sábado, 12 de maio de 2012

Prádanos de Ojeda _ Perímetro urbano

Prádanos de Ojeda - etimología de un nombre

       El topónimo Prád [+anos] de Oj [+eda] forma parte, en tamaño muy reducido, de la llamada toponimia palentina (España), derivando de un vocablo latino pratum > prado, pradera, pradería. Etimológicamente, pratum o 'prado' designa una tierra húmeda y de regadío, en la cual se deja crecer o se siembran  hierbas para el pasto del ganado. En general, son hierbas perennes de la familia de las rosáceas, con hojas de 6 a 8 decímetros de altura, hojas alternas y divididas en segmentos aovados, desiguales, blancos y tormentosos por el envés. Su terminal mayor está dividido en tres lóbulos, y las flores blancas o rosáceas aparecen en umbela. Se cultivan como plantas ornamentales y su raíz es tónica y febrífuga.
    Los prados  o 'campos', más o menos extensos, son cubiertos de plantas herbáceas que sirven de alimento para el ganado a través de pastos cultivados o de siega, o a veces por los dos métodos. La pradera designa un prado grande [dimensiones acentuadas], de alguna importancia económica por causa de las plantas forrajeras, apropiadas que son para todo tipo de rebaños (bovino, equino, ovino etc.). La pradería corresponde a un conjunto de prados > una serie de prados dentro de la altiplanicie palentina (en media 650 m) donde crecen diversas plantas de forraje, en general cereales (trigo, cebada, avena, centeno, sorgo etc.), destinados a alimentar el ganado, especialmente en la primavera. Sus terrenos planos de clima temperado ('mediterráneo'), desenvuelven formaciones vegetales herbáceas con predominio de gramíneas (trigo y cebada, por ejemplo) y otras especies que constituyen pastos naturales diversificados.
      Mi pueblo de origen, Prádanos [Prád + anos] es un topónimo compuesto pelo substantivo latino pratum (prado) y el sufijo - anos que indica procedencia, pertenencia o adscripción (> atribuir o hacer figurar algo/persona o cosa). El sufijo - anos agrega al substantivo una función o destino concreto. Así Prádanos sería un lugar donde primitivamente existieron prados/campos cubiertos de plantas herbáceas o forrajeras propias para el ganado, y que sobreviven en nuestro pueblo hasta los días actuales. Esta sería mi opinión  -y lo digo como hijo de Prádanos y geógrafo- en cuanto no veo una otra mejor y más convincente explicación.
      Nuestra comarca, La Ojeda, es una especie de tejadillo (balcón) desde el cual observamos las 'llanuras' de la Tierra de Campos [los llamados Campi Gothorum, de la época visigótica], adormecida en las faldas de los famosos Picos de Europa y Montes de Cantabria. El vocablo Ojeda deriva del verbo transitivo [radical] Ojear al cual se agregó el sufijo - eda, que forma sustantivos colectivos, provenientes de posibles accidentes geográficos, árboles, plantas etc. En general, designa el lugar en que abunda el contenido primitivo. El nombre colectivo del radical Oj [ear] y el sufijo + eda formó Ojeda y otros vocablos como ojeada, ojeador, ojeriza, ojeo, ojén etc. Así, La Ojeda designaría un lugar [o lugares] en que 'abunda' o es posible la mirada > pronta y ligera que se da a algo o hacia alguien.
      Este colectivo acoplado al topónimo Prádanos [y en él, a todos los pueblos de la comarca palentina con esa alcurnia], designaría una cierta y real facilidad con que podemos ver u observar las tierras a nuestra frente, dadas las posibilidades de contemplar con nuestros propios ojos grandes extensiones de tierra donde prosperan prados, olmos, nogales, vides, etc. de los cuales adquieren sus nombres propios: Prádanos de Ojeda, Olmos de Ojeda, Nogales de Ojeda, La Vid de Ojeda… Así, la Ojeda como sustantivo colectivo designaría un lugar o lugares bien situados para contemplar un paisaje o un acontecimiento. Sus mejores sinónimos en español serían: mirada [vistazo, ojeada]; miradero [lugar desde el cual se ve un amplio panorama]; mirador [una especie de balcón natural, valle, corredor o galería desde los cuales descubrimos grandes extensiones de tierra]. Sus equivalentes en portugués son mirante y belvedere. Palabras iguales y con idéntica formación a Ojeda serían olmeda [cuantidad de olmos], alameda [cuantidad de álamos], oleada [cuantidad de algo o alguien], entre muchos otros.
      Cuanto a la locución adjetiva Ojeda estaría encuadrada en la "cantidad de posibles miraderos” numéricamente posibles sobre el paisaje dadas sus circunstancias geográficas, pues las altiplanicies situadas a los pies del sector montañés palentino no dejan de ser oportunidades maravillosas de contemplar la extraordinaria Tierra de Campos y los ‘vergeles’ (huertos/as) hermosísimos a lo largo de sus ríos y valles sorprendentemente esplendorosos. En estos lugares, nuestra mirada o nuestros ojos se pierden en el horizonte castellano, principalmente cuando se trata de otear los valles locales [El Boedo, La Valdavia, La Ojeda etc].
      Por último, en mis pesquisas me confronté con una observación que me parece poco verosímil, pero no la descarto en hipótesis alguna: La Ojeda derivaría del románico Hoyeda > actual hoyada > cantidad de hoyos existentes en la comarca, o como los define el diccionario: un terreno bajo que no se descubre hasta estar cerca de él [tal  vez el sustantivo hoya > llano extenso rodeado de montañas, sería más apropiado y correcto]. En este caso, la palabra Ojeda designaría una cantidad de hoyos/hoyas, que no me parece ser el caso de La Ojeda, donde no vemos hoyos/hoyas entre 'poderosas' montañas, y sí valles extensos por donde corren riachos que recogen las aguas provenientes del derretimiento de las nieves 'eternas'(¿!?), a partir de los Montes Cantábricos y Picos de Europa. Como sus lechos y caudales son poco profundos, las tierras circunvecinas se explayan a lo largo de sus cuencas, en extensiones que más se parecen a llanuras o altiplanicies dentro de la propia meseta castellana. Los ‘hoyos/hoyas’ no corresponden exactamente a la realidad geográfica de la comarca actual [Boedo/Ojeda].

