quinta-feira, 20 de junho de 2013

PRÁDANOS DE OJEDA: nuestros animales silvestres (1)



      
          Existe una amplia diversidad faunística en España, y de un modo especial en Castilla y León (foto). Leí que la fauna cantábrica (Cantabria y adyacencias), por ejemplo,  es ‘la más rica de la península Ibérica y, posiblemente, de Europa’. La posición geográfica de España entre el océano Atlántico y el mar Mediterráneo, además de situarse a medio camino entre Europa y África, hacen que nuestro país ofrezca al mundo una rica diversidad de biotipos y hábitats (acuáticos, rupícolas, arvenses y antrópicos) bastante diferenciados, incluso con especies ya desaparecidas en otros países europeos. Algunos geógrafos de renombre presentan factores favorables para esta realidad: nos alertan que, históricamente, España siempre fue un territorio escasamente poblado si llevamos en cuenta su gran extensión geográfica (504 000/km²): en Europa, ocupa el 5º lugar, después de Rusia Europea (4.850.000 km²), Turquía (783.000 km²), Ucrania (603.000 km²) y Francia (550.000 km²). El hecho de su industrialización ser tardía, también ha contribuido para documentar tanto el declive de algunas especies faunísticas como su relativa extinción a lo largo del siglo XX. No podemos olvidar la influencia africana y los numerosos endemismos existentes en cada comunidad autónoma e islas Baleares y archipiélago Canario, así como el espectáculo multicolorido de ser lugar de paso o parada obligatoria de las migraciones intercontinentales (área de cría y de invernada).
          Y más aún: la mayor parte de España está influenciada por climas mediterráneos, presentando por eso condiciones ambientales que favorecen innúmeras especies de lagartos, lagartijas, salamanquesas, serpientes, culebras, anfibios en general. El número de especies de aves es elevadísimo si comparado al de otras faunas europeas, ahora no sólo por su posición geográfica y diversidad regional o biotipos, sino porque muchas especies invernan o nidifican en varias zonas ibéricas. Entre las grandes rapaces, por ejemplo, se destacan: el buitre negro (amenazado), el quebrantahuesos, el buitre leonado (amenazado), el alimoche, la emblemática águila imperial (ibérica), así como gavilanes, azores, águilas reales, halcones, alcotanes, milanos negros, cernícalos, lechuzas, búhos, mochuelos, etc. También entre los paseriformes las variedades son significativas, como gorriones, tórtolas, palomas, urracas, arrendajos, grajas, cornejas, abubillas, cuervos, chocas, abejarucos, carracas, jilgueros, mirlos, verdecillos, pinzones, pardillos, escribanos, golondrinas, herrerillos, carboneros, ruiseñores, colirrojos, estorninos, etc. Entre los ciconiiformes encontramos garzas, cigüeñas, avutardas, sisones, faisanes,  gangas, alcaravanes… Entre los carnívoros se destacan algunas especies extintas en grande parte de la Europa occidental, como el oso pardo, el lobo ibérico, el lince (félido más amenazado de Europa), el gato montés, el zorro rojo, la raposa ibérica, el rebeco y una numerosa familia mustélida: el tejón, la comadreja, el turón, la garduña, la nutria, la marta, la gineta y el meloncillo (estos dos últimos vivérridos).  Entre los herbívoros se destacan el jabalí, el corzo, el ciervo común, el gamo… Muchos insectívoros como el erizo, la musaraña y el topo ibérico; diversos roedores como la ardilla, el lirón, el topillo europeo, etc.
    En realidad, la flora y la fauna de Cantabria y sus estribaciones en dirección a la Montaña Palentina dependen de dos sustratos característicos: las rocas calizas cuya flora y fauna se adaptan a este tipo de suelo,  y las rocas ácidas con flora acidófila (areniscas, arcillas y limolitas), estas predominantes en toda la región cantábrica [y también en el norte palentino]. Las comunidades vegetales de estos territorios incluyen  los prados de siega, los bosques mixtos y de ribera y múltiples ‘encinares’, donde encontramos los animales más emblemáticos de España: el oso pardo (Ursus arctos), el lobo ibérico (Canis lupus), el jabalí (Sus scrofa), el rebeco  (Rupicapra pyrenaica) y el corzo (Capreolus capreolus). También encontraremos animales domésticos de importancia ganadera como vacas (diversas razas), caballos, ovejas y cabras, así como pequeños mamíferos de difícil ‘oteamiento’ ejs.: la ardilla, el zorro, el gato montés y, principalmente, el lince ibérico – el félido más amenazado y característico de esta región, casi en desaparición o amenazado de extinción. Las aves son mucho más numerosas y fáciles de ver en los cielos cántabro-palentinos, al sur de los Picos de Europa,  como el buitre leonado y sus planeos circulares a gran altura; los alimoches y águilas reales, mejores ejemplares rapaces de la cordillera Cantábrica. Entre la inmensa variedad de matorrales encontraremos perdices y codornices (muy apreciadas por cazadores) así como numerosos tipos de pájaros, entre los cuales sobresale el urogallo ‘cantarero’ (Tetrao urogallus) -corre peligro de extinción, aunque es animal protegido –, famoso por su canto en la época de celo.     
