Cuando hablamos en juego de bolos, todos
pensamos instintivamente en un divertimiento que consiste en derribar el mayor
número de bolos (o boliches) a través
del lanzamiento de una bola, por lo general hecha con madera de avellano o
acacia. En el juego más popular entre nosotros, los bolos tienen 40cm de altura, y la base oscila entre 1,5 x 3cm de
diámetro. A su vez las bolas son hechas de madera de encina, y con superficie lisa y esféricas >
12 x18cm de diámetro y 3/4kg de peso. Es uno de los juegos más populares del
mundo. El nombre tradicional permanece siendo bolos, o boliches como también son llamados en muchos países de lengua
hispánica, además de otros nombres muy específicos en cada área geográfica. Debido a la universalidad de este juego
y a la importancia de que goza entre las diversas modalidades de lanzamiento,
quiero reservar un espacio de destaque y también de relevancia para este tipo
de deporte porque envuelve hombres, mujeres y jóvenes de todas las edades y de
todos los segmentos sociales. Es un juego que sobrevive a las mudanzas del
mundo contemporáneo. Las reglas son prácticamente las mismas a través de los
siglos, aunque existe evidentemente una sofisticación mayor a este respecto.
Por ejemplo: en un artículo muy bien escrito y con detalles específicos de
vanguardia, los Rascadores tientan
explicar este juego tan envolvente y dinámico.
Evidentemente, en los pueblos del interior o en la zona rural, el juego de bolos es una diversión
simplona, pero existen modalidades que exigen categoría y preparo en todas las
etapas, incluso en el tipo de suelo, calzado y camiseta. En España, los bolos están muy diseminados por toda la
península Ibérica, y adquieren nombres provinciales y regionales. Así tenemos
bolos palentinos, leoneses, asturianos, burgaleses, cántabros, andaluces, del
País Vasco, de Galicia, de Castilla y León, bolos celtas, bolos bercianos (de El Bierzo), bolos femeninos del Pisuerga -la hija de mi prima Trini, forma parte del equipo de Villanuño-,
bolos maragatos, bolos femeninos de Segovia, etc. Conocemos diferentes
modalidades en casi todas las comunidades autónomas, pero es en el País Vasco, Cantabria/Asturias
y Castilla y León, donde encontraremos
mayor número de variantes. Es un juego
vernáculo de Cantabria; allí podremos ver una bolera típica regional y de sus pueblos; no existe un vilarejo
siquiera en Asturias y Cantabria, por menor que él se autodefina, sin un corro o bolera. Otro ejemplo típico lo
encontramos en la región serrana de Andalucía: allí es considerado igualmente juego autóctono, con una diferencia sorprendente
y que llama nuestra atención> no basta derribar los bolos; es más importante
mandarlos bien lejos. En pueblos cántabros también persiste esa costumbre… El juego de bolos practicado en las
regiones de valle, al contrario, sólo se juega con tres (3) bolos (> mingos > nombre regional), y no con
nueve (9), como debería acontecer según la costumbre más universal. Esta modalidad
sigue normas y lances del juego medieval – los antiguos birlos. Ya en Aragón, el juego de bolos es practicado apenas por
mujeres, en equipos de 4/5 jugadoras. Las
birlas (bolos) tienen entre 35
y 40cm, y la bola esférica de madera es
de 3,8 x 2cm de diámetro, pesando 1,3kg; son torneadas y hechas de madera de
haya. Se juega en la calle y los nueve (9) bolos se disponen de 3 en 3 birlas…
Sin
embargo, los juegos de bolos más
afamados de toda España están en Castilla y León, Asturias y Cantabria. El bolo leonés presenta una característica
marcante: puede ser practicado por parejas o a sólo/individual; también en equipos
de cuatro (4) jugadores. Los nueve (9) bolos o miches, tienen formato
troncocónico, y las bolas son semiesféricas, partidas al medio. El bolo
palentino o bolo llano sólo es
practicado en Palencia, en equipos de 5 jugadores (as). El objetivo principal
es derribar el máximo de bolos mediante
un lanzamiento a distancia desde el pate
de abajo > zona desde donde se lanzan las bolas. Si la bola fuere válida
entonces se lanza desde el pate de
arriba, en cuatro partidas de tres juegos cada una; termina cuando se hacen 50
puntos. El bolo burgalés o de tres
tablones tiene origen autóctono > las Merindades. La bolera se divide en ‘zona de tiro’, ‘zona de tablones’ y ‘zona de
birle’. Los tres tablones llevan 3 bolos cada uno; después se planta el mico, situado entre los bolos centrales.
El objetivo principal es lanzar la bola desde el cas [tro] > zona desde
donde se lanzan las bolas, en trayectoria aérea a fin de derribar el mayor
número de bolos posible, incluso el mico.
