sábado, 18 de maio de 2013

PLANTAS DE MI PUEBLO - la lavanda (6)


        
      La lavanda (Lavandula officialis)  es una planta multifacética, pues la flor y el aceite esencial que se extrae de ella favorecen al cuerpo y a la mente > alivia dolores de cabeza, previene el insomnio y es un excelente condimento en las comidas. Por lo general, tratase de un arbusto con tallos leñosos, ramas de espigas alargadas y flores de color violáceo (moradas): en sus componentes, de aroma intenso y refrescante, se destacan principalmente dos ácidos: el lanilol > de propiedades energizantes, y los taninos > útiles como antisépticos, cicatrizantes, antioxidantes y protectores de la piel. Desde antiguamente, la lavanda se viene usando en perfumería. Se dice que los romanos ya la empleaban en sus baños y entre las ropas para ahuyentar los insectos (polillas) y contra las picadas de mosquitos. La planta es originaria, así como el tomillo, el orégano y el romero, de los países localizados en torno del Mediterráneo (Europa y Norte de África), siendo utilizada sobre todo como esencia en la fabricación de lociones, cremas, jabones y perfumes. En Provence/Francia existen inmensas plantaciones de lavanda, materia prima de sus famosos perfumes (foto); turistas bien informados no dejan de pasar algunos días usufructando de este aroma inconfundible. En Palencia (capital) y alrededores existen plantaciones de lavanda, que ocupan tierras antes cedidas a la remolacha y a otros cultivos de primera necedidad en el campo.      
     La lavanda puede ser encontrada en lugares secos, de naturaleza calcárea y exposición soleada. Vive asociada a otras plantas como el romero y el tomillo. A veces forma asociaciones híbridas con el espliego o alhucema llamadas lavandines. Crece hasta 1,5m de altura (foto), siendo sus tallos leñosos y cortos, siempre provistos de pilosidad grisácea. Las hojas son lineares, más anchas en el ápice, y lanceoladas en los bordes habitualmente revolutos: las hojas más jóvenes son tormentosas; las adultas, lisas y verdosas. Las flores se reunen en espigas de color violeta claro en los extremos de tallos floríferos muy alargados. Estas espigas poseen entre 6/10 flores sin brácteas, pegajosas al tacto debido a la gran cantidad de aceite esencial que las impregna. El olor que desprenden se parece al alcanfor, muy fuerte. Es costumbre decirse que es una planta con hibridrismo latente, pues suele hibridar con otras especies de lavandas, especialmente con la Lavandula angustifolia y la Lavandula spica. Estos cruzamientos producen ejemplares mucho más resistentes y con cualidades extraordinarias para la extracción de aceites esenciales. Entre sus componentes están: linalol, geraniol, eucalptol, limoneno, alfa y beta-pineno, etc, todos ellos extraídos de las flores. También aparecen otros ácidos: butírico, cumárico, isobutírico, rosmanírico, etc, además de los taninos, saponinas y cumarinas. No es por acaso que los antiguos la utilizaban como relajante en sus baños. La palabra ‘lavándula’ deriva del verbo latino lavare > 'lavar', mientras que la especie Lavandula spica tal vez proceda de ‘áspid’, la culebra egipcia: los romanos pensaban que esa serpiente dormía debajo de la landa.
