Las cantigas o cantares trovadorescos, principalmente las composiciones en lengua galaico-portuguesa, constituyen – de acuerdo con el parecer de famosos filólogos – uno de los patrimonios más ricos e interesantes del Medioevo. Se extendieron por más de 150 años (> finales del siglo XII a mediados del siglo XIV), precisamente cuando los dos países ibéricos (España y Portugal) comenzaron a construir su nacionalidad histórica. Casi todas esas cantigas son contemporáneas a la Reconquista de la península Ibérica, ocupada y dominada por los reinos taifas y otras comunidades árabes. En verdad, la geografía política [hispánica] de esa época se caracterizó por la existencia de fronteras imprecisas de sus reinos casi siempre en guerra contra los moros o entre sí mismos. En ese ambiente de batallas interminables y de intercambio cultural entre los dos países surgen y se desenvuelven las cantigas > de amor, de amigo y de escarnio o maldecir, entre otros tipos de cantares. Sabemos que el origen trovadoresco de la cantiga es provenzal (> derivación del arte cansó y fin ‘amor), y sus compositores o juglares usaron un lenguaje llamado occitánico (> de Occitania, región francesa) y no más el latín. Los modelos y padrones artísticos vienen del sur francés y se diseminan por todas las cortes y casas europeas. Las cantigas galaico-portuguesas utilizan um modelo peculiar de fazer trovas > las cantigas de amigo, de amor y de escarnio y maldecir; y fueron encontradas en tres cancioneros: Ajuda, Biblioteca Nacional, de Lisboa, y Biblioteca Apostólica Vaticana. Son 1680 cantigas profanas (> dichas de la corte), y pertenecen a aquellos gêneros más conocidos, donde se hacen presentes 187 trovadores y juglares, entre los cuales se destaca nuestro antepasado, D. Gonçal’Eanes doVinhal, después señor de Aguilar.
Amiga, por Deus, vos venh'oa rogar - de amor
Amiga, por Deus, vos venh'ora rogar
que mi nom querades fazer perdoar
ao meu amigo que mi fez pesar.
e nom mi roguedes, ca o nom farei
atá que el venha ante mi chorar
porque s’assanhou nom lhi perdoarei.
por quanto sabedes que mi quer servir,
mais que outro rem quero-lho e[u] gracir
mais eu nom lho quero por em consentir
e nom mi o roguedes, ca o nom farei
atá que el venha mercêe pedir.
Porque s’assanhou, nom lhi perdoarei
Gram pesar lhi farei, nom vistes maior
Porque nom guarou mim nem o meu amor
E em filhar sanha houve gram sabor.
E nom mo roguedes, ca o nom farei
atá que el sença ira de senhor
porque s’assanhou, nom lhi perdoarei
e porque sei bem que nom pode viver.
U el nom poder os meus olhos veer
farei-lh’eu que veja qual é meu poder
e nom mi o roguedes, ca o nom farei
atá que eu veja que já quer morrer;
Porque s’assanhou, nom lhi perdoarei.
Mais, pois que el todo aquesto fazer,
Farei eu por vós quanto fazer hoer,
Mais ante, por rem nom lhi perdoarei
Abadessa, Nosso Senhor - de escarnio y maldecir
vos gradesca se lhi prouguer,
Porque vos nembrastes
i a sazom que m’era mester
U cheguei a vosso logar
que tam bem mandastes pensar
!do vosso comendador!
Ca morto fora, mia senhor,
de gram lazeira sei de pram;
mais nembrastes-vos bem de mim,
e todos me perguntarám
se vos saberei eu servir,
quam bem o soubestes guarnir
de quant’el havía sabor.
de quant’el havía sabor.
Hajades por em galardon
de Deus senhor, se a El praz,
Porque vos nembrastes de mim ,
u m’era mui mester assaz;
o comendador [i] chegou
e se el bem nom albergou
nom foi por vosso coraçom.
