quinta-feira, 31 de maio de 2012

D. Gonçal’Eanes de Aguilar – un trovador (3)



Además de ser un ricohombre a servicio de quatro reyes [Fernando III, Alfonso X, Sancho IV y Alfonso XI], D. Gonçal’Eanes de Aguilar fue también un poeta preciosista y trovadoresco que se destacó en el cancionero medieval de la época tanto por sus cantigas de amigo y cantigas de amor como por cantigas llamadas de escarnio o maldecir. En sus composiciones, nuestro ancestral cumple las normas rígidas de hacer trovas, un género literario poético surgido en la Edad Media (siglos XII/XIV), como producción de trovadores hidalgos, de cuño popular y versos cortos (redondillas) > las cantigas galaico-portuguesas. Estas obras poéticas son hechas generalmente para ser musicadas, tocadas y danzadas. La própia palabra ‘cantiga’ exige una poesía que debe ser cantada y oida. En la Provenza [ > antigua provincia de Francia, donde se dice que nació la trova o trovo] la conocían por cansó, en cuanto en la península Ibérica recibió el nombre de cantigas. Las trovas y cantigas de nuestro ancestral fueron documentadas en cancioneros (> colección de composiciones en verso) galaico-portugueses y castellanos tardo-medievales ej.: el Cancionero de Ajuda (1280), de autor desconocido; el Cancionero General (1449), de García Resende… Estas composiciones aparecieron al lado de villancicos y cantigas de vilanos (de origen no hidalgo), aunque también compuestas por nobles linajudos visto que la escrita era prerrogativa casi exclusiva de ricoshombres. El trovador es un poeta generalmente noble que compone sin preocupaciones financieras; ya el menestrel y el juglar, al contrario, son poetas de condición social inferior y, por eso, recorren castillo atrás castillo en busca del sustento diario. La alta nobleza cantaba poesías escritas por trovadores y las harmonizaba com música: la cantora podía ser también una doncella que cantaba, tocaba y  danzaba al mismo tiempo, en cuanto se hacía acompañar por el toque de castañuelas o pandero.
             Esta cultura trovadoresca reflete el panorama histórico de la época, las cruzadas religiosas y la lucha contra los moros, el feudalismo y el poder de la iglesia. Las cantigas son hechas para ser cantadas con instrumentos de cuerdas (lira) y soplo por poetas o músicos (trovadores, menestreles, juglares etc). El trovadorismo de nuestro ancestral coleciona los tres tipos de cantigas arriba enumeradas. En sus cantigas de amigo, Gonçal’Eanes de Aguilar utiliza el yo lírico femenino; en las cantigas de amor usa el yo masculino; y en las cantigas de escarnio usa la sátira y el escarnio como burla mordaz o manera de afrentar al rey y a otros nobles de su estirpe. Por causa de estas cantigas, D. Gonçal’Eanes fue apellidado por Alfonso X como ‘El hombre de las dos Espadas’ (>  el amor y el escarnio?). Pedro Ferreira decía que la cantiga/trova es una obra vocal desdobrada en palabras (versos) y sonidos (música); ya el asunto puede ser profano o religioso. Actualmente, se conocen unas 500 cantigas de amigo, en un total de 1680  textos compuestos entre finales del siglo XII y mediados del siglo XIV.  Infelizmente, grande parte de esa producción medieval se perdió. Apenas sobrevivieron los códices de las Cantigas de Santa María (alfonsianas) y el Cancionero de Ajuda (siglo XIII) que contienen cantigas de amor. En el Pergamino Vindel (1276/1300) aparecen seis cantigas de amigo, de Martín Codax – no se sabe si fue gallego de Vigo o lusitano... Las cantigas trovadorescas  - que nada tienen de poemas rudimentales, y mucho menos ‘populares’ – existieron de forma oral y presentan un cuadro moralizante de la hispanidad [castellano-portuguesa], retratando sus aspectos históricos y morales. Igualmente, definen los diversos factores sociales que la mostraban en su realidad concreta, y de la cual se tornaron una expresión consciente y moralizadora. En verdad, estas canciones líricas ‘populares’ manifestaban la crise social de aquel tiempo; de ahí el nombre que ellas recibían de acuerdo con su contenido > pastorelas, baladas, barcarolas, alboradas, de romería, serranas y cantares de amigo, de amor, de escarnio, de maldecir etc.
           La característica principal de las cantigas de amigo es el sentido femenino evidenciado en sus versos compuestos por hombres, en general nobles hidalgos. En sus letras, la voz de la mujer expresa el sufrimiento por estar separada del amigo (amante o enamorado). En cada verso, la mujer vive angustiada por no saber si el ‘amigo’ volverá o no otra vez, o simplemente la trocará por otra dama/doncella.  En las cantigas de amigo, el horizonte temático está en la zona campestre, y no en la corte como ocurre en las cantigas de amor. En aquellas, la mujer siempre es retratada como una pastora o campesina. Las cantigas de amigo aparecen en la península Ibérica y son, cronologicamente, anteriores a las cantigas de amor, aunque no tengan sido registradas hasta la entrada de las cantigas provenzales, y cuando ya existía un desarrollo mayor del arte poético. La cantiga galaico-portuguesa utiliza mucho el paralelismo y el refrán (o estribillo) que se repite al final de cada estrofa. Y al contrario de la cantiga de amor que trata de sentimientos irrealizables no plano físico, las cantigas de amigo mostran la dimensión física de las relaciones amorosas. En éllas, se hace referencia a la nostalgia (o 'saudade'/añoranza) del amigo que está ausente. Y es una poesía que no tiene nada de ingénua o de inocente como insinuan algunos estudiosos (as). Las mujeres medievales son ‘retratadas’ a través de los ojos de hombres carnales. Curiosamente, esta visión tuvo su origen en la poesía lírica de Andalucía, justamente donde nuestro ancestral fijó residencia. Estudiosos del trovadorismo medieval resaltan una cosa interesante: las cantigas galaico-portuguesas (y castellanas) son marcadas, sobre todo las cantigas de amigo, por la voz femenina que traduce el amor ausente, o  la vuelta del amigo personificado en las relaciones familiares (madres, hermanas, consejeras y amigas confidentes), en general impreganadas de sentimientos duraderos y que la distancia y el tiempo no consiguieron apagar.