         
   De hecho, la lavanda ha sido -¡y continúa siendo hasta hoy!- una de las plantas más empleadas en cosmética y perfumería en los países mediterráneos, ejerciendo su influencia ora por ser una planta silvestre que crece abundantemente en todos ellos, ora porque su cultivo es de los más fáciles, sin exigencias de monta. Como remedio curioso, los tratados citan los siguientes: 
  1) ayuda y facilita los partos: antiguamente, las mujeres seguraban algunos ramos de lavanda durante los partos por pensar que esta planta y su aroma ‘relajaba’ a las mujeres en aquella hora crítica, facilitando de esa manera el nacimiento de los bebés;
       2)  ahuyenta los insectos: otrora se fabricaban bolsitas de tela con hojas de lavanda para ahuyentar moscas, mosquitos y otros insectos;
       3) aromatiza las ropas y las habitaciones: esas bolsitas citadas arriba se colocaban entre las ropas para dar buen olor y, al mismo tiempo, evitar las polillas; o se colgaban en lugares estratégicos para dar buen olor en ambientes ‘cargados’;
      4) facilita el sueño: las mismas bolsitas se colocaban debajo de las almohadas para ayudar a conciliar el sueño;
      5) mata pulgas, chinches y otros parásitos: el aceite esencial de lavanda viene siendo utilizado desde siempre para evitar o eliminar parásitos del pelo de animales domésticos como gatos, perros, ovejas, etc;
      6) embalsama cadáveres o simplemente evita olores pútridos en la hora de velorios/entierros y otros momentos críticos relacionados con la muerte.
         Cuando se habla de las propiedades y usos de la lavanda siempre se abre un paréntesis para decir: aunque esta planta se ha utilizado y se utiliza actualmente em preparaciones de uso interno, son las preparaciones de utilidad externa las más famosas y procuradas por la farmacología. El aceite esencial de la lavanda, rico en ásteres y alcoholes (entre otros, linalol,  citrolenol y limoneno) posee propiedades medicinales antiinflamatorias y sedantes que le tornan un potente controlador de los dolores. El aceite esencial de la lavanda es extraído industrialmente por destilação de las flores, y vendido en farmacias y herbolarios. De modo artesanal, se obtienen por medio de preparados ej.: extracto de aceite de lavanda, macerando el aceite de oliva con flores de lavanda fresca expuestas al sol. Existen otros extractos alcohólicos macerando flores de lavanda y una proporción igual de alcohol 96% durante una semana. Sin embargo, más fácil y ciertamente más seguro será comprarlos ya hechos en tiendas especializadas. De cualquier forma, los preparados con lavanda pueden obtenerse por infusión de flores secas (una cucharita de lavanda por litro de agua), o doblando la proporción con flores tiernas. Y recordemos un detalle: la cantidad de aceite esencial obtenido de la Lavandula officialis difiere en variedad, estación y métodos de destilación; su esencia se usa en productos de tocador y perfumaría, y ocasionalmente en pomadas y otros potingues para enmascarar olores desagradables en las más diversas situaciones.
            Las propiedades características de la lavanda son relatadas en innúmeros manuales de medicina natural o poder de las plantas:
   1) contra dolores reumáticas y lombares, sobre todo aquellos que afectan reumatismos y articulaciones. El método más práctico son las friegas con algunas gotas de aceite esencial de lavanda diluído en aceite de oliva. Las inflamaciones rebajan y la sensación de dolor disminuye sensiblemente
      2)  contra dolores de cabeza (cefalea > en forma de migrañas y jaquecas), tortícolis (dolores del cuello o vértebras cervicales) y dolor de pies > algunos masajes con gotas de aceite de lavanda resuelven esos problemas; 
   3) contra lesiones en la piel ej.: heridas o cortes (harañazos, rozaduras, hinchados, quemaduras, etc), las propiedades antisépticas de la lavanda son fantásticas. Su riqueza en taninos y ácidos diversos proporciona un tratamiento vulnerario externo incuestionable. Los principios astringentes de la lavanda previenen o curan las lesiones de la piel, y ayudan a desinfectar las heridas, favoreciendo su cicatrización y disminuyendo el escozor ej.:  infusión de una cuchara de flores secas por litro de agua durante 10m es un tratamiento adecuado en casos semejantes. Bastará lavar la zona afectada con el líquido resultante de la infusión;
    4) contra enfermedades de la piel y caída de cabello  - eczemas, sporiasis, picaduras (de avispas, mosquitos, carrapatas, pulgas y otros insectos), hematomas/moretones y sarna -, la lavanda posee propiedades vulnerarias en enfermedades de la piel. La misma preparación ya citada ayuda a disminuir la inflamación, los hinchazos, y facilita la recuperación de la piel. En la caída de cabello se recomiendan fricciones nocturnas del cuero cabelludo con unas gotas de aceite esencial diluídas en aceite de oliva. Esto ayuda a relajar el folículo piloso y aumenta el riego sanguíneo en aquella zona del cuerpo, incluso previene contra la alopecia (calvicie);
   5) contra diversas enfermedades microbianas, la lavanda resulta muy eficaz en la eliminación e inhinibición de bacterias y virus que responden por varias enfermedades, sobre todo respiratorias como faringitis, laringitis, anginas, bronquitis (tos), resfriados y gripes, debido a su poder insuperable de acción antivírica, antibacteriana y antibasteriostática. Como uso externo se recomiendan gargarismos con la infusión de una cuchara de flores secas por vaso de agua; como uso interno, úsase la infusión de una cuchara de flores secas por vaso de agua bien caliente y endulzado con miel puro;
   6) contra la presencia de bacterias perjudiciales y responsables por diversas infecciones vaginales [vaginitis y flujo vaginal (candidiasis)], como los estreptococos y el hongo Candida albicans, entre muchos otros. La lavanda ayuda a remediar esos males y tranquiliza a las mujeres.