De [us] vos dê por en galardom
por mim que eu non poderei,
Porque vos nembrastes de mim,
quand’a vosso logar cheguei;
ca já d’amora e de prazer
nom podestes vos mais fazer
ao comendador entom.
Cento dobr’hajades por em
Por mi que lhi nom minguou rem
De quant’havía na maison.
Amigas, eu oí dizer - de escarnio y maldecir
Amigas eu oí dizer
que lidaron os de Mouron
Com aquestes d’el-rei e nom
Poss’end’a verdade saber
Se é viv’omeu amigo,
Que troux’a mia touca sigo.
Se me mal nom estevesse
Ou nom fosse por enfinta
Daria esta mia cinta
Se é viv’o meu amigo
Que troux’a mia touca sigo.
Hay diversas interpretaciones sobre las cantigas de Gonçal’Eanes do Vinhal [después, señor de Aguilar], algunas muy sofisticadas y confusas/forzadas aunque no dejen de ser interesantes, dada la importancia histórica de nuestro abolengo. Sobre Abadessa, Nosso Senhor, diremos que se trata de um cantar gallego-portugués, del género cantiga de escarnio y maldecir, dirigido contra la abadesa o superiora de un monasterio [¿Santa María de Pombeiro (1102), del Conselho de Felgueiras?]. Agradece con ironía el ‘generoso‘ y irrestricto hospedaje em su convento [¡incluso sexual, según pensamiento extemporáneo de un tratadista, apoyándose en el verso ‘ca já d’amora e de prazer’!]. La duda recae sobre quien sería ese comendador [> caballero que tiene una encomienda, esto es, una dignidad dotada de renda en alguna Orden militar], allí arriba citado. Nos preguntamos: ¿sería el propio trovador, heredero del monasterio? La mudanza del sujeto al final de cada estrofa expresa, de hecho, cierta ironía ante el tratamiento recibido, pues parece que dejó mucho a desear. ¿Sería otro comendador incógnito o transeúnte, de alguna importancia real que recibe todos los ‘favores’, en cuanto el huésped de honra se queda en la calle, esperando el final de la visita? O, muy probablemente, ¿sería el propio Gonçal’Eanes que reclama de la usurpación de sus derechos legítimos, algo que ya era común en otras cantigas de protesto?
Este acontecimiento debió ocurrir durante la guerra civil entre Sancho II y Afonso III (1245-1247). Gonçal’Eanes tendría en la ocasión unos 24 o 25 años. En la otra cantiga, aunque reducida, es más cautivante, porque lida con la corte de Alfonso X, el hermano de este [D. Enrique de Castilla] y la reina D. Juana, madrasta del Rey Sabio. De ese 'triangulo amoroso', si es que podemos hablar así, resultaron dos cantigas en que Gonçal’Eanes ironiza los amores incestuosos entre D. Enrique El Senador y D. Juana d’Aumalle, segunda esposa de Fernando III El Santo (1237), y condesa de Ponthieu y Danmartín. En virtud de este casamiento ‘arreglado’, la hermosa e ilustre francesa se tornó reina de León y Castilla (1237-1257). Y aunque no exista certeza absoluta de las maledicencias contra ambos -, las cantigas de nuestro ancestral hablan de esos rumores, chismes y murmuraciones que circulaban en la corte. Si fueron verdad o mentira, el caso es que D. Enrique y D. Alfonso entraron en serio litigio después de la reconquista de Sevilla. De este 'encuentro', salió derrotado el Señor de Morón y de otros señoríos de Andalucía (1259), y se vio obligado a demandar la ayuda del rey da Inglaterra, casado con su hermanastra, D. Leonor de Castilla. De hecho, el origen de ese litigio estuvo en los ‘rumores de la posible relación carnal entre el infante D. Enrique y Juana de Darmantin, que irritaron profundamente a D. Alfonso X’.
Nenhum comentário:
Postar um comentário