El primer bote deberá golpear la cureña
> armazón con ruedas; si no fuere así ocurrirá la morra: entonces se anula la tirada. Cada bolo derribado vale un
punto; los bolos del medio (exclusivos), valen dos puntos, y el mico vale
cuatro puntos, si fuere acompañado con el derribo de otros bolos. De esta
modalidad, existen campeonatos provinciales, torneos interboleras y veraniegos…
Existe
una región natural, en España, localizada al oeste de la provincia de León –
Comunidad Autónoma de Castilla y León, cuya capital histórica es Ponferrada del
Bierzo Alto, siendo Bembibre la
verdadera y actual capital tradicional de la comarca; su economía proviene de
la minería (carbón y producción de energía eléctrica), hoy en decadencia.
Históricamente, esta región es considerada en lingüística como un puente entre
el leonés y el gallego, pero con características propias. Algunos como Menéndez
Pidal consideran el berciano un
dialecto. Pues bien: en esta región leonesa, el juego de bolos siempre gozó de gran popularidad, incluso con
campeonatos entre pueblos limítrofes, en diversas ligas comarcales,
principalmente con motivo de las fiestas patronales. En esta área, se utilizan boliches de madera dura, de forma
cilíndrica y de pequeño tamaño (10cm de alto por 2cm de diámetro). Los bolos se
colocan sobre una piedra plana semienterrada, dispuestos en 4 hileras: la
primera y segunda con 4 boliches; la tercera 2 y la cuarta 1. El campo es
delimitado con unas cuerdas u otro material, que definen las tres secciones de
puntuación. El juego se disputa por equipos en forma alternada según la
cantidad combinada.
En Asturias y Cantabria, los juegos de
bolos presentan características específicas de gran visibilidad deportiva,
incluso con participación extranjera (Argentina, México, Bélgica, Suiza etc.). Con
cierta regularidad, a TV transmite la modalidad llamada cuatreada, así como otra variante dicha batiente en que se lanza la bola rodando tentando derribar el mayor
número de boliches y llevarlos lo más lejos posible, pues vale más puntos. Por
pareja o en el ‘mano a mano’, el juego va a 2 mil puntos; en equipo, a 3 mil.
Los bolos asturianos presentan una infinidad de variantes: ya citamos la cuatreada y el batiente, pero son comunes también los bolos de Tineo, los bolos
celtas, los bolos de Luarca, de Saliencia, de Rodaos etc. En Cantabria,
sobresalen los bolos palma >
modalidad que se practica en toda la región norte-palentina ej.: Aguilar de
Campoó. Esta modalidad se tornó tan pujante que se extendió a Barcelona, Madrid
y Cádiz. Los bolos son nueve, hechos de madera con una base de metal conocida
como argolla. Los bolos se colocan en
la caja de la bolera, encima de las estacas correspondientes, conforme el juego
se realice a la mano o al pulgar (> o efecto que el jugador
da a la bola). En esta modalidad, existen reglas que deben ser seguidas según
la raya. La bolera es rectangular (34 x 8m) y se compone de tres partes: tiro,
caja y birle. Las bolas son esféricas y se coloca un peso metálico (plomo) en
el núcleo, para determinar su peso entre 1,5 y 3 kg. Otra modalidad bastante
practicada es el pasabolo tablón,
debido al lanzamiento de las bolas sobre un tablón. En esta variante, se lanzan
los tres bolos situados al final de la tabla lo más lejos posible. El tablón
suele limpiarse después de cada tirada para mejorar el deslizamiento de las
bolas. Los bolos sin cabeza se fijan en agujeros hechos de arcilla. La campa
tiene siete rayas con valores de 10, 20, 30, 40, 50, 60 y 70pts. Cada raya está
localizada a 5m de la otra; la primera se sitúa a 8m del último bolo. Se un
bolo derribado no alcanza la raya vale solamente 1pt; la mayor jugada vale
210pts. Hay otra modalidad también muy practicada, la llamada pasabolo losa, que consiste en llevar
los bolos dispuestos sobre una losa (>
piedra circular) más allá de una determinada raya. El campo de juego o bolera mide 25 x 10m; en él se coloca la
losa > una piedra de 1,9m de largo
por 1,3m de ancho, con nueve agujeros donde se sitúan los boliches con 32cm de
altura. Como en las otras modalidades hay reglas específicas sobre el campo,
las rayas, la puntuación y el birle
> un detalle característico de esta variante que predomina en la comarca de
Trasmiera. Ya el llamado bolo pasiego se practica en los valles pasiegos, muy
parecido al juego de bolos burgalés. En un carrejo
(o pasillo) rectangular se posicionan nueve bolos lisos, y el lanzamiento
se hace con bolas grandes de manilla: tanto el lanzamiento como la birla siguen
la reglamentación del juego de bolos
palma.