Prádanos de Ojeda - una ubicación vaccea

        El actual perímetro urbano de Prádanos de Ojeda es de relativa modernidad: data de la segunda mitad del siglo XVIII  cuando nuestro pueblo tentó reconstruirse, remodelar las calles y el casco de su población debido a una nueva finalidad operacional ante la construcción del Canal de Castilla y su importancia estratégica como portal económico de La Ojeda. La iglesia parroquial,  las dos ermitas (de la plaza y de san Jorde > a camino de Villabermudo) y las piedras de la Fuente de Palacios (posibles resquicios de un monasterio) son monumentos del Medievo. Ya el perímetro solariego de nuestro pueblo es de épocas prerromanas, de origen vacceo (> um pueblo celtíbero que ocupó toda la cuenca del Duero y sus afluentes – entre ellos, nuestro rio provincial, el Pisuerga y tributarios, alimentados por arroyos y manantiales). Con dimensiones extraordinarias [más de 100 mil/km², la mayor de la península Ibérica, y en aquel tiempo remoto con una población estimada em 01 millón de habitantes], la cuenca del Duero englobaba las provincias de León, Zamora, Salamanca, Valladolid, Palencia, Burgos, Segovia, Ávila y Soria (unas totalmente; otras en parte).      
  Los pueblos celtíberos resultaron de una mezcla étnica o racial de ‘iberos’ (> provenientes del norte africano) y ‘celtas’ (> venidos del centro europeo de Hallstatt, Austria). En sus andanzas ocuparon todas las altiplanicies de Castilla La Vieja hasta la barrera geográfica impuesta por la montaña cantábrica al norte de la meseta castellana. Exactamente hasta Carrión de los Condes y pueblos circunvecinos – entre ellos, Prádanos de Ojeda, localizados en el centro-norte de la provincia de Palencia. Históricamente, los vacceos son considerados el primer pueblo celta con presencia estable (seminómade) en la Meseta Norte de España, documentada a partir del siglo III aC. Sin duda, estos pueblos son los antepasados más remotos de Prádanos de Ojeda y adyacencias.
Los vacceos habitaron toda la provincia de Palencia y, por consiguiente, nuestro perímetro solariego se desenvolvió con base en la civilización vaccea. El historiador greco-macedonio Polibio, en su obra Historia, los describe de esta manera: es una gente supersticiosa y ‘salvaje’; económicamente atrasada, guerrera y luchadora, emotiva, arrogante y vanidosa que encuentra placer en bebidas, fiestas y canciones. Otros escritores clásicos resaltan algunas de sus virtudes, principalmente el coraje y su valentía, pero les consideran culturalmente pueblos ‘bárbaros’. En realidad, no había mucha diferencia entre griegos, romanos, germánicos y celtíberos. Sus territorios estaban divididos en pagi (> distritos, origen de nuestros pueblos/villas), y eran gobernados por familias o clanes subalternos. Abajo del jefe, la clase más importante era la aristocracia guerrera. Los banquetes y la guerra marcaban sus actividades tribales: los banquetes, principalmente, porque mostraban la riqueza; en ellos se distribuían joyas, armas y ganado, pero también era el momento oportuno de dimensionar las ‘obligaciones’ para con el jefe supremo del clan.  Estos banquetes darían origen a los famosos torneos caballerescos de la Edad Media.