               Infelizmente, un peligro ostensivo amenaza a la fauna cantábrica predominante en gran parte de nuestra provincia: 56% de todo ese territorio es pasible de envenenamiento ilegal por parte  de los ganaderos. El uso de veneno para matar a los depredadores salvajes está prohibido en España (Ley 4/1989), pero su práctica aún continúa presente en toda la zona de ganadería extensiva, principal actividad económica de la cordillera Cantábrica, también conocida por su alta biodiversidad faunística. Muchas áreas son protegidas debido a su importancia regional, nacional e internacional, sin embargo la propia ganadería es uno de los factores de alto riego de envenenamiento. La depredación del ganado es la causa principal que provoca diversas medidas represivas contra los animales dichos depredadores, como son el oso pardo (unos 190 ejemplares), el lobo ibérico (¡no hay cifras exactas!), el zorro rojo y el buitre leonado. Según una estudiosa del asunto, Patricia Mateo-Tomás (investigadora de la Universidad Castilla La Mancha), las propias áreas protegidas son otro factor de riesgo, porque los habitantes de la región consideran que ‘se protege más a la fauna que a las personas’, lo que degenera en actitudes de represalia contra el entorno natural y las especies allí existentes. En 2010, por ejemplo, se detectaron 112 casos de envenenamiento que afectaron a 228 ejemplares de 25 especies diferentes, 11 de ellas amenazadas de extinción, entre las cuales el oso pardo, el alimoche, el lobo ibérico, el zorro rojo y el buitre leonado.
    No resta cualquier duda que la fauna de esta región -en algunas áreas, es considerada Reserva de la Biosfera- tiene amplia representación, sobre todo, en las zonas de montaña y  de alta complejidad orográfica, debido a su diversidad en micromamíferos, como son los reptiles y las aves, beneficiados por la variedad de los biotipos allí presentes. Algunos de los ejemplares en vías de extinción son los siguientes: entre los más emblemáticos está el oso pardo, la perdiz y la liebre. El águila real (Aquila chrysaetos) es considerada ‘especie rara’ según el Libro Rojo de Aves de España; sólo había en torno de 38/40 parejas reproductoras en la montaña cantábrica (año 2000). El alimoche (Neophron pernocterus) – ave de rapiña semejante al buitre, pero más pequeña- es considerado especie migratoria ‘en peligro’: se reproduce en cortados y acantilados rocosos; sólo había 54 parejas reproductoras en la provincia de León (2000). El aguilucho cenizo (Circus pygargus), especie típica de espacios abiertos como praderas, matorrales y pastizales de montaña, es considerado ‘vulnerable’ > declive alarmante de su población. La perdiz pardilla (Perdix perdix) está en peligro de desaparición; tiene presencia escasa en la cordillera Cantábrica. La liebre del piornal (Lepus castroviejoi), considerada especie endémica en la península Ibérica, es ‘rara’ en el Livro Rojo de Cantabria y Castilla: está restringida a la cordillera Cantábrica, entre Lugo/León y Cantabria/Palencia.  Su hábitat son los pastizales con formaciones de piornos, aulagas, brezos y áreas arboladas entre 1000 y 1900m de altitud. La nutria paleártica  (Lutra lutra) figura como ‘vulnerable’ en el Libro Rojo, pero parece recuperarse en estos últimos años. El lobo ibérico (Canis lupus signatus) concentra 90% de su población en  Castilla y León, entorno de 1000 ejemplares(¡); en 2001 existían 48 grupos familiares en León, con 37 seguros y 11 probables compartidos con las provincias limítrofes; es especie muy amenazada. El oso pardo (Ursus arctos), antaño extendido por toda la península Ibérica, hoy está restricto  a los Pirineos (a penas 5 ejemplares) y a la cordillera Cantábrica (66 ejemplares a oeste y 32 a este de este territorio). Está ‘en peligro’ según el Libro Rojo, aunque los números sean muy dispares (estimados entre 130 y 190 ejemplares), pero está incluido en la categoría de ‘especies amenazadas’. El halcón peregrino (Falco peregrinus) -ave rapaz diurna que ocupa preferentemente espacios rocosos- es  considerado ‘vulnerable’ en el Livro Rojo, pues su población está en franco declive.