A su vez, las cantigas de amor están más realacionadas a la exaltación del amor infeliz entre el hombre que manifiesta un querer represado y la mujer (dama) que no corresponde a ese deseo tan persistente. Al tema se une la vida erótico-sentimental que lleva consigo la separación nostálgica, el regreso tardío y el encuentro  amoroso (> muy comunes en los cantares d’amigo galaico-portugueses). En realidad, el culto al amor tuvo origen en las canciones de trovadores provenzales y por veces se manifiesta en cualquier otro ‘amor’ o en cantigas de loor a la Virgen María y a los santos más populares. O también en el amor cortés de un caballero a través de metáforas del ambiente feudal palaciano y sus protagonistas. El caballero medieval jura permanente servicio (amor)  a la dama en nombre de la valentía, del coraje y del noble y sublimado amor que nutre por ella. Y aunque la dama (‘mía señor’) era figura dominante en el drama amoroso medieval, la mujer se obrigaba por pura convención de la época a ser condescendiente a las solicitaciones caballerescas. Si no respondiese a los gestos del caballero andante era considerada cruel y sin corazón. Sin embargo, casi siempre las damas eran inatingibles debido a la alta posición social o a la distancia física, como vemos en los filmes históricos. Paradojalmente, es la distancia física de la mujer amada que valoriza el sufrimiento de los amantes.
          Las cantigas de amor muestran esa tensión dramática, visto que los amantes duelan contra el deseo de satisfacción inmediata, pero tienen cosciencia de los valores morales y restricciones sociales externas. Por eso, muchas veces el trovador oscila entre las ambiciones personales y las restricciones sociales y religiosas. Georges Duby tiene una frase incisiva: los hombres que empuñaban la espada, la espada de la justicia, se sentían los representantes de Dios, escogidos para mantener y hacer respeitar  las ordenaciones  divinas en la tierra. Y más aún: el siglo XII particularmente se caracteriza  por transformaciones que influenciaron el comportamiento del hombre/mujer medieval. Através de la religión y de la sexualidad, hombres y mujeres, buscan, implícita o explícitamente, la universal presencia de Dios y mayor control de sus cuerpos.
En las cantigas de escarnio o maldecir, el autor lleva en consideración el sistema feudal reinante a finales del siglo XII, cuando el código poético del fin’amor se adapta al contexto presente en los reinos de Portugal, León y Castilla. Aquí, la palabra tiene una función transformadora debido a licencia poética y al recurso frecuente a los linajes de sus personajes y tituales históricos. En el siglo XII vemos reyes de Portugal, León y Castilla utilizando el gallego como lengua materna, un idioma aún en formación pero que fue  utilizado por todas las clases sociales y, antes de todo, plasmó los textos de aquel tiempo (cartas, composiciones literárias, documentos etc). Su forma ideal fue el núcleo principal del lirismo peninsular por dos siglos, como leí en un escrito on-line, desembocando en la literatura dicha trovadoresca. En realidad, las tradiciones galaico-portuguesas, en aquel momento histórico, transformaron la trova o canción lírica en cantiga de amor, particularmente austera y abstracta, y el llamado sirvientés provenzal en la cantiga de escarnio o maldecir, una composición desenfadada, intranscendente y por veces agresiva. Estas cantigas son poemas satíricos o burlescos que tratan de ridicularizar a personas, personajes de convivio, costumbres e instituciones serias como la iglesia y la realeza/nobleza.
           Las cantigas de escarnio utilizan el doble juego de palabras o sentido metafórico, el recurso a la aequivocatio o palabras ‘cubertas’ (> que  tapan o resguardan algo), mientras que las cantigas de maldecir utilizan un lenguaje directo, sin rodeos, más hiriente, incluso por veces grosero y obsceno, generalmente alusivo a hechos desconfortantes para cualquier tipo de persona ej.: reyes, caballeros, damas etc. Aunque su forma sea lírica, existe la posibilidad de encontrar una parte en prosa como síntesis del asunto a ser narrado, para luego después colocar otra parte lírica donde la cantiga/trova relata las maledicencias  que, ordinariamente, denuncian irregularidades en la vida familiar y doméstica, señalando y apuntando licenciosidades, registradas a veces de modo grosero y repulsivo. Las cantigas de escarnio, aunque menos impiedosas, protestan contra los desregramientos de los individuos o de la sociedad como un todo. De este modo, ellas se constituyen en un instrumento  crítico o simples repertorio picante  de las costumbres del momento. D. Gonçal’Eanes de Aguilar supo manejar este tipo de lirismo en una época de guerra y entrechoque de ideas, cuando la Edad Media estaba en su auge. Y más: con su literatura contribuyó para la formación de nuestro idoma nacional.

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