiar portugueses!); al principio, con carácter estrictamente venatorio (caza) y militar. La región es dominada por el Monte das Pombas, siendo actualmente una tierra de excepción, marcada por gente trabajadora e con singular capacidad de emprendedorismo: 50% de las exportaciones nacionales de calzados, 1/3 de los mejores vinos verdes del país, lindos bordados hechos por ‘mãos de fadas’, y un patrimonio cultural e histórico espantoso, además de sus tradiciones religiosas y literarias. Un comentario pintoresco nos dice que Felgueiras se asemeja a ‘una concha de raros encantos y de un valor insuperable’, donde se dibujan numerosos valles y pequeños montes. Su gente es trabajadora y dinámica, siempre dispuesta a luchar ardientemente para engrandecer a su tierra, aunque las condiciones sean a veces adversas. Sin gran accesibilidad viaria, Felgueiras dio el ‘gran salto’ > pasó de una sustentación agrícola para una pujanza industrial (calzados). En el perímetro urbano existen 450 empresas > industrias de transformación que contribuyen en grande escala para el desarrollo económico de la región y del país. Em 2001, Felgueiras se destacaba por presentar el mejor índice de desarrollo económico del norte portugués; era el 2º mayor polo exportador de calzados europeo y 9º del mundo. Sus vinos verdes producen anualmente 16 millones de litros, además de ser grande productor de leche, maíz/sorgo, centeno, fréjoles, patatas, cebollas y miel, todos ellos formando parte de la balanza comercial portuguesa.
A su vez, Celorico de Basto es una villa del Distrito de Braga, con unos 2.500 hab., en la región Norte y subregión del Vale do Ave > área de 1246,2 km² y 512 mil/hab. (2011), localizada al Norte de Portugal, entre el Alto-Tras-os-Montes e la Gran Ciudad do Porto. Presenta una densidad demográfica cerca de 4 veces la media nacional; es la 2ª región más importante del Norte portugués, después del cinturón metropolitano de Porto. Con un sistema de auto-vías notable (A-7 y A-11), se torna accesible a los mercados nacionales y europeos. Celorico de Basto es la sede municipal > con 181,10 km² y 20 mil/hab (2011), y se limita al sudoeste con Felgueiras. Su clima benigno, abundantes pastos y aguas ‘milagrosas’ que manan a borbotones, fueron las condiciones propicias encontradas por sus primeros moradores, tal vez nuestros antepasados de feliz memoria. El castillo de Arnóia y otros monumentos arquitectónicos son vestigios de castros/fortalezas y restos de castillos, sobrevivientes de los tiempos áureos del Medioevo. El propio nombre hace referencias a pueblos antiguos y peninsulares que ocuparon extensas áreas de esta región, desde la cuenca del río Támega hasta los montes del Barroso y de la Cava, más conocidas como Terras de Basto > tierras asentadas en la cuenca del río Basto, donde se ubican 06 villas y sus municipios, y 07 ‘freguesías’ de esos mismos concejos. Celorico de Basto es predominantemente rural > actividades agrícolas, con producción abundante de vino verde a lo largo del Vale do Támega, y la pecuaria en los pueblos situados en la montaña. El predominio de una estructura agraria de pequeñas propiedades determina la extremada dispersión de sus habitantes, así como la expansión urbana del pueblo con espacios verdes y ajardinados, tornan el lugar bastante atractivo para el visitante. Pero Celorico de Basto sufre un proceso de grandes mudanzas: el sector primario es hoy residual; la emigración permanente marcó el siglo XX, en principio para el Brasil; en seguida, para Francia y Suiza. Hoy la construcción civil, el comercio y el sector de servicios ocupan la mayor parte de la pequeña población.
La reconquista, a partir del siglo XII, trajo profundas transformaciones sociales y políticas para toda esta región. El sistema feudal aquí vigente fue más tarde exportado para el resto de Portugal por una nobleza oriunda de la propia tierra o requerida de Castilla, como fue el caso de nuestros antepasados. En realidad, se trataba de una nobleza fuerte y decidida que acabaría por construir la base del poder económico y simbólico de Portugal, tomando por base diversos castros y fortificaciones, donde se incluyen los castillos de Guimarães, Lanhoso, Vermoim y Arnóia. Muchos de estos nobles lucharon al lado de D. Afonso Henriques (1109-1185) y le ayudaron a proclamar la independencia de Portugal. El Valle do Ave fue la cuna de la nacionalidad portuguesa. En esta región, profundamente religiosa, se encuentra la mayor parte de los monasterios e iglesias del Medioevo, que dieron origen no sólo a las grandes extensiones y propiedades agrícolas, como también a muchas obras-primas de la arquitectura medieval. La expansión marítima lusitana, a lo largo del siglo XVI, comenzó aquí, con su secular tradición migratoria para África y América - especialmente para el Brasil. Hoy, el Valle do Ave es sinónimo de ‘excelencia y competitividad”, y se tornó igualmente una zona extremamente dinámica e industrializada.