      Cuanto a la flora y fauna de ríos y arroyos se sabe que existe una gran diversidad de ecosistemas acuáticos. Un número bastante elevado de plantas y animales se desarrolla junto a ríos y cursos de agua, sin embargo las actividades humanas como vertidos industriales, construcciones diversas y plantaciones forestales inciden negativamente sobre esos biotipos originando descensos de la diversidad biológica. A comenzar por el cangrejo autóctono (Austropotamobius pallipes) de nuestros pueblos, hoy en mal estado de conservación debido a la presencia del cangrejo señal y del cangrejo rojo, especies americanas usadas para repoblaciones. Infelizmente, ellas trajeron consigo la afanomicosis o peste/plaga del cangrejo > enfermedad causada por hongo y mortal para el cangrejo de río originario de nuestras comarcas.  Los cangrejos europeos son vulnerables a esta enfermedad, produciéndose tasas de mortalidad 100% y su extinción en amplias regiones del continente. En España (1958), se registraron altas mortandades de cangrejos autóctonos en el río Duero y afluentes. De hecho, la fauna de ríos y arroyos son muy diversas y están constituidas por una multitud de invertebrados, anfibios, reptiles, especies de peces, aves y algunos mamíferos que se acercan a ellos para beber o buscar comida abundante. La contaminación de las aguas afecta a todos los habitantes de los prados, haciéndolos incluso desaparecer. Algunas especies son exclusivas, pero la introducción de especies alóctonas han modificado las poblaciones nativas de los cursos de agua comarcales. Por lo general, las aguas de un río (arroyo) son rápidas y oxigenadas en su nacimiento: esta zona es dominada por truchas, carpines dorados, piscardos y lochas. Ya en cauces anchos y de aguas más profundas predominan la bermejuela, el barbo, la loina, la colmilleja, la carpa, etc.
El título de un periódico ‘Canales: sumideros de animales’ parece inverosímil en los días de hoy, pero es la más triste y trágica realidad. Hay canales que se tornan auténticas barreras infranqueables o verdaderas trampas para muchos animales. Más de 300 corzos se ahogan por año en un canal de IBERDROLA, entre Velilla del Río Carrión y Acera de la Vega, cerca de Guardo, en la Montaña Palentina. No era para acontecer tamaña desgracia faunística, principalmente por tener como protagonistas a los titulares de esas vías fluviales, por lo general empresas eléctricas o confederaciones hidrológicas del Estado. Otros ríos artificiales como el Canal de Castilla son sumideros de nuestra fauna por estar enclavados en lugares de  interés faunístico o de paisaje turístico. Es necesario que los tramos más peligrosos sean cerrados por el riesgo que suponen para la fauna local, incluso para personas: con frecuencia ocurren accidentes automovilísticos fatales en sus entornos. Además de los corzos, otros animales como jabalís, ciervos (venados), lobos y perros, se ahogan en esos canales. En sus intentos por salvarse, los animales se rasgan las patas al subir por los lados inclinados y resbaladizos del canal. Algo parecido ocurre en otro canal, el de Torina/empresa VIESGO (Cantabria), una trampa mortal para numerosos animales de aquella localidad. La solución seria cubrir los canales con vallas protectoras, al menos en los tramos más peligrosos y menos fiscalizados.
       Al contrario de esas empresas que poco o nada hacen para salvar la fauna local, encontramos la obra arquitectónica del ingeniero asturiano, José Manuel Caigoya Rodríguez – un centro de recuperación de la fauna salvaje del Parque Natural de Redes, apellidado de Sanatorio de la Fauna Cantábrica. Ha sido diseñado con ‘instinto animal’, visto que hace referencia a un gran nido en medio del bosque con una superficie superior a 4000m² dentro del Castañeru Montés – en el consejo de Sobrescobio, cerca de Ladines (Asturias). Consta de cuatro áreas: sanitaria, administrativa, didáctica y de mantenimiento, cuyo objetivo principal es recuperar ejemplares heridos o que no podrán volver más a su hábitat natural. Alrededor del edificio existe un espacio de 6 hectáreas para los mamíferos que no puedan regresar a su propio hábitat. Cuenta también con varios miradores desde donde se podrán ver los ejemplares allí alojados. Este centro de recuperación del Parque Natural de Redes será una referencia para toda la cordillera Cantábrica.