Junto con el juego de bolos, los juegos
de cartas en todos los hogares españoles – creo que desde siempre - fueron la
mejor diversión conocida. ¡Qué cosa maravillosa ver
reunida la familia alrededor de una mesa con amigos o
simples familiares, tan sólo para divertirse y compartir algunas horas de
recreo o descanso! Creo sinceramente que no exista una casa siquiera en España,
sobre todo en Castilla y León – ¡en casa,
éramos pobres, pero había por lo menos unos cuatro juegos completos de cartas,
y de diferentes dibujos! - en donde no esté presente un paquete de barajas
‘españolas’. Simple, la baraja siempre compitió con el juego del parchís,
también extremamente popular en las zonas rurales. Tratándose de cartas, existe
realmente una ventaja en todo esto: en muchos juegos ej.: brisca, escoba, mus, gato, burro, solitario, tute etc., los niños
comparten con los padres o familiares el mutuo afán de divertirse y aportar un
bienestar general, para todos indistintamente. Además de otras ventajas
comprobadas para grandes y chicos: se desarrolla la inteligencia, se educa la
memoria, se fomenta la autoestima y el dominio de si mismo. Los juegos de cartas exigen una atención
constante y desmerecen las preocupaciones del día a día. Pero no nos olvidemos
que las cartas están muy relacionadas con apuestas. Por lo tanto, es necesario
tener cuidado a fin de que un simple juego no se torne prejudicial para los
niños/as y adolescentes. Fuera eso, las cartas son un divertimiento
indiscutiblemente sano y alegre. En España y, de modo particular, en Prádanos de Ojeda, son (eran) conocidos
los juegos de cartas así denominados: la brisca,
la escoba, el desconfío, siete y media, el muerto, el cirulo, la mona, las
parejas, el tute, el siete y medio, el pinche, el burro, y otros muchos.
Las
barajas o naipes son nombres que todos conocen universalmente. Hay juegos
propios de España, pero existen centenas de juegos extranjeros también bastante
difundidos en todo el territorio nacional. Hay igualmente juegos regionales
tanto o más difundidos que los citados arriba. Para no alargarme en las
explicaciones de cada juego – son muchos, y resulta bastante tedioso y complejo
explanar su inmenso contenido-, tentaré describir el juego de la brisca. A principio, podemos decir que se trata de un
juego muy popular y difundido en le mundo entero. Se juega con 40 barajas
‘españolas’. Se puede jugar a parejas, a tres o
cuatro jugadores; este último despierta mayor interés. Se comienza por
el valor de las cartas: en la brisca,
el as vale 11 puntos; el tres, 10; el rey, 4; el caballo, 3; la sota,
2. Todos los palos (oros, bastos,
espadas y copas), indistintamente,
tienen el mismo valor. Y el resto de las cartas no tienen valor absoluto >
son cartas blancas, pero tienen valor
relativo, porque el siete supera al seis, el seis al cinco etc. El total suma
120 puntos. En la brisca hay palabras típicas como triunfo, tanto, brisca, partida, ronda, corte, mazo de cartas, barajar, código de señas, ‘muerte de tres’, repartir cartas,
jugador-mano, puntuación, etc.
Como puede verse, la explicación es muy complicada debido a minucias y detalles
en profusión. El juego en si mismo se desarrolla así: se baraja el mazo de
cartas, se coloca en la mesa para el corte
(la mitad superior del mazo).
Quién da las cartas, recoge el mazo y distribuye tres cartas a cada
jugador, una a una, por su derecha (contrario a las manillas del reloj).
Después, designa el triunfo, y coloca
el mazo sobrante sobre el conjunto sin
cubrirlo totalmente. En la ronda, un jugador echa una carta, y los demás
hacen lo mismo; no precisa ser del palo. Gana la carta de mayor numeración o triunfo. Quién gana la ronda, recoge las
cartas y las acumula boca abajo. Terminada la ronda, cada jugador ‘roba’ una carta del mazo, y el juego
continúa…Al final del juego, cada pareja suma los puntos según las reglas
estipuladas. Gana quién suma más de 60 puntos. En caso de empate, gana quién
dio la mano. Detalle: cualquier jugador puede cambiar el triunfo mayor por el
siete, y este por el dos. El código de
señas es permitido, pero si apañado se pierde el juego. Y otro: se puede matar el tres con el as, y terminar la
partida. Observo que la explicación de las reglas aplicada en los juegos de
cartas es prolija y aburrida. Por eso, es preferible recomendar a los niños/as
y adolescentes prestar atención al juego de los adultos. Siendo que a veces las
reglas son mudadas conforme el lugar. Entre los juegos con que yo,
personalmente, más me divertía están: la escoba,
el tute y la mona, siendo la brisca el
más jugado por otros niños/niñas y adolescentes.
Con estos juegos -cada uno más
interesante que el otro- , os dejo hasta la próxima oportunidad. ¡Hasta luego,
amigos y paisanos de Prádanos de Ojeda!
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