        Entre tanto la clase más vasta de la sociedad vaccea era el campesinato (> trabajador agrícola o labriego) que sembraba cereales y vivía en total dependencia de la aristocracia guerrera. Era el precio que debía pagar ante los infortunios de las cosechas o desastres naturales. Los vacceos poseían esclavos, y sus mujeres gozaban de grande prestigio, incluso podían ser gobernantes. El  ‘típico’ jefe vacceo habitaba uma ‘fortificación sobre una colina’ o cuesta de media montaña (¿seria el caso de Prádanos de Ojeda?), a veces sirviendo de refugio en tiempos de guerra, o accesible como centro religioso en tiempos de paz. La defensa se hacía a través de un murus gallicum, o sea, una empalizada de maderas amarradas y varias trincheras un tanto inaccesibles frente a una pared vertical de piedra.
Em general, la fortificación era la ‘capital’ del territorio donde se incluían innúmeras aldeas dependientes. En este caso concreto y específico, la capital regional fue la actual y principal ciudad de la provincia, Palencia. Estos ‘fuertes’ avanzaron em direcciones distintas: algunos se transformaron em oppida (> lugares más apropiados y mayores por causa del comercio de grande distancia, de los impuestos cobrados y de la producción de abundantes cosechas). Durante muchos años, Prádanos de Ojeda fue una especie de almacén de toda La Ojeda: tiempos de prosperidad y visibilidad histórica cuando llegó a casi 2 mil/habitantes (comienzos del siglo XIX). En esta época, Prádanos competía con los mayores pueblos/ciudades de la provincia norte-palentina, como Cervera, Saldaña, Carrión de los Condes, Aguilar de Campoó y Herrera de Pisuerga. Una señal clara y evidente de que existía una autoridad fuerte y centralizadora en la comarca Boedo/Ojeda.
           Entre los vacceos no había diferencias entre ricos y pobres: sus aldeas eran construidas sin murallas y sus edificaciones/casas eran ‘permanentes’ (¿!?). Dormían em camas de paja o de hojarascas, y se alimentaban de carne de caza. Se ocupaban de dos cosas apenas: de la agricultura y de la guerra. En general, ricos y pobres vivían de la misma manera. Sus mejores y más ricas ‘propiedades’ eran: los metales (para confección de armas) y el ganado, que podía ser fácilmente transportado en sus desalojamientos y correrías en cuanto esperaban el fruto y la razón de sus tierras. Mudaban de residencia a su talante pero continuaban sedentarios a lo largo de ríos, regatos y manantiales ej.: históricamente, Prádanos de Ojeda ‘cultivó’ tres fuentes maravillosas – Palacios, Arrabal e El hontanón, origen de los tres arroyos que irrigan sus mejores tierras tipo mesopotámicas. 
         Observación: en mis vacaciones (2012), visité la fuente de El Hontanón (> 'un manantial' muy especial). Y cual no fue mi decepción delente del actual panorama de esta fontana pradanense: !estaba completamente seca! Casi lloré de pena. Una fuente divina, paradisiaca, celestial, etc, no tenía una gota de agua. ?Por que  aconteció este desastre natural, este crimen ambiental? No existen palabras para describir mi decepción.

 

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