       La lavanda, se dice a boca llena, es una planta que ‘cuida de los nervios’. Pero no es sólo eso: sus poderes antiespasmódicos y sedantes son reconocidos mundialmente. Hay países donde las infusiones o tinturas de lavanda son recetadas con relativa frecuencia:
   1) contra el insomnio y los trastornos del sueño, pues posee propiedades sedantes y somníferas. Durante el siglo XX, fue remedio habitual en el Reino Unido para personas mayores;
     2) contra problemas de nervios > el nerviosismo estomacal, origen de malas digestiones, espasmos intestinales, calambres en el estómago y otras manifestaciones negativas tan perjudiciales en la vida de muchas personas. Un preparado de lavanda puede ‘asentar bien al estómago’, como se decía antiguamente. Simple infusión de una cuchara de flores secas por taza de agua (3 veces al día, entre las comidas) resuelve el problema. En caso de putrefacción y molestias intestinales más graves la infusión debe tomarse inmediatamente después de las comidas principales. Se han comprobado, incluso propiedades coleréticas  de la lavanda > producción de bilis en el hígado, y colagogas > expulsión de la bilis y buen funcionamiento de la vesícula biliar.
   3) contra digestiones pesadas por falta de secreciones. En este caso, las propiedades antisépticas de la lavanda son recomendadas para inhibir el crecimiento de bacterias intestinales que responden por la putrefacción que inchan el vientre y producen dolor y gases intestinales. Se recomienda  la infusión de una cuchara de flores secas por taza de agua (tomar 3 veces al día); en casos más urgentes tomar inmediatamente después de las comidas principales;
    4) contra estados emocionales turbados por la ansiedad, nerviosismo, mal humor e irritabilidad, la lavanda ayuda a tranquilizar al organismo: 2 tazas al día entre las comidas es el mejor remedio. Lo mismo se diga de la hipertensión resultante de problemas nerviosos: la lavanda disminuye el exceso de tensión arterial, además de sus poderes diuréticos que eliminan líquidos, ayudando desta manera a rebajar la hipertensión;
    5) contra mareos en viajes de avión, barco, coche, etc, muchas veces provocados por problemas nerviosos. La ansiedad y el miedo a viajar acaba por producir estas sensaciones perjudiciales al buen funcionamiento del organismo. La infusión de lavanda puede disminuir o prevenir esos problemas desagradables. Lo mismo se diga del vértigo de origen nervioso. Una infusión de lavanda es un santo remedio: tomase una hora antes de viajar.
         Ya el cultivo comercial de la lavanda se destina a la extración de aceites esenciales de tallos, hojas y flores de la planta; es utilizado como antiséptico en aromaterapía y en la industria de cosméticos. Este aceite era usado por los romanos para lavar ropas, tomar baños, aromatizar ambientes y curar enfermedades.

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