Es curioso constatar como la figura de D. Gueda El Viejo fue ofuscada por nuestro ancestral linajudo, D. Gonçal’Eanes do Vinhal. Ese olvido, entre tanto, no nos impide de dar una ojeada en el posible solar del otro ascendente, también recordado por su honradez y valentía en la guerra contra los moros. Salvador Moxó nos dice que D. Gueda fijó residencia en Alfaiates, distante 19 km de Sabugal – ciudad portuguesa de 12,6 mil hab. (2011) y con una área de 826,7 km² > región de Beira Interior Norte, en la frontera con la actual provincia de Salamanca (España). Alfaiates es una de las freguesías más antiguas de Portugal, localizada en la margen derecha del arroyo que lleva el mismo nombre. Se alza sobre un otero (antigua Alchaeata), de donde se descortina un vastísimo horizonte. A lo que consta, el nombre deriva del árabe Alchaiat > sastre. En tiempos remotos se llamó Castillo de la Luna, construido a mando del rey Affonso X de León (1230); después, fue dado en dote a la reina Santa Isabel por el-rey D. Dinis (1282). Perteneció al reino de Castilla hasta el Tratado de Alcañices (1297) cuando pasó en definitivo al reino vecino. En el siglo XVII sería restaurado totalmente por D. Blás García de Mascareñas, pues se encontraba en ruinas. La historia de Alfaiates tuvo inicio en tiempos de D. Afonso Henriques, cuando constituyó toda la región de Ribacoa en reguengo > tierras reales en torno del Monasterio de Santa Maria de Aguiar, un ejemplo fidedigno da primitiva arquitectura cisterciense, próximo a Castelo Rodrigo. Está construido en una región donde eran frecuentes las escaramuzas entre moros y cristianos.
Fue precisamente aquí donde se instalaron D. Gueda, sus hijos y descendientes. El apellido Aguiar tendría origen precisamente en el señorio que nuestro pariente recibió de Afonso Henriques, situado sin duda alguna en esta área de frontera, particularmente montañosa. Resulta, entre tanto, un poco misterioso, forzado y enigmático esta coincidencia histórica entre los dos apellidos: D. Gueda recibe tierras reales junto a la Torre de Aguiar, en Portugal; y un de sus descendientes, D. Golçal’Eanes, las recibe en Aguilar de la Frontera, en Castilla, aparentemente sin tener nada en común los dos señoríos. Pero, en fin, historia es historia, y ¡quien soy yo para desmentirlo! Sabemos hasta los nombres de los dos primeros religiosos de la Orden cisterciense a ocupar el monasterio: Pedro y Sancho, los ‘arquitectos’ de un convento cerca del río Esla, en las cercanías de Zamora (1143). Este monasterio fue declarado Monumento Nacional (1932): restaurado cinco años más tarde, es considerado uno de los más bellos ejemplares del Cister de toda Europa. En la Historia, y en tiempos de nuestro ascendiente paterno, tuvo importancia geo-estratégica, cuando D. Afonso Henriques y D. Alfonso VII de León y Castilla (1105-1157), firmaron el Tratado de Zamora (1143), donde reconocían a Portugal como reino autónomo. Posteriormente, con Sancho I y Alfonso IX las relaciones entre ambos no fueron muy tranquilas, incluso D. Sancho fue derrotado en la batalla de Arganal (1180), cerca de Ciudad Rodrigo. Años más tarde, hicieron las paces, cuando la hija del primero, D. Teresa Sánches, casó con el rey castellano-leonés. Pero esta alianza no duró mucho tiempo: el casamiento de D. Sancho con D. Dulce de Aragón, llevó los dos reinos a afrontar el ‘imperialismo’ castellano. El rey de Castilla recurrió al papa, pidiendo que anulase aquel matrimonio, pues eran primos. El papa dio la sentencia, pero los esposos no se importaron. Después, nuevamente olvidaron los resentimientos e hicieron nuevas paces. Fue en ese medio tiempo que Alfaiates recibió la carta foral (entre 1182 y 1205), donde constaban numerosos privilegios, entre los cuales la dispensa de trabajos en ‘obras públicas’ y pagamientos de impuestos.
Sin embargo, las discordias con Castilla siempre fueron intermitentes, agravándose en tiempos de Afonso III de Portugal debido a la región del Algarve, reclamada por Alfonso X (1236). El casamiento del rey portugués con la hija [ilegítima] del rey castellano, D. Beatriz de Castilla – fruto de su amor incontrolable por D. Mayor Guillén de Guzmán - apaciguó temporariamente los ánimos. Entre tanto, D. Dinis (1261-1325) usó de subterfugios y alianzas espurias con los reyes de Aragón, D. Alfonso de La Cerda (hijo de Alfonso X) y D. Enrique de Castilla [aquel amante de D. Juana], e invadió el territorio castellano, llegando hasta Simancas, cerca de Valladolid, donde estaba la corte de Fernando IV de Castilla (1285-1321). A su regreso, el rey portugués se apoderó de todos los castillos existentes en la región de Ribacoa, entre los cuales estaba Alfaiates. Por fin, con el Tratado de Alcañices (1297)- según historiadores lusitanos, ‘el documento más importante de la Historia de Portugal’ - cesaron las disputas: Castilla renunció a la fortaleza de Alfaiates, y en troca recibió otras villas fronterizas, como Cáceres, Badajoz, Trujillo, Santa Cruz etc. En seguida, diversas Ordenes militares se instalaron, a mando de D. Dinis, en las regiones de frontera: Algarve, Riba de Odiana y, más al norte, Ribacoa, donde se localiza exactamente la Freguesía de Alfaiates, actualmente con apenas 700 hab. Esta ‘villa amurallada’ fue declinando su poder administrativo, pero no perdió su rica vega. Alfaiates vive hoy en día de la agricultura, del pastoreo y de trabajos de herrería.
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