     Por otro lado, la comunidad autónoma de Castilla y León no deja de ser una área de transición, con gran variedad de ambientes naturales donde se entrelazan elementos eurosiberianos y mediterráneos, algunos de distribución marginal, otros simples endemismos ibéricos noroccidentales. En estas regiones, existen por lo menos 27 tajones (12 anfibios y 15 reptiles), de los cuales 12 son endémicos y 3 considerados ‘vulnerables’. Muchas áreas regionales poseen una avifauna muy variada como consecuencia de su posición geográfica,  gradiente altitudinal y orientación de las cadenas montañosas. Se destacan, en primer plano, las aves de rapiña, incluyendo algunas especies amenazadas y de distribución localizada ej.: el águila real (Áquila chrysaetos) que aunque no nidifica desde décadas en estos locales, utiliza las sierras como su hábitat preferido; lo mismo podemos decir del águila perdiguera (Hieraaetus faciatus), del búho real (Bubo bubo), etc. En estas áreas, existe también una avifauna mediterránea y montañosa, ligada a peñascos y matorrales, con varias especies de distribución más o menos localizada en espacios naturales reservados (Parques Nacionales como el de Fuentes Carrionas), que acogen una de las poblaciones más típicamente eurosiberianas de toda la región y cornisa cantábricas, desde Galicia hasta el País Vasco, y desde el océano Cantábrico hasta el río Duero. Existe también una abundante avifauna acuática, ligada a los embalses con destaque para los 5 pantanos del norte de Palencia. Entre los mamíferos más emblemáticos sobresalen algunos carnívoros como el gato montés, la nutria, la marta, el lirón, el murciélago, etc, y los arriba citados: oso pardo, lobo ibérico, corzo, jabalí, etc. En algunas áreas de montaña se destacan grandes herbívoros como el caballo de la raza galaico-portuguesa (Equus cavallus), patrocinado por un programa de recuperación, y la cabra montesa (Capra pyrenaica), de cuya especie hay referencias históricas hasta 1892.
         Así podemos concluir diciendo que, en España, tanto la flora como la fauna, son muy diversificadas debido a varios factores como la variedad del relieve, numerosos microclimas y la propia latitud. Las diferentes regiones fitogeográficas presentan características individuales como resultado de la interacción de esos elementos ya mencionados (clima, suelo, relieve, etc). En toda la península Ibérica ocurre la predominancia del clima mediterráneo con períodos de sequía, escasa pluviosidad y gran amplitud térmica. Como consecuencia, la vegetación es esclerófila > se adapta muy bien a periodos estivales; de ahí sus hojas duras, pequeñas y perennes. La fauna sigue a par y paso la vegetación característica de cada microclima, sin olvidarnos que a lo largo de la historia se han introducido en España diversas especies foráneas por las más variadas motivaciones: ora por fines cinegéticos (caza) como el gamo en tiempos romanos, o el muflón en épocas actuales, ora porque simplemente se escaparon de las granjas o viviendas donde se alojaban; hoy están totalmente aclimatadas a nuestro territorio. Esta situación viene comprometiendo las especies autóctonas: pone en riesgo su equilibrio natural o destruye su hábitat climático y faunístico como ocurre con el cangrejo de río. Muchas especies autóctonas reducen sus poblaciones a costa de los recién llegados de fuera. Varios factores han contribuido para la extinción definitiva de muchas especies animales y vegetales en todo el mundo, entre los cuales están: las actividades agrícolas, la caza indiscriminada, el desarrollo industrial, la contaminación de campos y ríos, los cambios climáticos, la destrucción de hábitats naturales, etc. España cuenta con una lista enorme de animales extintos > animales que eran autóctonos de la península Ibérica, pero debido a las actividades humanas muchas de ellas han desaparecido o están amenazadas de extinción. Agentes público o privados, absolutamente irresponsables y criminosos, además del poco o ningún interés de las autoridades gubernamentales en resguardar aquellas especies, han contribuido para esta catástrofe ambiental en territorio español. Especies y subespecies vienen desapareciendo a lo largo de los siglos, mucho más en los siglos XIX y XX ej.: el bucardo, la cabra galaico-portuguesa, el ostrero unicolor, la foca monje, entre muchas otras. Una tragedia ambiental de graves consecuencias y horribles pesadillas para los ecologistas españoles, dedicados y amantes de su fauna…

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